A mis amigos y mis amigas,
a mis agujetas de sábadocon pocas horas de sueño,
al dueño
de este viento que no llega,
a mi sudor en casa,
verano que nos ataca,
en esta tarde que no descansa
el reguero que alcanza
la calor de mi espalda...
A mis noches de julio,
a mis esperas y a mis desesperos,
a las que nunca les dije el te quiero,
de mis silencios,
a mis fatigas y mis dolores,
mi prudencia,
a los colores
de esta bandera de la ausencia,
que todo lo contamina
y lo eleva a la divina
potencia...
A mis canciones que suenan,
a mi sonrisa y mi camino,
al cariño
que no cesa,
a mi calor de final del día,
a mi mañana que ya dudo,
a los trucos que saben a alegría,
sentimientos puros que son la osadía
que le quedan a los pobres del mundo...
A mi ayer, que no fue único,
y a mis conquistas que nunca conquisté;
a mis afanes por afanarme,
a las palabras que callé:
si las gane por callarme,
en mitad de mi tormenta
y de mi tormento,
entre mis recuerdos,
son tan sólo nieblas
de esta memoria sedienta
que se bebe cada momento...
A mis quereres y mis deseos,
a los besos primeros,
a mis mañanas y mis noches,
a mis soles sin luna,
cielos sin estrellas,
olvidos sin reproches,
a las palabras bellas
como ya no queda ninguna,
al ingenio de mis derroches...
A mis calores y mis fríos...
A la libertad.
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