jueves, 5 de julio de 2012

NUBES BLANCAS


Abre la ventana y respira. Abre la puerta y sonríe. Abre tu corazón y deja que pasen por él mi palabra y sus consejos. Vuelve a descolgar el teléfono y llama a aquella persona que hace tanto tiempo que no escuchas. Es muy probable que te sorprendas, muy fácil que la alegría que le provoques seas un primer paso. A menudo dejamos colgados en nuestros recuerdos, etapas del pasado que se nos cuelgan como losas increíbles, pesadas que nos condenan a caminar lentos... 

¿Cuántas veces no has mirado hacia atrás para intentar seguir hacia adelante?

Y sin embargo, el día que abres la ventana y respiras, que abres las puerta y sonríes, que miras al cielo y te dejas empujar por ese estómago que se aprieta cargado de nervios adolescentes, ese día, el alma se hincha como un globo y echa a volar... Nos hace falta mirar más hacia arriba y no sentir que nos vamos hacia abajo. Necesitamos mirar hacia adelante, sin olvidar el ayer, pero sin condenar el mañana. Nos hace vivir el hoy, que tiene sol y que nada nos duele. Y cuando hay dolor, cuando las nubes lo alborotan todo y nos obligan a dejar caer la mirada contra el suelo, cuando se pierde la memoria de la sonrisa, cuando ya no hacen eco los buenos momentos del pasado, entonces hay que mirar alrededor y sentir que alguien nos podrá sacar de ese atolladero.

Nunca creas que tu pena es la mas grande. Déjate si acaso contagiar por pequeñas sonrisas. Nunca pienses que tu dolor es el más bárbaro, cámbialo por una caricia y un recuerdo especial. Vuelve a cuando fuiste feliz. Piensa quien caminaba contigo y recupera su complicidad. Vuelve a soñar, porque tienes todo el derecho a ser libre y a que la alegría sueñe contigo. Que te cundan la esperanza y la ilusión, que te venza la emoción, que te gane la partida las ganas de vivir y que nunca más mires al suelo.

Ese cielo azul está lleno de nubes blancas y esponjosas, de anhelos y de deseos. De sueños, de voluntades, de cariños, de grandes momentos... Y lo que es mejor, aún están por descubrir, aún están por vivir... Por eso, si te sientes triste, si piensas que perdiste el norte, si crees que aquellos a quienes tanto quisiste ya no te acompañan, abre la ventana y respira. Abre la puerta y sonríe, abre los brazos y acoge. Descuelga el teléfono y llama...

El cielo azul, está lleno de sueños y de futuro, de tu futuro, que viene con un viento que sopla más fuerte que nunca...

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