Julio está acabándose: que sea algo más que una metáfora. El fin de semana ha pasado entre el cansancio extremo y el descanso por tiempos parciales. El mismo viernes decidí quedarme en casa sin plan nocturno para ver el principio de las Olimpiadas. O mejor dicho, al quedarme en casa, vi la gala de inauguración, que adrede no me quedé. La gala acabó cerca de las dos de la mañana y me fui a dormir hasta que sonó el despertador. No sé si por el calor (no diré "la" calor, que tanto odia Leo que diga) o por insomnio de nadas acumuladas, lo cierto es que me cuesta dormir últimamente, aunque también es justo que diga que este verano no está siendo infernal, como otros. Me desperté con la alarma del móvil y volví a caer entre mi sudor y mi cansancio. Leo me whatsappeó pensando que Maríatomás se habría dormido. Habíamos quedado para ir al Nolan, a pasar el día por la playa. Me puse el bañador, me recogió María y nos fuimos al barco. Pasamos la mañana con un bocadillo de atún y una jarra de mojito. Llegado al mediodía a comer, una paella. Se unieron Loren y Piti a Carla y sus dos amigas, María, Leo, Alicia (que también llegó con el arroz) y servidor. Se empieza a oler la salida pitiusa del año...
Pasamos la tarde cayendo bajo el agotamiento a que empuja el sol, oliéndose el cielo a tormenta y calculando la cena de la noche. Ya es tradición antes de irnos a Ibiza que pasemos por el Nolan a cenar, como anoche. Lo hicimos tarde. Leo se durmió y fuimos llegando de dos en dos al barco: Laura, que me recogió en casa, y yo fuimos los primeros. Pablo y Raquel, al rato. Luego, Gueguel y Luis, que me dieron buenas noticias cerradas en un sobre... Y luego el resto. Al final éramos legión en el barco y me planteé que nos queda nada para salir. Cuatro días, contando desde hoy...
La verdad es que el fin de semana ha pasado por la cuenta atrás, la visita fugaz hoy de mis padres a casa, en mitad de la limpieza del hogar que me he planteado con la única intención de preparar la casa ya para septiembre (agosto casi es inhábil) y poco más... Hoy, un capítulo de Aída y ahora "El oro de Moscú" mientras whatsappeo con Laura Real que pasa sus vacaciones en Tenerife y preparo las escapadas de este verano y de Roma con Toñi y Angelita para la vuelta al cole...
Estoy acalorado, más descansado que ayer y fatigado por mi báscula que rompe los esquemas en cuanto le apetece. Mañana ya lunes, última semana de radio y de otras muchas cosas. Tendré que estar pendiente. Mi horóscopo decía hoy en la prensa que estoy tan metido en la situación que soy incapaz de valorarla cómo corresponde... Pues, eso. Como toca. Tendré que aprovechar las últimas horas antes de partir (hacia otros momentos).
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