miércoles, 30 de marzo de 2016

LA CASA POR BARRER

Se va marzo. Sin una entrada, sin una hoja. Qué bien de aquellos tiempos en que entraba a escribir. Marzo fue fatal: abriendo restaurante, trabajando en la tele, con la política a cuestas y la falla con sus fallas. No fue fácil. Por eso echo en falta mis escritos, mis líneas, mis tiempos... Empecé a organizarme hace dos días sin saber a ciencia cierta cuándo podré mantenerme firme en mis propósitos. Vaya por delante que llevo dos días acostándome con la medianoche y despertando antes. Entrando a trabajar y tomando café. Rebajando la comida y las dedicaciones. Rebajando mis desafortunadas voluntades que nunca vuelan... que solo se sueñan. Ayer me crucé con Palmira en un puente de la Avenida del Cid y pensé cuándo le dedicaré su tiempo. Llegué a casa y construí un Poseidón con barro - vaya anécdota el barro para el dios del agua - y me acosté sin libros ni libras pensando que hoy, como es, sería otro día. Y nos toca tele. Aquí estoy. A punto de grabar programa, quien sabe si cenar rápido y de reunión con la agrupación de fallas. Mañana pleno. Con su intensidad. Y luego la noche y el viernes que huele a puente, aunque a mí lo mismo me tiene... que me entretiene. Así pues me va. Se va marzo y yo... la casa por barrer.

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