Si me dijeran que me llevara a una isla desierta tan sólo tres cosas, la verdad es que tendría bien fácil elegirlas. Calculo que estarían las personas a las que quiero, mi felicidad a cuestas para acabar de pasar la vida con la sonrisa puesta y un saco lleno de esperanza para los que la van perdiendo.
Si tuviera que volar alto, lo haría entre las nubes más esponjosas, para no sufrir nunca en la caída, como sufrimos tanto. Si tuviera que soñar despierto, soñaría con que la sonrisa no te abandona nunca...
Vivimos como si tuviéramos que acabar pronto. Vivimos con la necesidad de no mejorarnos en nada porque creemos que cuando acabemos este ciclo empezaremos otro. Creemos, ilusos de nosotros, que el tiempo que se fue, regresará con otras posibilidades bien distintas... Y urge darnos cuenta de que no. Hace falta batallar por el mañana sin perder la ilusión hoy. Hay que sumar hoy para seguir compartiendo en el futuro y hay que vivir para dejar huella en los que nos rodean, para que nuestro recuerdo les provoque siempre una sonrisa... Un recuerdo emotivo.
Por eso, si me dijeran que quiero llevarme a la isla desierta, me llevaría a la gente que me hace feliz, y que es mucha. Me llevaría a los amigos y a la familia, a los que mi sonrisa les hace feliz, y mi tristeza les obliga a levantarme las ganas... Me llevaría la felicidad que intento repartir cada día y la esperanza, que nunca debemos dejar que se pierda... A menudo nos sentimos grises porque hemos dejado de lado el mañana. Si trabajáramos nuestra alma para el día siguiente, si dejáramos en la puerta, colgada, como unas llaves, nuestra felicidad y al abrir el paño nos la colgáramos siempre del cuello no tendríamos esa sensación de derrota que nos acompaña en tantas ocasiones...
Yo te invito a que vengas a mi isla. Quiero que seas una de las personas afortunadas que se bañarán en las aguas de la esperanza. Quiero que cojas con fuerza la alegría y que no te separes de ella... Quiero que me enseñes a vivir el mañana, porque el futuro ya sólo pasa por los que tengan esperanza... Esperanza de futuro, esperanza de mañana. Y así yo, tendido al sol, me quedo con esta alegría nuestra y compartida. Tan tuya como mía...
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