Voy cerrando el día del Carmen. He felicitado a mamá hoy por teléfono a la espera de verles pronto. He pasado el día en la radio sin mucha pasión, he malcomido un trozo de pizza en el Gran Turia y me he colado en la reunión de grupo que tuve a las seis de la tarde. Me paso después por la floristería con Víctor y regresamos a su coche. Gloria y yo pasamos de nuevo por la plaza y nos dan las nueve. El reloj, como siempre y en contra del bolero, que va marcando las horas...
Acabo de ver una fantástica entrevista de Julia Otero a Raphael. De los pocos que me convierten en mitómano. Hubo un tiempo que creí que Pablo Alborán lo iba a conseguir también pero reconozco que me he relajado. Puede ser cuestión del día, porque mirando atrás, también he comprobado que pasando el tiempo aquellas cosas que me preocupaban, hoy me he dado cuenta de que no han aparecido por mi memoria ni mi resentimiento en las últimas horas... Eso es bueno. Me dolió hace unos años una persona y la arrastré más de lo que quise. Ahora me parece una marioneta triste: es el tiempo la que acaba por amortizarnos los rencores y el dolor, las penas. Pues algo así he presentido esta noche, con mi helado frente a la tele, cuando he pensado que cosas que me rasgaban hace poco, parece que se disuelvan...
Anoche acabé cenando en el Osaka, que es mi restaurante japonés favorito para cenar (para comer mantengo otro que mi compañero de mesa no querrá que desvele y yo soy fan de mis amigos y nuestros secretos). Veníamos Angelita, Vicente, Acosta, Amparo y Anita de ver "La cena de los idiotas", entretenida, en el Teatro Olimpya. Antes habíamos pasado por casa de Elías y Marga, tomando café con Sandra. Y de comer en mi casa yo, que Ángeles en la suya. Arroz a la cubana. Me desperté tarde con la sensación de domingo arrastrado resaca de una semana de trabajo y sin alarmas de despertador. Una gozada.
Tuve la necesidad de colgar en el facebook la foto de mi nueva adquisición, Marxalenes, una albahaca "mojitera" que me regalaron los de Dr. Olóriz por presentar junto con mi Lauritavalenzuela y una noche revolcaos de risas. La verdad, lo pasamos de maravilla, con el trabajo a cuestas, nuestros bocatas de tortilla de patatas, el ron de madrugada, las risas de nuestras anécdotas y las tantas de la mañana... Por cierto a las tantas de la mañana me recogió un taxista que no paraba de darme conversación, un chaval joven fantástico conversador porque yo tenía ganas de palabra... Y las hubiera estirado hasta que me acosté a dormir.
El sábado fue del trabajo como el viernes de la devoción: nos fuimos al concierto de Hombres G, el sector C, Leo y Gueguel con Luis, Pablo, Felip y otros tantos para no parar nada... Nada de nada. Me recogí pronto del Cyrano tras comprobar que hemos cambiado el cartel de la calle, remodernizando la imagen, y con la vista puesta en el congreso provincial del sábado por la mañana en el Palau de Congresos...
El calor ya lo puede todo. 31.1º en la medianoche del Carmen. Un documental de Eva Braun y Hitler en la tele. La mirada puesta en mañana y en el resto de la semana... De estas semanas de radio que se nos van antes de las vacaciones...
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