Guardo de mi niñez un sinfín de recuerdos bellos en una vieja caja de galletas. Algunas fotografías que se hicieron amarillas por el paso del tiempo, alguna hoja arrancada del corazón con su gusanillo enamorado a cuestas y tres o cuatro flores secas. Cuando pienso en el ayer, me vienen a la memoria recuerdos de aquellas carreras infantiles por la calle, de las caídas tontas en mitad del cemento, de las temblorosas rodillas que rozadas empezaban a escocer cuando la sangre salía por ellas... Ahora sangra el alma. La memoria se quedó escondida en su caja de galletas y al hacerme mayor, fui encontrando por el camino mil y una cosas que debería de haber escrito en una hoja arrancada y guardado junto con todas las cosas que guardo de mi infancia dorada...
Me pasó de todo en el camino. Absolutamente de todo. Desde que te marcharas y que llegaran otras personas nuevas, desde que me enamorase del aire con que comenzó aquel día o llorase bajo el manto de estrellas que se nos cayeron desde el cielo... Como no tuve cerca las hojas, mi memoria recortó cada momento y los apuntó a fuego en mi corazón. Son mis vivencias, mis experiencias, mis días y mis noches, que se van fugando como un amor que no se debe conocer y se oculta en las sombras de la madrugada... Mis vivencias me enseñaron a caminar, sin buscar a menudo el reposo y pensando siempre en el siguiente paso que doy para caminar... Me hice mayor. Lo sé. Me hice mayor a fuerza de abrir cada vez menos aquella caja de galletas y de empezar a echar en falta las cosas que me hacían disfrutar cuando era pequeño...
Vuelvo a recordar el correteo por la calle. La torpeza de la carrera y caer al suelo. Recuerdo no llorar porque había mucha gente alrededor. Y en el derredor, me falta tu mirada, comprensiva siempre, paciente, esperando mi lágrima para venir a enjugarla...
Mis recuerdos surgen del alma pura. Mis recuerdos vienen en barquitos de papel que no se deshacen sobre las olas del mar de tu memoria. Mis recuerdos son nubes que van bailando cielo allá y que desaparecen en el horizonte de mi mañana... ¿Y tus recuerdos? ¿Dónde quedaron tus recuerdos? Ve a buscarlos. Camina sobre los pasos frágiles que la memoria grabó sobre la arena y regresa a ti, antes de que el agua haga desaparecer por siempre aquel ayer que siempre fue tan feliz... Vuelve a la felicidad de entonces, vuelve a corretear entre las calles de tu niñez y sueña... Vuelve a soñar tejiendo tus recuerdos y vuelve a abrir la caja de galletas donde duerme tu memoria. Allí, junto a las fotos y las notas arrancadas, hay parte también de tu alma. Y tu alma quiere que abras la caja para echar a volar, contigo, por el horizonte donde se pierden las nubes blancas de tus recuerdos...
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