De vuelta al ruedo, dos orejas y rabo. El concierto de anoche en la Plaza de Toros con esos dos pájaros, Serrat y Sabina, de la mano, fue una corrida magistral y una demostración de que quien tuvo retuvo. Serrat un poco más parco en la voz, Sabina, genio y figura hasta decir basta, porque éste las sepulturas se las salta que da horror.
Acudí con Leo, Laura, Gloria y Nuria a un concierto con ganas, que acabó siendo mejor. Tres horas de espectáculo espectacular. Tres horas de canciones nuevas y las de siempre, de ellos versioneándose a sí mismos y haciendo que todo el público se sintiera cómplice de todo lo que pasaba. Sabina verseó a los incendios y Serrat quiso jugar a pillo. Un concierto mítico.
Por lo demás, segundo programa de radio, mucho más relajado y satisfecho de los dos que van por delante. Me pasa con esto como con todo, serán cuestiones de las autoexigencias, que siempre digo: "El día que nos salga uno malo...". Así con esa fuerza me apreto para dejar todo consagrado a que el directo nos salga bien... Después de la radio me vine a casa y pasé por un minuto de silencio contra la violencia de género, me tomé un café granizado con Pepa y me embutí en los vaqueros de concierto para salir al metro y llevar al coso de la calle Xátiva. Un espectáculo a rabiar. Cerramos la noche de madrugada cenando un McDonalds y llorando de la risa... Genial, de diez.
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