jueves, 30 de octubre de 2008

EN EL LÍMITE. CAMINOS DE LA DECEPCIÓN.



Huma Rojo (Marisa Paredes en "Todo sobre mi madre") le había copiado la frase a una actriz de clásicos en blanco y negro, creo que era Bette Davis: "Por alguna extraña razón siempre me ha gustado confiar en la buena voluntad de los extraños...". A mí me pasa algo igual, tiendo a confiar brutalmente en aquellas personas que de repente aparecen en mi vida y de manera, no sé si mucho más sensata, en aquellos con los que vengo compartiendo la vida desde hace años... Sea como sea, y muy probablemente porque el cielo está gris (oscuro) y todo tiene un aspecto tan frío como cenizo, me he levantado con la sensación de tristeza que me provocan las decepciones de aquellos que se mueven en tu entorno y que, afortunadamente, te suponen o te supondrán... No hablo de la gente del pasado porque ésta, por lo general se fue para siempre sin llegar a morir...

Soy un tío afortunado. Tengo una cantidad ingente de gente a mi alrededor que me niegan la posibilidad de decir aquello que cuento con los dedos de una mano quiénes son mis verdaderos amigos... No es mi caso. Tengo muchos afortunadamente y lo sabéis (y me lo demostráis). Amigos que rara vez me decepcionan, que me demuestran un cariño similar al que yo os tengo, que están siempre, que mandan de vez en cuando un sms poniendo tan sólo "¿y?", "¿bien?", "¿cómo vas...?",... Cualquiera de esos mensajes que me dan la vida...

Luego están los que me han preocupado. Los de la decepción, los que se mecen en el límite del recuerdo y del presente. Los que he intentado mantener a mi lado, abrirles las puertas de mi vida y mi amistad, y sientes como la han bordeado, sin entender muy bien los propósitos o los miedos, o las faltas de empatía, o sabe Dios qué... Como Huma Rojo siempre he confíado en la voluntad de los extraños, pero me he dado de la manera más generosa que conozco a todos aquellos que han llamado a la puerta de mi amistad,... Por eso, cuando alguno me decepciona, un hondo dolor me cubre al principio hasta que lo abandono en el límite de los caminos de la decepción,... Tengo menos casos que de amigos. Ya dije que soy un tipo afortunado. Pero lo cierto es que, en esta mañana gris, me he levantado con la sensación de pensar "por qué"... Y no siempre uno encuentra respuestas para todo... Intento ser gente de mi gente. Intento seguir siempre sumando gente, pero hay algunas personas, muy pocas, por más que lo intento, que deciden quedarse a una prudencial distancia que jamás comprenderé cuando mis intentos son dejar las puertas abiertas... No sé si deberían preocuparme (seguramente si hubiera amanecido con sol ni lo habría pensado...), pero si no pienso en ellos, que tampoco son tantos, conocidos de mi vida, seguramente los acabaré dejando en el pasado gris oscuro de mi vida... Y hay días que me levanto y no entiendo por qué... Quizá porque no ha salido el sol. Quizá, porque lamento no saber acercarme a ellos. Quizá, porque me siento defraudado, en el límite... Caminos de la decepción. Quizá si hubiera salido el sol...

miércoles, 29 de octubre de 2008

SENTIDO DEL HUMOR



Hay que felicitar a quién se lo merece: Carlos, te lo has currado macho! Con lo difícil que se hace algunos días sonreír, lo tuyo no tiene nombre... Jejejeje!!! Algunos han aprovechado la presentación del programa para presentar otros empleos futuros... ¡¡¡Para no perdérselo, vamos!!!!

Transcribo por su interés general el mensaje enviado ayer por D. Carlos Alarcón: "Que sepas que desde ya estas en mi fondo de escritorio y en breve en el de muchas amas de casa de este pais.He querido conservar el espíritu cutrón de aquellas portadas de antaño.No la he subido al tuenti, trankilo"...

Espero que sea verdad que me tienes en tu escritorio...

martes, 28 de octubre de 2008

NIÑO CON ZAPATOS NUEVOS



Vengo cada día a este rincón y siempre con la única voluntad de ir contándoos como va... Hoy va mejor, y eso que últimamente va muy bien, pero es que el proyecto que me ha tenido ocupado desde julio, el regreso a la tele con mi "Tot és Festa" es ya casi una realidad...


Esta mañana, la prensa anunciaba la vuelta del programa a Levante TV, acompañando la noticia con una foto que ha dado mucho margen para todo tipo de mensajes en el móvil, de llamadas y de correos electrónicos... Un día Leo me dijo que no era consciente del tirón que tienen muchas de las iniciativas que emprendo (ya os hablaré un día de mi amigo Leo, del que envidio su capacidad de resolución y confianza en sí mismo y en mí), pero hoy, al ir descolgando el teléfono - que se me ha quedado sin batería - y de ir hablando, he ido reconociendo la nómina de amigos y amigas que estáis tan pendientes de mí y tan contentos como yo de que el estómago vuelva a ser un nido de nervios que me carcome cada segundo de los últimos días.


Vuelvo con ganas. Con unas ganas terribles, pero lo que es mejor (¡y cómo me ha hecho recordar el viaje a la India!) saber que vuelvo con vosotros detrás por si me caigo... ¡Eso es tan cómodo!




Sabéis los que me conocéis lo importante que es para mí mi profesión, el cariño con que me vuelco en cada proyecto y cómo los disfruto si me puedo desarrollar con la gente que trabaja a mi alrededor... Aquí, en este proyecto, tengo un equipazo que funciona a mil por hora, con el que he congeniado mucho y con el que tengo por delante un futuro de nervios y quién sabe si de buena suerte. Sea como sea, me siento tremendamente afortunado por contar con ellos y con ellas, me alegra pensar que tendremos "tirón" personal y tengo tantas ganas de volcarme con esto... Gracias en definitiva por soportarme una vez más, por vuestras llamadas y mensajes para comentar la foto del periódico, por hacerme sentir vivo y tan bien acompañado... Gracias, una vez más, por estar ahí. (Me comen los nervios... Ufff! Subidón. Ganas. Ilusión... Y encima con vosotros. Thanks for all!).

LUIS Y GUEGUEL

A Luis le gustan poco las fotos, creo. Así que, después de pedirle permiso, les hago hueco a él y a Gueguel en este blog de amigos... Ellos lo son. A Gueguel la conocí durante uno de los años más importantes de su vida, aunque creo que los dos somos conscientes que nos hemos hecho amigos después. Y nos hemos hecho amigos por su simpatía, por su alegría y por tantas fiestas juntos. Luis estaba con ella en aquel año, pero no le conocimos, ni le vimos, porque él, que también sonríe siempre, es extremadamente discreto. Son una pareja encantadora y, ya lo dije, muy sonriente. Lo cual me parece la mejor filosofía de vida: portar por bandera una sonrisa...



Creo que nunca he visto a Gueguel sin sonreír. Y sólo una vez cansada: en Alicante. El resto del tiempo ha sido y es un torbellino de fuerza en un cuerpo con aspecto de señorita frágil. Pero Gueguel es un tesoro por descubrir. Yo creo que la descubrí en un concierto de Fito y los Fitipaldi. Creo que también a Luis. Fue el inicio, como en Casablanca, de una bonita amistad...



Y desde entonces hemos compartido muchas cosas: Héroes, Gloria Stefan, el pasado Premio MotoGP y los cienmil planes que tenemos por delante... La otra noche acabamos haciendo fotos con mi móvil... Fue una noche redonda. Divertida. Nada planteada. Las cosas, muchas veces, cuando no se preparan, surgen. Y surgen más claramente si la gente que ha de participar de ellas, lo hace sin plantearse nada más que vivir con una sonrisa en la cara... Eso creo que es lo que nos une: nuestra capacidad de sonreír. Y eso es algo muy grande. Seguramente, si alguien me preguntara porque Gueguel, Luis y yo somos amigos, lo tendría muy claro: porque sonreímos juntos.



Me encanta sonreír con vosotros. Y viajar. Y hablar. Y salir de fiesta. O quedarnos a cerrar el Cyrano. Las hamburguesas del Kentucky saben mejor si cenamos juntos. Las gambas del Desafío. Las horas de conversación... Espero que podamos tener muchas más risas juntos... Siempre es un placer. Un abrazo.

viernes, 24 de octubre de 2008

SOBRE EL LIENZO



El pintor tomó su pincel. Y su lienzo blanco. Llovía afuera. De ahí la imaginación de una calle húmeda y encharcada. Recordó como aquella joven, había entrado en la cafetería. Sola. Se encaminó a la barra, pidió un capuccino y se sentó al borde del bar mismo. Fue un momento mágico. El cielo nublado, se abrió tímidamente y dejó, entre las nubes que lo ocupaban todo, entrar un poco de luz. Ni tan siquiera un rayo. La blancura rebotó en el cemento de la calle e invadió, a través de los cristales, sobre la joven. Sacó un papel de su bolso, un fajo de papeles. Y un boli que posó sobre la mesa. Junto a la taza del caliente capuccino. De vez en cuando, la joven miraba a través del cristal. Sus ojos, marrones, tenían un brillo especial. Vibraban. Tomó el boli y empezó a apuntar algunas palabras sueltas, primero. Luego, un buen párrafo. Al rato, una carta entera. Y de vez en cuando la muchacha, mordía la tapa azul de aquel bolígrafo y volvía a mirar por la ventana como los coches rebotaban el agua del asfalto sobre las aceras, sobre la que discurrían los peatones bajo sus paraguas. Caía tímidamente el agua, en muy poca cantidad.
El pintor grabó en su retina la bella imagen de aquel momento. Encontró en su memoria la misma expresión dulce en el rostro de la chica. Sintió el tacto leve y volátil del fular que enroscaba en su cuello. Y recordó la soberbia elegancia con que sus manos sujetaban los papeles mientras el capuccino se enfríaba. Pegó una pincelada azul, al tiempo una en blanco y unas cuantas más oscuras. Tomó el marrón, para las paredes y la piel de la muchacha. Luego el negro. Perfiló. Y poco a poco, apareció sobre la tela blanca el recuerdo del que había sido testigo por la tarde, cuando aquella muchacha escribía mientras el sol regresaba a su vida... La joven se levantó. Apuró su bebida. Se puso la chaqueta, dejó el paraguas olvidado junto a la silla, tomó el bolso, y se marchó con en contundente taconeo de sus botas... Él quiso levantarse y decirle: "Hey, te dejas tu paraguas...", pero no pudo. Se había quedado bloqueado en la silla... Al rato se levantó, apuró su café con leche y salió a la calle, donde seguía lloviendo. Poco después había comprado un lienzo nuevo...

jueves, 23 de octubre de 2008

VAMOS 5.000 ... ¡Y SIGO!



Digo "vamos" y no "somos", porque este blog es un camino (más largo de lo que yo me esperaba...). Pero un camino fantástico en el que me he encontrado con vosotros, en el que hemos paseado juntos y hemos vivido muchas cosas juntos. No nació por esto. Mentiría si os dijera que el blog apareció para unirme más a vosotros - tan unido como me he sentido siempre-. El blog nació en silencio y de noche, no sé para qué, tal vez por curiosidad, como vía de escape, como diario al mundo,... ¡No lo sé! Pero nunca imaginé que acabaría siendo la herramienta diaria de conexión con todos y cada uno de vosotros... Lo he dicho en repetidas ocasiones, celebrando otros millares de entradas. Esta la celebramos por lo redondo de la cifra, pero a la marcha que vamos (y digo bien, vamos) no voy por el momento a seguir destacando el contador, que cada día se mueve más veloz. Como mi mundo...
Estoy muy contento de veros por aquí cada día. De haberos recuperado y retomado recovecos de mi propia vida. Este blog es mi vida (lo es). No sé si os vale, como a mí, para reconocerme, o conocer cosas que hasta el momento no habiáis descubierto. Yo me he sorprendido, mucho. Y sigo haciéndolo cada vez que me habláis del blog.
Cinco mil entradas son muchas. Impensables. GRACIAS por hacer esta página tan importante en mi vida, porque vosotros sois protagonistas y artífices de que, como dice Kone, juntos, sigamos en la búsqueda de las hojas perdidas de Bronchud...

Vamos 5.000 y sigo...

1) Sigo descubriendo quiénes viajáis en mi vida: a valorar mucho más a mis amigas y amigos... ¡Tengo muchos, de los buenos! De verdad... Estoy asustado porque, por lo general, a la gente le gusta decir que tiene muchos conocidos pero amigos, tres o cuatro. Yo tengo muchos, importantísimos, buena gente, amigos del alma... No pongo nombres porque se me perderían decenas y no me lo podría perdonar. Pero, ¡qué afortunado soy! Es como si alguien me hubiera puesto en la tierra con la única meta de agrupar buena gente, porque si no, no entiendo que yo pueda tener tantos... ¡Y menuda riqueza!

2) Sigo teniendo la necesidad de contar. De contar como nunca antes había ni siquiera hablado. Estoy tan satisfecho de veros sentir conmigo, que me siento obligado a sentir yo mismo para seguir compartiendo. Gracias por hacer que me apetezca teclear unas letras más...

3) Sigo echando en falta que escribáis vuestros comentarios: que venzáis vuestra vergüenza, timidez acaso, y os hagáis cómplices por completo de mis páginas perdidas... Sé que entra gente que ni siquiera conozco, otros que ni me lo imaginaría, otros que no lo pienso,... Dejad vuestra voz en estas hojas perdidas que vuelan con el viento, y con ellas volamos todos...

4) Sigo queriéndoos... Y seguiré toda la vida. Gracias por haberos puesto a buscar las hojas perdidas de Bronchud conmigo. Gracias por llevarme de la mano en la vida. Sois lo mejor que tengo.

miércoles, 22 de octubre de 2008

TODO UN DESCUBRIMIENTO: CORA YACOVIELLO

SOL DE LLUVIA



Somos sol de lluvia, aunque sólo nos quedemos con un cielo gris;
oscuro y nuestro, muerto y abatido sobre los lomos de nuestra tristeza...
Somos agua que brota del cielo, alegría de un rato, melancolía,
aroma de tierra batida...
Somos consuelo en mitad de la noche,
despiertos, hora tras hora, a la espera del sueño,
insomnio de un otoño que huele a pasado y a futuro...
Somos gotas de agua en el suelo, humedad del alma,
goteras del corazón y lluvia incesante que muere al caer la tarde...

LA BARCA DE NATHAN



Nathan vivía en su pequeña isla. Una isla casi salvaje, de verdes y tupidas vegetaciones, extensas playas y un mar tan paradísiaco o más que aquel lejano islote abandonado de la fortuna de Dios. Nathan se levantaba temprano, veía amanecer, salir el sol por detrás de los riscos afilados que apuntaban al cielo. Primero todo cubierto de un violeta triste, al rato un naranja fuerte y sano, luego un azul, cada vez más intenso y roto tan sólo por algunas nubes blancas que volaban velozmente de un lado a otro de aquella inmensidad. Todo era placentero, abrumadoramente placentero. La quietud, la paz, un sosiego equilibrado y continuo acompañaban al pequeño pescador cada uno de los días de su vida. Los días de tormenta eran los menos, eran duros, agresivos, fuertes... Pero al tiempo, pasadas las lluvias, de nuevo la calma reinaba en los días y la noche de Nathan... Una madrugada, un golpe le despertó. Cogió la antorcha que se erguía cerca de su cabaña y anduvo oteando alrededor, buscando qué era aquello que había escuchado. Aquel ruido en mitad de la noche. De repente, vio su barca suelta, batirse a dos metros apenas alejada de la orilla, rasgando el mar en dos. Corrió asustado, notando como su mundo se tambaleaba al ver cómo se perdía la barca en mitad del mar, bajo la oscuridad de la noche. Corrió hacia la orilla, chapoteó fuertemente y noto como el agua cada vez fue cubriéndole más hasta que alcanzó la barca. Le embistió con fuerza el mar, le golpeó en la cabeza y, antes de perder la conciencia, notó como su atlético cuerpo se hundía en las aguas que aquella misma mañana le habían parecido tan tranquilas y, poco a poco, perdía la respiración... Cuando despertó, su cuerpo se calentaba bajo los rayos del sol. El mar había vuelto a su quietud habitual. Se trasparentaba el agua cristalinamente y dejaba entrever la arena de la playa. Se apoyó en la proa, miró a diestro y siniestro sin saber bien cómo había sobrevivido a su lucha a muerte contra el mar, alzó la vista y vio su isla enfrente. Tan tranquila como siempre, con su verde vegetación y la playa inmensa. Se quedó mudo, pensativo. Disfrutando de aquella lírica imagen, de aquel entorno envidiable en el que había aprendido a pescar y a vivir. Estuvo un buen rato contemplando la belleza de aquel paraíso, apremiado por la suerte de contemplar aquella escena tan bella. Nathan tomó los remos, giró su barca y dejó el paraíso atrás para siempre. Nathan estaba convencido de que el paraíso, lo tenía aún por delante...

martes, 21 de octubre de 2008

ANA Y CARLOS


¿Qué pasa cuando detrás de una gran mujer, hay un gran hombre...? Pues que salimos todos ganando (y especialmente ella, claro está).

lunes, 20 de octubre de 2008

EN EL HIMALAYA



Ponerse a rebuscar en los cajones es lo que tiene... Yo lo hacía en casa de los abuelos cada verano al llegar, y sobre todo, me encantaba hacerlo cuando regresaba a Mislata después de tres meses en Sarrión. Lo hacía en el pequeño cajoncillo, lleno de hilos, que la máquina de coser de la tía Maruja tenía en un lateral, en su comedor de poca luz... Y en el armario del pasillo de casa de la tía Mercedes... Y la blanca portezuela de la cocina de la tía Ofelia... De vez en cuando abro los cajones de mi propia casa y me maravillo con la de cosas que me encuentro y no recordaba tener. Hoy he abierto un "cajón virtual", mi correo electrónico, cuando hablaba por teléfono con Aurora (me alegró mucho tu llamada) y me he encontrado fotos, recuerdos y personas... Os dejo la imagen del Himalaya, de mi vida en lo más alto, pero os iré contando, porque me estoy encontrando muchísimas cosas que empezarán a contarnos más historias... También desde lo más alto, espero.

domingo, 19 de octubre de 2008

PHOTOREMEMBER # 4

* Photoremember: dícese del término anglosajón de creación personal que sirve para detallar aquellas entradas del blog cuya imagen no requiere de mayor explicación y que, evidentemente (obviously), forman parte de la vida y memoria de quien las trae a colación


CAIPIRINHAS VALENCIANAS, TARDES DE FIESTA.

MADRID. OTOÑO.

Recién llego de Madrid. El viernes noche. Recién vengo de una semana de vida en Madrid, la ciudad a la que tantas veces regresé y que de una manera, excepcionalmente curiosa, esta vez sentí como mía.
Nunca había paseado con tanto disfrute por Callao o La Latina. Nunca había sentido tan mío el empedrado de la Plaza Mayor o el particular azul oscuro con que atardece en el Madrid de otoño. Nunca me habían ilusionado los ríos de gente y nunca me había parecido la capital tan integradora, moderna y solidaria. Pero he descubierto otro Madrid, el que es y no sabía, y me ha encantado. Mucho.



Pero, ¿qué pasa si de repente, Callao arriba, uno descubre que le gustaría vivir en la Calle de la Estrella? ¿O de la Luna? Madrid me ha atendido con generosidad exquisita, me ha hecho cómplice de su rancio señorío y me ha abierto una ilusionante puerta a la vanguardia, la convivencia y el bienestar personal. Me he sentido libre y descansado, atento, predispuesto... Ilusionado! Madrid ha sido esta vez más Madrid que nunca y, seguramente, a partir de ahora, será mi Madrid.


Alguien sabe para mí lo que es la "baraka". Paseo por San Bernardo, y en la esquina de la Estrella, me acuerdo de ti... Y a los diez metros un cartel: Baraka. Existe. La tengo. Me encontré la baraka en Madrid. En otoño...

Punto cuatro y final: Cuando vengas al Madrid de los Madriles, te voy a hacer emperatriz de Lavapiés... ¿Quién ha obligado al hostal Francisco I a poner este "chucho-chulapón" en la recepción del hotel? Sea como sea, el Dálmata Hilarión es un reflejo más y distinto de todo lo que cohabita (cohabitamos) en la gran ciudad. Y una excusa para tener siempre una risa en la puerta de la calle... Me he reído mucho, muchísimo, en esta escapada a Madrid.
Epílogo: gracias a Marian, a Pere y a Iván por compartir el viaje conmigo. De maneras muy distintas, me ha servido también para valorar muchos recovecos de mí mismo. Por eso, por todas las cosas que han rondado mi cabeza esta semana, Madrid se ha resuelto tan positivamente. Y volveré, pronto. Probablemente en otoño, a seguir rondando y resolviendo... Mirándole a los ojos a Lorca, en la plaza de Santa Ana, sea la hora que sea, mientras su paloma vuela libre... ¡Cómo se vuela en Madrid, oiga!

martes, 14 de octubre de 2008

EL PEQUEÑO FREDDIE BARTHOLOMEW VOLVIÓ A MI VIDA...



No me preguntes por qué: no lo sé. Freddie Bartholomew volvió a mi vida. Sólo le he visto una vez. Estábamos cenando en aquella pequeña salita de casa de mis padres. Rosa enfrente, a su vera, papá y mamá, a la mía. Spencer Tracy le enseñaba a atar los cabos, a medir el viento, a batirse contra el mar y contra la vida, a golpes duros y marinos. Yo cenaba. no recuerdo qué, ya sería mucho para mi memoria. En aquella vieja Grundig, el mar, en blanco y negro, rugía con una ferocidad atroz... El viejo marino se encargaba del pequeño Freddie que una noche apareció en mi vida y, luego, desapareció para siempre... Hasta el domingo. Buscaba en mi memoria personal las películas que volvería a ver. Y apareció, no me preguntes por qué, Freddie Bartholomew en mi memoria... ¡Qué jodidamente selectiva es la memoria! Sólo le había visto una vez... Creo que fue él quien me convenció de que tendría que ser en esta vida un capitán intrépido...

DE MADRID AL CIELO



Paseábamos por Madrid, por la Plaza Mayor, por esos cuatro rincones castizos con olor a anisete y bocadillo de calamares. Los edificios señoriales, como Madrid mismo. Y una agradable temperatura que invitaba a disfrutar del paseo. De vez en cuando me escapo por aquí, casi siempre con algún musical qué ver, algúna exposición para disfrutar, o alguna excusa,... Madrid me atrae cada vez más, porque antes era un poco. Pero se respira movimiento, gentes, vida, continua vida que no frena... Y en mitad de todo, esta plaza, adoquinada hasta los confines, que hacen a Madrid más señorial y, al mismo tiempo, humana.
Me acosté, daba la una la librería de San Ginés, y por la calle del Arenal se oía el deambular de la gente hasta Sol. La humedad fría del invierno que intenta llegar, vino entrada la madrugada. Hasta entonces una temperatura casi paradisíaca nos había llevado de la mano por la Capital. Con su olor a bocadillo de calamar y su amenaza constante de lluvia bajo luna creciente. Tomé un café en la Cueva de las Brujas, hablando de aquellas cosas que aquí se me quedan lejos. Había cenado junto a la casa del Peine, en la calle Postas, a la sombra de la calle Mayor y el rincón de Bordadores. La vida, como siempre, en Madrid, fluye vertiginosa a cualquier hora del día mientras los turistas, cada noche, corretean entre las tascas por mil y un euros la consumición. Cada vez me siento más gato, más de aquí, menos turista,... Cada vez busco menos las escaleras del Prado, del paseo de los Jerónimos, el oso y su madroño y me gusta más perderme por Callao y los escaparates de la Gran Vía, por las tasquitas donde Mamen me llevaba a cenar (ayer la vi antes de partir, vuelo a la paz, la paz del mundo...), por las calles perdidas sin rumbo que matan a Madrid y la hacen sangrar señorío... Anoche me sentí que caminaba por mi ciudad. Más cerca que nunca de las estrellas... Y del cielo.

lunes, 13 de octubre de 2008

HUELE A LONDRES



No sé si las lluvias. Si el incesante tráfico de nubes volando sobre mi casa. Si el gris continuo. Si este olor a tierra húmeda y batida. Si la humedad por sí sola, arrancada del otoño por un calor incesante. No sé si la imagen de libertad que aclama siempre Londres. No sé si el día trascurrido o las noches, la sidra de pera, el calor de la estufa en un pub de estilo irlandés, el acento tan distinto, el idioma, la prisa continua, los metros que no cesan, la grandeza de Tragalgar Square, la simple belleza de Picadilly,... No sé por qué, pero huele a Londres. Al Londres de siempre...

PHOTOREMEMBER # 3

* Photoremember: dícese del término anglosajón de creación personal que sirve para detallar aquellas entradas del blog cuya imagen no requiere de mayor explicación y que, evidentemente (obviously), forman parte de la vida y memoria de quien las trae a colación



MABELÓN, GUEGUEL, LUIS Y YO:
PASIÓN POR LOS CONOS

domingo, 12 de octubre de 2008

AGUA TRAS EL CRISTAL



La lluvia es más triste en Lisboa. La ciudad más gris, más melancólica. Lisboa queda atrapada por las nubes, desde el castillo de San Jorge, a la orilla del Tajo. Y la ciudad entera, cuesta abajo, se llena de pequeños riachuelos cuando el cielo llora. Al otro lado del cristal, los ruidos en la ciudad cesan, el suelo se empapa lleno de pequeños charcos y la gente se esconde en sus abrigos bajo los paraguas que surcan la Praça do Comerço... El elevador de Santa Justa reta al cielo mismo y lo raspa condenándose bajo el manto gris que amenaza lluvia... Lisboa parece entonces más triste que nunca, más sentido, más amorosa... El agua tras el cristal empieza a cubrirla de gotas de lluvia y Lisboa canta fados, tristes, bajo la tormenta...

viernes, 10 de octubre de 2008

LLOVÍA



Hemos vuelto a caminar tú y yo, agua, de la mano. Irresistible lluvia de gota fría, que tantas veces habías convertido mis tardes en sueños de paraíso. Se nos rompió el amor, una mañana gris... Y caíste, rota, rompiéndolo todo a mi alrededor y sobre mí mismo... Anoche, agua, volviste a brotar, del cielo, surcando la ciudad y matándote contra el suelo, con fuerza. Con mucha fuerza.
Ayer quisiste recordarme el miedo de saberme contigo, la ausencia de mí mismo, el temor infantil de pensar en aquellas horas que me bañabas de dolor... Anoche viniste de nuevo a casa, te acostaste en el suelo, junto a mi cama. En la puerta de casa, saliendo ya. Y yo me dormí. Paseando de nuevo juntos por la vida... Fuera y dentro, tan sólo llovía...

PHOTOREMEMBER # 2

* Photoremember: dícese del término anglosajón de creación personal que sirve para detallar aquellas entradas del blog cuya imagen no requiere de mayor explicación y que, evidentemente (obviously), forman parte de la vida y memoria de quien las trae a colación



GITANITOS EN UTIEL

miércoles, 8 de octubre de 2008

PHOTOREMEMBER # 1

* Photoremember: dícese del término anglosajón de creación personal que sirve para detallar aquellas entradas del blog cuya imagen no requiere de mayor explicación y que, evidentemente (obviously) forman parte de la vida y memoria de quien las trae a colación



MAJO + JAIME = PIMPINELA

EN LA ENCRUCIJADA DEL CAMINO



En la mitad del camino, la vista al frente y la boca seca,
la frente alta, con el orgullo a cuestas...
La noche está cayendo sobre mí.
Pero donde antes adornaban sólo nubes copiosas
la oscuridad nocturna,
la luna irradia luz a distancia.
En la mitad del camino, la cabeza alta y la voz serena...
La vida me mece en sus brazos firmes
con una dureza
que a veces duele...
Y la luna, llena, me infunde rabia y coraje a partes iguales.
En la mitad del camino, la noche se hace día,
y el sol me empuja,
por la vereda de la razón y la buena suerte,
mi baraka se enfunda en su coraza regia
y la bondad me acaricia
a la espera de que llegue la noche...
En la encrucijada del camino,
hace días la noche que no frena,
y los días vagan y mueren,
alegres ya bajo la luna llena...

martes, 7 de octubre de 2008

10/10/07... EL REGRESO DE LOS HÉROES



Rebuscando en la memoria, melancólica y otoñal, me he encontrado con esta foto resumen de una fiesta que viví hace un año... Bueno, un año menos dos días. Estoy con Gueguel y Pilar en la foto (nos la hace Luis, ¡qué majete!) en la Romareda, el campo de fútbol de los hinchas de mi padre y escenario del regreso de los Héroes del Silencio... Recuerdo llegar a Zaragoza bajo la lluvia (la que amenaza Valencia en estos momentos) y buscar el hotel (céntrico hotel). Cambiarnos. A destajo coger las chaquetas y con el coche ir al encuentro mitómano de un regreso, tan musical como esperado. Aquello fue una locura compartida amenazada por lluvias. Pero quiso la virgen del Pilar que el primer concierto de los Héroes, tras años de silencios silenciados, se celebrará por todo lo alto. Y lo vivimos con un ímpetu desbordado, entre cubatas y colegueos autonómicos con cualquiera que se nos acercase por cualquiera de los rincones de aquella fiesta rebosada.
Cantaron las de siempre. Las mías. Las de Pilar (todas). La de Gueguel y las de Luis. Luis y yo cantamos otras, que nos apetecieron más. Y así, todo, mientras el espectáculo nos regalaba una noche que ayer, cuando Gacho (mi eterno amigo baturrico) me llamó para invitarme de nuevo a las fiestas de Zaragoza, regresó cual flash back a mi cabeza... Y regresó con la botella de vino tinto, Ribera del Duero, por el camino de la Independencia. Y regresó entre las callejas que se visten de fiesta en Zaragoza. Y regresó entre los sueños cortos de un hotel de capital. Y regresó entre la visita mañanera a la Basílica del Pilar... Y regreso dulce, como regresan siempre los recuerdos...

DIEZ MOMENTOS TELEADICTOS DE MI NIÑEZ... OS ACORDÁIS?



















miércoles, 1 de octubre de 2008

LA CAJA DE GALLETAS



Mi hermana se acordará, de aquellos , en los que nos levántabamos de la cama, en casa de los abuelos y llegábamos al comedor. Mi hermana se acordará como la Lina, nos decía si nos íbamos a levantar para prepararnos la leche. Mi abuelo escuchaba Radio Nacional de España, Radio 5, todo noticias... El cable del transistor le cruzaba por la izquierda desde la pared trasera y sostenía la radio sobre el hule ajado. La tele estaba apagada casi todas las mañanas. El único ruido era el trasiego de gente por la casa de nuestros abuelos desde primera hora de la mañana... La luz del comedor cegaba con el sol desde primera hora, atravesando el jardín de la "casalcura", donde nuestra niñez se había esfumado, con Dionisio y María... Sobre la mesa, siempre, aquél viejo y raído bote de colacao, convertido ahora, y por siempre, en caja de las galletas. El vaso de leche caliente, humeante, frente a la silla, bajo la ventana cegadora. Y aquél fantástico bote de galletas que partir sobre la leche... Todavía recuerdo aquél bote, aquél fantástico y oxidado bote de galletas, completo mágicamente cada mañana hasta el tope con las galletas Río, crujientes y dulces... Todavía recuerdo su tapa descolgarse, romperse por los extremos, capturar en su interior las migas, mientras el abuelo seguía escuchando la radio. Luego lavarse la cara. Al rato, coger la bicicleta, cruzar sorteando el mercado y bajar la calle Molino abajo raudo y veloz... Arriba, en casa, se quedaban los abuelos. Y la caja de galletas...

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...