martes, 31 de julio de 2012

SEÑORAS Y SEÑORES CON TODOS USTEDES LA HOJA PERDIDA NÚMERO 1.001: OJALÁ EL OTOÑO SEA LARGO Y SIGAN CAYENDO HOJAS POR SIEMPRE...

Casi como un suspiro, de repente me recuerdo aquella lejana nochebuena, poco antes de irme a la cena familiar, escribiendo por primera vez en el blog. Había oído hablar de los blogs, pero nunca había tenido la curiosidad de aprender sobre ellos ni de conocer más. Hasta que aquella noche, aquella noche buena, llevado no sé por qué, quizá por la necesidad de recuperar los diarios de adolescencia, me vi tecleando ante un ordenador y una paloma de la paz...

Desde entonces me han pasado mil cosas. Las más importantes las guardo a fuego en mi memoria, en mi recuerdo y en algunas de las páginas que se fueron yendo, algunas de las hojas que se cayeron y se callaron... Cristina, la India, Egipto, los recuerdos, los intentos por escribir poesía, las épocas más tristes y los empeños por regalaros la felicidad, las bodas de mis amigos y especialmente las de mis amigas... Las nuevas andanzas, cada viaje, los vídeos memoriales, mi Ibiza blanca tan al borde de mi regreso... Empezar en la tele, la aventura de la radio, la emoción de conocer nuevos amigos, la pena de perder a otros en el cajón del olvido, la emoción de compartirlo todo, las enfermedades más cercanas y los amores más lejanos, la soledad, el insomnio, las lágrimas, las alegrías, la falla, los premios, el teatro y el escenario, la política, mi vida al límite de mí mismo... Cada vez que he salido a recuperarme, mis recuerdos de Sarrión, la infancia y el mañana, mi familia, mi pequeña Edurne (qué tesoro, que ha ido creciendo de la mano de este blog), cada desesperación, todas las esperanzas, mis sueños, mis mitos y mis ritos, mis canciones, mis fotografías, mis anhelos, mis deseos... Mi qué sabe nadie. Mi que os quiero contar... Mis gracias por vuestra compañía.

Hoy se acaba julio, el mes más prolífico de este blog a golpe de radio, de esperanza y de buen rollo. Casi todos los días con dos entradas, con la mirada puesta en que hace nada, juntos llegamos a las 50.000 y hoy cumpliendo vida porque hemos completado las primeras 1.000 hojas perdidas. Mil hojas cargadas de sentimiento y de sensaciones, de tentaciones, de voluntades, de quereres, de indirectas directas, de sueños desvelados, de apetencias y desapetencias, de alegrías y temores, de penas y pesares. De corazón.

Jamás pensé que llegaría tantos años después a seguir escribiendo este diario de vida. A veces me releo y me reencuentro, otras no me reconozco, otras me emociono... Son 1.000 hojas las que se han caído y la duda de saber cuántas nos quedarán por delante, espero que el otoño sea largo y que las hojas sigan cayendo siempre...

Hace unos días, como un juego, para celebrar las 50.000 entradas os pedí que me escribierais vuestras propias hojas con aquello que os apeteciera... En homenaje a las 1.000 entradas, a vuestra amistad y complicidad sin límites y para deciros simplemente que os quiero, os dejo algunas de las entradas que ya han llegado... Si alguien más se anima, bienvenido....

Señoras y señores, con todos ustedes la hoja perdida 1.001... ¡Va por vosotros!


VICENTE MONTOLIO

En estos tiempos de rescates sin rescatar, de primas que no son familiares, si no de riesgo. Tiempos de incertidumbre, de Crisis.......

Tiempos en lo que lo Urgente se sobrepone a lo importante.

Solo quiero agradecer los momentos de desconexión que las hojas perdidas me han aportado. Momentos que hacen que me evada de la realidad. Momentos de paz.

Gracias.


ROSA LÓPEZ

Bueno hermano qué te diría. Pues que tu blog me sirve para estar en contacto contigo, ya sabes que nos vemos poco o muy poco. Y tengo la costumbre de entrar todos los días varias veces a tu blog, y así sé de tu vida. Qué has hecho, dónde has estado, vamos como si hablaramos por teléfono. Un beso y enhorabuena por tus 50.000.

Un besazo.




RAÚL TAMARIT

Cuenta con ello, amigo. Pero dame unos días que me libere de cosas pendientes.

Un abrazo.


MARÍA ADAM

Eres una persona muy especial en nuestra vida, que te queremos un montón y que por culpa de esta vida tan estresada no tenemos nunca tiempo de decírtelo, ahora me das la oportunidad de decirte “TE QUIERO” y recordarte que nunca se te olvide.

Álvaro, Jose y Maria.


MAMEN OSUNA


No sé con qué hojas quedarme... No me decido entre: "soy un árbol", "from the lost to the river", "un buen rock & roll en el trinquete", "porque tú Paca... eres un monstruo...", "la Pili y su gira por... ¿Kazajistán?", "maratón(es) de musical+exposición(es)+copas+aperitivos+cenitas+Retiro+...", "Steve, Shakira y compañía", "la Reme con su tortilla bien hecha y sin pan"... Casi mejor nos vemos pronto y escribimos una nueva :) ¡Un beso enorme!


CRISTINA AGUILAR

¿Cuándo empezó todo? Me refiero, en qué momento.... me viene a la mente (sí, esa que siempre nos la juega) una cena con tu hermana y unos amigos en casa de tus padres, y un chiquillo que acababa de empezar la pubertad, rondando por ahí. Un chiquillo que había quedado con sus amigos y al final se quedó a cenar con nosotros. Y recuerdo risas, muchas risas acompañadas de lágrimas( que a gusto se llora de risa) y una conversación en inglés que ni Juanito Navarro y Doña Croqueta.
Y aquel chiquillo ahora....ahora sigue escribiendo recuerdos en mucha gente, cada día, en alguna hoja perdida, ojalá las pueda grapar todas y que no se me pierdan.
Tú también formas parte de muchas vidas, hojas, momentos y "buscadores" de espacios compartidos.
Un beset, Jaime.


AMPARO BAÑÓN

Jamás pensé que iba a ser así. Cuando estás acostumbrada a salir de casa a las 8 y con suerte volver a entrar a las 21h tras un día frenético y estresante piensas que no es posible acostumbrarse a estar sin trabajar.
Ayer fue otro de esos días maravillosos que me regaló la vida desde hace 2 meses y 10 días.
A las 6:30 decidió que ya había dormido bastante y me despertó dulcemente, como siempre hace, simplemente con unos ruiditos. Vicente estaba ansioso por cogerla antes de irse a trabajar.
Esa sonrisa que te regala nada más despertarse no tiene precio, y ahí nos tienes a Vicente y a mí haciendo las mil monerías, y Mar tan dulce como siempre regalándonos sus mejores sonrisas y sonidos.
Son las mejores mañanas que he vivido, te dan la vida y te hacen afrontar las cosas con otra filosofía.
Muchas veces pienso que la vida me ha tratado muy bien, no puedo pedir más, una gran familia, unos grandes amigos de los de verdad y vosotros Vicente y Mar, os quiero.


RAQUEL IGUAL

(Aquí estoy Jai, más vale tarde que nunca, espero llegar a tiempo, pero paso poquísimo tiempo en el ordenador....)

 Lo primero que me vino a la mente cuando recibí tú mail fué Sarrión, nuestro eterno pueblo de veraneo; y casi siempre que pienso en tí, en nosotros, mi recuerdo vuela hacia allí.....
 Recordando nuestros paseos Goya arriba, Goya abajo comiendo una bolsica pipas y venga a charrar, nuestra paradita de descanso en el mirador, el paseíto al Gurugú y nuestra tumbada mogollonera en el mini-mirador para salir en la foto.
 Acudiendo por las noches, a media luz, a cada fuente del pueblo, corriendo a oscuras por las ramblas buscando gamusinos, recogiendo flores para las enramadas de S. Juan y S. Pedro, viviendo nuestros primeros amores y desamores juntos, cantando, llorando, riendo.
 Nuestras primeras borracheras, nuestra primera peña RIP y la mejor, MOGOLLÓN en la cual he pasado las mejores fiestas de mi vida, sin lugar a dudas. Bajando juntos hacia el baile para darlo todo o lo que podíamos, según lo complicado que iba cada uno.....
 "Aquellos maravillosos años...." jajajajaja
 Y seguimos juntos, viviendo el presente, esperando el futuro y recordando siempre el pasado.

Besitos gordos. Rakel, (Nuki pá tí, pá siempre.......)

LAS ESPERANZAS DEL TIEMPO




Siempre he tenido la sensación de que la esperanza la perdieron otros antes que nosotros, hace muchos años, y que nos hemos criado desde entonces en una sociedad que no es capaz de sentir, de compartir, de admirar, de buscar... De esperar. En esta sociedad marchita donde ya nadie ni ríe ni llora, esperar es poco más que una perdida de tiempo y, sin embargo, cuando alguno de nosotros es capaz de mirar el recorrido del tren desde la estación, cuando vemos de qué manera se va la vida enclaustrada en unas vías, echando su vapor y sus adioses, comprobamos que la espera puede ser un momento fantástico, pletórico, relleno de felicidad... La espera, no es una pérdida de tiempo, como nos han hecho creer. La espera es la revolución contra el atosigamiento de esta vida acelerada que se despeña con una brutalidad única... Debemos saber esperar. Deberíamos saber acoplarnos a las necesidades del tiempo e incluso hacer que su paso, el paso impasible del tiempo, pudiera ser controlado por nuestras intenciones... ¿Qué pasaría si ahora que vas en el coche aparcases a un lado de la vía y te pusieras a mirar el cielo? ¿Qué pasaría si ahora que me escuchas desde la cocina de casa, te apoyaras sobre la ventana y te dedicaras tan sólo a contemplar la brisa?

Se nos ha ido el tiempo de la vida en hacer muchas cosas, en responder a muchas obligaciones, en colaborar con todas las prisas y en hacernos esclavos de cualquier velocidad. Y hemos condenado la espera y la esperanza, porque simplemente no tenemos tiempo.

Detén tu camino. Párate. Intenta parar ese minutero que impávido juega siempre en tu contra. Quédate a la espera de que nada llegue, y cuando esa nada de nadie te alcance siéntete feliz de haberte dedicado cada segundo que te dejaste para ti.

Mira al cielo, siente la brisa, acaricia el futuro, paladea la felicidad, huele el recuerdo... Dedícate un segundo, sólo eso.

Nos han engañado obligándonos a borrar de nuestro manual de vida la espera y la esperanza. El mundo se llena abarrotado de desesperos y de desesperanzas y yo, que me baje del tren, al verlo partir, siento que aquél que se marchó sólo es un tren más de los muchos que cada día salen de la estación de la vida. Por eso, de vez en cuando, hasta cuando el corazón no te lo reclame, para. Deja lo que hagas y dedícate sólo a sentir. Siente la vida, la alegría, la esperanza, el mañana, el futuro, la confianza, la amistad, la brisa que huele a sueño y que todo lo contagia. Batalla por ti y por mí, con los embistes de tu silencio y siéntate cómodamente en el andén a esperar que salga un tren al que realmente quieras subir... En la estación de las esperanzas, mi mano está esperando que la acaricies. Y mientras el tacto sublime para la saeta de aquel viejo reloj, noto como mi cabeza se relaja y mi corazón le marca el ritmo con que deben de pasar las horas, las esperas y las esperanzas...

domingo, 29 de julio de 2012

BAJO LAS ESTRELLAS




Aquí estoy yo con mi ejército, que es la palabra. Aquí vengo hoy a ganar la batalla del optimismo. Aquí planto mis sueños y mis esperanzas y los riego con el cariño que me regaláis. Aquí vengo a ver cómo florecen las mañanas llenas de bondades y de encantos... Deje la magia para la noche, deje que la luna fuera mi capitana y las estrellas tintineasen cada día más cerca hasta que una vez casi sentí cogerlas con las manos.

¿Alguna vez habéis atrapado una estrella entre vuestras manos? Yo lo hice una noche, durmiendo en el desierto, cubierto por manto con un cielo estrellado. Y a cada una de las estrellas les puse el nombre de alguien a quien quiero y a cada una de ellas les dí las gracias por su tintineo...

Hasta quienes hoy ya no están conmigo, aunque su recuerdo les mantendrá siempre vivos, tuvieron su estrella. El cielo estrellado sobre mí, como un manto cargado de sueños y magias, de esperanzas y voluntades, de conquistas y deseos...

Bajo ese cielo pueblan mis alegrías y mis anhelos, bajo las estrellas danzarinas se pasea mi optimismo contagioso y mis ganas por hacer las cosas bien. Por mi voluntad de ganarle el pulso a la pena y el combate a la soledad, siguen alegrándome las noticias que me llegan de cerca y de lejos y que hacen que mi gente, cada día, sea más felicidad. Hoy, más que nunca, la felicidad de los míos me complementa aún más, me hace más feliz...

De vez en cuando vuelvo al sueño y las estrellas. De vez en cuando me recuerdo en el paraíso, tumbado sobre las flores de la madrugada, cazando entre mis manos las estrellas más brillantes que nunca se vieron en el cielo. Y cuando se escapan entre mis frágiles dedos de escritor que nunca escribió nada, ni si quiera un te quiero, siento el cosquilleo fulgurante de las estrellas que se van para perderse en la inmensidad de ese océano profundo y negro que es la noche del cielo...

Siempre, cada día, quiero recordar como aquellas estrellas se prestaron a mi sueño y sigo soñando con el recuerdo de aquella alegría que me producía ponerles vuestros nombres y hablar, así, desde la distancia de aquel desierto con todos y cada uno de vosotros...
Nunca dije te quiero. Pero saben las estrellas del cielo que siempre estuve a punto de cazarlas entre mis manos...

COMO CORRESPONDE


Julio está acabándose: que sea algo más que una metáfora. El fin de semana ha pasado entre el cansancio extremo y el descanso por tiempos parciales. El mismo viernes decidí quedarme en casa sin plan nocturno para ver el principio de las Olimpiadas. O mejor dicho, al quedarme en casa, vi la gala de inauguración, que adrede no me quedé. La gala acabó cerca de las dos de la mañana y me fui a dormir hasta que sonó el despertador. No sé si por el calor (no diré "la" calor, que tanto odia Leo que diga) o por insomnio de nadas acumuladas, lo cierto es que me cuesta dormir últimamente, aunque también es justo que diga que este verano no está siendo infernal, como otros. Me desperté con la alarma del móvil y volví a caer entre mi sudor y mi cansancio. Leo me whatsappeó pensando que Maríatomás se habría dormido. Habíamos quedado para ir al Nolan, a pasar el día por la playa. Me puse el bañador, me recogió María y nos fuimos al barco. Pasamos la mañana con un bocadillo de atún y una jarra de mojito. Llegado al mediodía a comer, una paella. Se unieron Loren y Piti a Carla y sus dos amigas, María, Leo, Alicia (que también llegó con el arroz) y servidor. Se empieza a oler la salida pitiusa del año...


Pasamos la tarde cayendo bajo el agotamiento a que empuja el sol, oliéndose el cielo a tormenta y calculando la cena de la noche. Ya es tradición antes de irnos a Ibiza que pasemos por el Nolan a cenar, como anoche. Lo hicimos tarde. Leo se durmió y fuimos llegando de dos en dos al barco: Laura, que me recogió en casa, y yo fuimos los primeros. Pablo y Raquel, al rato. Luego, Gueguel y Luis, que me dieron buenas noticias cerradas en un sobre... Y luego el resto. Al final éramos legión en el barco y me planteé que nos queda nada para salir. Cuatro días, contando desde hoy...

La verdad es que el fin de semana ha pasado por la cuenta atrás, la visita fugaz hoy de mis padres a casa, en mitad de la limpieza del hogar que me he planteado con la única intención de preparar la casa ya para septiembre (agosto casi es inhábil) y poco más... Hoy, un capítulo de Aída y ahora "El oro de Moscú" mientras whatsappeo con Laura Real que pasa sus vacaciones en Tenerife y preparo las escapadas de este verano y de Roma con Toñi y Angelita para la vuelta al cole...

Estoy acalorado, más descansado que ayer y fatigado por mi báscula que rompe los esquemas en cuanto le apetece. Mañana ya lunes, última semana de radio y de otras muchas cosas. Tendré que estar pendiente. Mi horóscopo decía hoy en la prensa que estoy tan metido en la situación que soy incapaz de valorarla cómo corresponde... Pues, eso. Como toca. Tendré que aprovechar las últimas horas antes de partir (hacia otros momentos).

sábado, 28 de julio de 2012

LA ISLA DE LOS TRES DESEOS




Si me dijeran que me llevara a una isla desierta tan sólo tres cosas, la verdad es que tendría bien fácil elegirlas. Calculo que estarían las personas a las que quiero, mi felicidad a cuestas para acabar de pasar la vida con la sonrisa puesta y un saco lleno de esperanza para los que la van perdiendo.

Si tuviera que volar alto, lo haría entre las nubes más esponjosas, para no sufrir nunca en la caída, como sufrimos tanto. Si tuviera que soñar despierto, soñaría con que la sonrisa no te abandona nunca...

Vivimos como si tuviéramos que acabar pronto. Vivimos con la necesidad de no mejorarnos en nada porque creemos que cuando acabemos este ciclo empezaremos otro. Creemos, ilusos de nosotros, que el tiempo que se fue, regresará con otras posibilidades bien distintas... Y urge darnos cuenta de que no. Hace falta batallar por el mañana sin perder la ilusión hoy. Hay que sumar hoy para seguir compartiendo en el futuro y hay que vivir para dejar huella en los que nos rodean, para que nuestro recuerdo les provoque siempre una sonrisa... Un recuerdo emotivo.

Por eso, si me dijeran que quiero llevarme a la isla desierta, me llevaría a la gente que me hace feliz, y que es mucha. Me llevaría a los amigos y a la familia, a los que mi sonrisa les hace feliz, y mi tristeza les obliga a levantarme las ganas... Me llevaría la felicidad que intento repartir cada día y la esperanza, que nunca debemos dejar que se pierda... A menudo nos sentimos grises porque hemos dejado de lado el mañana. Si trabajáramos nuestra alma para el día siguiente, si dejáramos en la puerta, colgada, como unas llaves, nuestra felicidad y al abrir el paño nos la colgáramos siempre del cuello no tendríamos esa sensación de derrota que nos acompaña en tantas ocasiones...

Yo te invito a que vengas a mi isla. Quiero que seas una de las personas afortunadas que se bañarán en las aguas de la esperanza. Quiero que cojas con fuerza la alegría y que no te separes de ella... Quiero que me enseñes a vivir el mañana, porque el futuro ya sólo pasa por los que tengan esperanza... Esperanza de futuro, esperanza de mañana. Y así yo, tendido al sol, me quedo con esta alegría nuestra y compartida. Tan tuya como mía...

miércoles, 25 de julio de 2012

TAN SANTO COMO HOY


25 de julio. Mis recuerdos no son de patio de Sevilla, son de mañana en Sarrión, de teléfono fijo que sonaba y felicitaciones. De la abuela con el dinero amagado debajo de una figurita en la estantería sobre la tele, desde la noche anterior, y vaso de leche con galletas. Hoy es Santiago, mi santo. Fiesta grande en la España que ya no seremos y en el pueblo, donde había toros, verbena y sarao. Donde nos poníamos de muda e íbamos al baile por la tarde: tal día como hoy, pero de hace años, no sé cuantos, prepubertad bendita, estrenaba la primera camisa estampada que recuerdo, negra, con unos dibujos helenos. Hoy el santo ha venido sacudido por el whatsapp que es como se mantienen vivas las tradiciones y por el facebook que he decidido cerrar para darnos, él y yo, un tiempo. Unas vacaciones: no es una ruptura definitiva, simplemente estoy cansado de tan mal rollo colgado en los muros y de tener que callar tantas veces para no romper amistades. Al final, hoy, esta mañana, decidí colgar el "Cerrado por vacaciones" y a la vuelta del olvido ya veremos qué pasa.

Me dolía el cuello, aún lo hace, por castigo. Debe ser que dormí en mala posición. Me levanto, echo la mañana entre escribir aquí y allá y paso tarde por la ducha y por el camino al trabajo. Anoche salí de la reunión de la agrupación y me fui con Noelia y Guillermo a tomar algo al Tránsito. A las tres de la mañana me acostaba, algo que he pagado hoy hasta la siesta que eché en la terraza bajo un sol de seis de la tarde. Voy a armonizar algo el hogar (qué poético) y me iré para la tele que es miércoles. El programa de la radio genial, quedan tres y tres más que servirán para cerrar un ciclo y ojalá para abrir una nueva época en mi vida. Por lo pronto Ibiza cada día más cerca y mis pensamientos puestos a remojo para ir cambiando lo que no me gusta. Si hay que cerrar el facebook, pues se cierra. Y otras cosas que iré cerrando y otras que deberán de abrirse... 25 de julio... ¡Santiago y cierra España!

MECIDOS POR EL OPTIMISMO



Nos cunde una desesperanza absoluta que nos empuja entre lodos y fangos que nos engancha a los unos contra los otros en este mar de cemento sin olas ni brisas... Vivimos días oscuras sin lluvias de esperanza y nos dejamos empujar por la malicia y el desconsuelo, nos evitamos los unos a los otros y donde antes nos regalábamos una sonrisa y un saludo, ahora nos descolgamos con un enfado y un enojo.

Vivimos días de penas, estamos desmotivados y pasamos el estío sin acordarnos ya ni de la calor pues tenemos las cavilaciones en otras cosas, en otros quehaceres, en otros problemas que nos ahogan más... Dejamos que el pesimismo nos destruya y disuelva nuestra capacidad de mirar hacia mañana entre los lodos de una tristeza de todos y una pena de nadie.

Sin embargo yo intento seguir mecido en mi optimismo. Sigo, como una hamaca que se coge a la sombra de los árboles, sentir el balanceo de la fortuna y pienso a cada momento que, si bien el hoy es difícil, el mañana podrá ser lo que queramos...

Imagina, como yo, que te tumbas en la hamaca y reposas bajo la sombra. Imagina el mecer del viento, aquí y allá, sintiendo la espalda clavarse sobre la tela y la tela volar sobre la nada. Imagina como yo el sonido sencillo de la cuerda que se roza consigo misma y en un balanceo continuo frota y suena de manera acompasada... Imagina el viento que pueda moverse allá arriba en el cielo y mira las nubes blancas, esponjosas, viajar hacia otro lugar. El cielo sigue siendo tan azul como siempre, y si quieres, más cercano que nunca...

A veces, la gran mayoría, nos empeñamos en despertar. Empezar el día, ir pasándolo y esperar por la noche, bajo la losa de nuestro cansancio, a que el sueño le gane el pulso al insomnio y se nos lleve hasta otro día. Sin embargo yo sé que hay días donde el sol nace con más fuerza. Donde te puedes despertar con una sonrisa, por el recuerdo del ayer o por la esperanza del mañana. Hay un día, y yo lo sé, donde el corazón te despierta con energía y te invita a sonreír a esperar que no caiga la noche porque la felicidad es completa...

Y por ese día es por el que lucho yo. Soy un optimista absoluto, me mezo en la hamaca de tus sueños y batallo porque la felicidad nos acompañe un día más... Me negaron los que pierden el aire en sus gritos y me abracé fuerte al sueño, pensando que mañana será un día de sol alegre y que me despertará mi corazón...

Si quieres tu también puedes soñar. Ser feliz depende más que nunca de nosotros. De tus silencios y de mis esperas, de tus verdades lejanas y mis alegrías, de mis pequeños momentos y tus ilusiones... Tenemos ante nosotros un día especial y un cielo esponjoso, tenemos unas nubes que vuelan y un sueño que llega... Tenemos todo lo que nos quiera dejar tener esta felicidad que empezamos a construir juntos... Por la vereda de mis esperanzas, se tejen los sueños de un mañana donde la felicidad nos espera.

martes, 24 de julio de 2012

SAL A LA MAÑANA



Te llevaría ahora a casa, esa casa en la que te encierras, un capazo repleto de felicidad... Te has dejado las horas entre las paredes olvidando que en la calle está el viento y la brisa, la luz y el paseo, la gente que te quiere, la vida que no cesa... Te quedas en casa a menudo condenándote desde el momento en que te despiertas sin lograr que se te despeguen del sentimiento las sábanas blancas en todo el día... Te quedas mirando al techo, cada vez menos blanco, cada día más marchito, pensando en qué momento apoyarás el pie sobre el suelo y emprenderás el día...

Te digo que lo hagas de otra manera. Te invito a que mañana cuando despiertes, lo primero que hagas sea mirar al cielo y sonreír. Sonríele a ese techo blanco y preséntate. “Buenos días. Aquí estoy un día más, un día nuevo y preparada ya para batallar...”. Y házlo así. Levántate con toda la energía que tengas y sin perder ni un hálito de fuerza, concentra tu voluntad en que los primeros pasos del día sean los más fuertes...

Nota como tus pies desnudos cabalgan sobre el suelo. Siente que esa sonrisa que has buscado con las primeras luces del alba es tu mejor arma. Siéntate en la silla a pensar el día y piénsalo siempre con tu sonrisa. Piensa que no nos queda mucho más para ir batallando que el ser felices y calcula siempre que somos muchos los que estamos pendientes de tu felicidad...

Nos perdemos a menudo entre silencios absurdos o nos eclipsan ruidos bárbaros, nos quedamos atrás sin pedir ayuda para seguir avanzando, nos sentimos incapaces de alzar la voz para decir lo que cada uno quiere, lo que siempre esperamos, lo que deseas...

Pues yo te pido que rompas ese silencio. Con tu sonrisa puesta y dispuesta a batallar por tu felicidad y por la de los demás... Sé que son días oscuros, pero el optimismo debe de crecer atado a nosotros como un árbol fuerte y recio que no dejará nunca de extender sus ramas al cielo. Así, con la misma intensidad, con la misma energía, con la misma voluntad, levanta tus brazos al aire y reivindícate para la vida. Yo estaré a tu lado, como siempre, como cada día, como cada mañana... Como tanta gente. Nunca estamos tan sólos como creemos, nunca estamos tan dolidos como sentimos, nunca estamos tan abandonados como pensamos... Siéntete con la energía del mundo en tu sonrisa y sal a la mañana para contagiarnos tu felicidad. Mañana, cuando te levantes, yo estaré pensando que sonríes... Que sonríes...

A LA SOMBRA DE ESTA LUZ QUE SUENA EN UNA DE LAS TARDES DE JULIO


Una versión recién descubierta del "Amado mío" en voz tanguera de Luz Casal (sorprendente) me lleva a escribir en la última hora, antes de irme, en este blog que julio cuadró con esmero y mucha cosecha. Gracias a la radio, que entra en su semana final, dejaremos un mes repleto de hojas perdidas, pareciendo un otoño este mes de días calurosos y otros nubosos. Hoy el cielo se despertó constipado y el aire fresco, la brisa que se respira con mayor ahínco se ha multiplicado sin duda ninguna... Miro desde el martes hacia detrás y compruebo que empiezo a ser hoy el inicio de semana que ayer no fui, después de un fin de semana marcado por la actividad a tope...

Pienso mientras busco un hueco donde escribir estas letras que hace tiempo que dejé de usar este blog como un tapiz contra el que disparar las indirectas del alma y del corazón a la espera de que alguien las pescara... Hubo un tiempo en que los segundos sentidos se desdibujaban tanto que parecían enigmas irrompibles. Ahora, sin embargo, ya no pienso quién entrará a leer y qué pensará de cada cosa, ya no espero que nadie rebusque entre los blancos, ya no confío en que nadie pueda venirme abajo si se lee, porque no hay nada para leer que no se lea por sí mismo... Me encanta esta libertad, como me gusta sentir la felicidad contenida y la esperanza despreocupada que siento en las últimas horas (no sé si avance de cualquier cosa presentida que quede por llegar. Esa es la sensación que tengo).

El viernes comí con el jurado: por la tarde limpiamos las impurezas del Nolan y acabé pasando por casa antes de cenar en el Palau y pasar por la Tribu y su concierto en los jardines del Palau. La noche la alargamos en el Cyrano hasta que nos despedimos hablando en la madrugada. Me suena que esto ya lo conté. El sábado fui a la Punxa tras una tarde cargado de pinceles y rodillos, pintura y quillas...

Entre mis recuerdos, sigo con Luz Casal.

La noche de la Punxà la rematamos Leo y yo en Umbracle después de cenar y tomar unas risas. El domingo, me desperté y fui a comer a la playa con mis padres y sus años. Comimos de maravilla en "Las carabelas", paseamos algo al borde de la playa, poco, porque mamá se cansaba, y nos despedimos en la parada del autobús. Subí al bus camino de la presentación, del ordenador y de Angelita. Me sorprendieron mis padres que habían decidido subirse de nuevo, para "acompañarme un poco". Y en la mejor compañía nos perdimos por las avenidas nuevas de la Valencia marítima... Escribimos algo y a la Batalla de las flores con Noelia, Javi, Noemí, Cris, Beto y Martita. Calor contenido y claveles. Una vez más, la risa. Los padres de las Falleras Mayores a muerte contra Braulio y servidor. Nos regresamos después al barrio en el coche de Manolito. En el Gond Wana seguían los del sector C y Boro Peiró, Julián Carabantes, Angelita y servidor que cerramos el fin de semana cenando con el calor del verano por compañía... Llegué a casa y me fui a dormir con la sensación de que ayer era lunes, que lo era. Lo dediqué a la radio y regresé a casa. Vinieron mis padres camino de Sarrión (me acaban de decir si han detenido al alcalde...) y luego mi hermana, con quien tomé un café del tiempo (del tiempo que hacía que no nos lo tomábamos) en la terraza... Cené algo de fruta y un poco de helado, suficiente para que hoy me duela el estómago ahora, sin saber por qué, después de mi segundo día de radio y de haber comido con María Tomás y Laurita Caballero...

Me dejo el calor. Voy a preparar unos bocatas que tengo reunión fallera de la Agrupación y he quedado con Carol y con Javi...

Luz casal sigue... Y mi sensación de que quedan nuevos días por brillar...

lunes, 23 de julio de 2012

ANTE EL ESPEJO



¿Te has parado alguna vez ante el espejo te has mirado a los ojos y te has invitado a sonreír? 


Cuántas veces ante nuestro reflejo nos miramos las cuencas perdidas de la mirada, cuantas veces miramos fijamente nuestros ojos tristes, nuestro pesar, nuestro futuro perdido... Cuantas veces nos ponemos frente al espejo con la única sensación de extrañados o perdidos, preguntarnos: “¿por qué, Señor?” o un “¿hasta cuando tendré que esperar...?”. 


Por lo general las esperas nos desesperan. Hemos perdido la esperanza y el camino que debía de contagiarnos. Nos hemos dejado arrastrar por un pesimismo oscuro y viciado, torpe, lleno de negras nubes que no nos deja mirar en el espejo y pensar que nuestra mirada será alegre, que tenemos motivos para batallar, que nos queda espacio para el mañana, que nos queda paseo por delante... 


Yo me he decidido en estas últimas horas a reemprender un nuevo camino. Voy a quitarme de los atajos, me voy a columpiar en el parque como cuando era niño para notar la brisa golpearme fuerte contra el rostro mientras subo y bajo... Volveré a jugar. A apostar fuerte por mi vida, por mis esperanzas, por mis sueños... Ante el espejo, pienso, incrédulo, si no he perdido demasiadas noches en vela, si no me he dejado muchos días arrastrados... 


Tengo que apagar la luz y sentir el viento. 


Quiero cerrar los ojos y oír cómo respira la tierra. Quiero salir al mar y bracear, con ningún esfuerzo, contra el batir de las olas del mar y no dejar de flotar nunca sobre la sal... Me miro ante el espejo y me veo, con los ojos prestos, vivos, alegres... Cuántas veces no nos miramos al espejo... Cuántas veces nos lavamos la cara por inercia sin mirar nuestro rostros enfrente diciéndonos: “ya, ahora, ahora es cuando te toca... ahora es cuando llegó tu hoy. Tu momento.”. Nuestro momento no tiene porque ser el mayor de los éxitos ni el más bajo de los triunfos. Nuestro momento puede ser un segundo de paz, sin luz, ante el espejo, el libro y el sillón, el viento y la sonrisa, la compañía más preciada... Tenemos muchos momentos para brillar, para ser felices, para vivir de una manera completa... y los perdemos porque dejamos que nuestra cabeza se pierda en una jaula de ruidos que no debería de ser nuestra. 


Dejamos que se pierda la felicidad porque somos incapaces de sentarnos ante el espejo y decirnos: “hoy, es tu momento. Ahora, cuando te toca...” y desde ese momento batallar para que así sea. Me he decidido a regalarme otra sonrisa. Quiero compartirla contigo. 


Quiero que tú hagas lo mismo. Que te pongas ante el espejo y llores hasta que se te caiga el alma. Que respires luego y entonces te prometas que ya comienza tu nuevo camino... Y ahí, quiero acompañarte, para pasear contigo...

viernes, 20 de julio de 2012

EL REENCUENTRO


Los reencuentros son siempre estupendos. Nos hemos quedado huérfanos hoy de Belda y Conchín pero aún así nos hemos apurado un arroz del senyoret entre los cinco que quitaba el sentido. Un año después (y van dos) hemos repetido nuestra comida anual, lo cual da muy buena señal de que las cosas que empiezan bien, más allá de terminar, tienen la obligación de continuar mejor...

No lo negaré, ha sido una alegría. Lo dije en el facebook, y el facebook es mi libro sagrado: Un día feliz. La foto en familia, con Pepe Soro, Rafa, Juanfran Solivares, Alejandro y servidor. Una alegría: mesa compartida, cotilleos, puesta al día y unas risas regadas con Marina Alta que sabe a gloria. Como la compañía.

En el autobús me llega el whatsapp de Alejandro para ver a qué hora era la comida, pensé que no vendría. Llego al despacho de Juanfran y nos vamos a Pinedo: hemos comido en un restaurante que luego he recordado me presentó mi amigo Manolo. La conca de Creu Coberta... O algo similar, que me perdonen la memoria. Estaban Pepe y Rafa Belenguer esperando. Al rato llegó Alejandro, como prometió con retraso.

Nos pusimos al día con entrantes y arroz, rematé con helado y café. Chupito sin alcohol, sabor a mora: mi favorito. Y un poco de conversación más.

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Rafa me dejó a las puertas del naútico. Habíamos quedado para descaracolar al Nolan. Leo, Pablo, Raúl y Alicia cuando llego. Al rato, Luis. Limpiamos el barco, nos tomamos una cocacola y Raúl me lleva a casa. Ahora escribo poco antes de irme a la ducha. La noche me huele a verbenas, risas y tracatrá. La comida me ha dado alegría, el reencuentro felicidad... La tarde en el Nolan: risas y ganas de pasarlo bien. Alegría por los amigos que tengo... Me siento bien. Esta noche cenita en Olayita y la Tribu como verbena, luego que Dios nos diga... Mañana es sábado. Aún nos queda la noche...  

EL CIELO ME TRAJO UNA CARTA TUYA...




Me ha encantado recibir esta mañana tu carta. Me la trajo el viento envuelta en una brisa marinera que anunciaba un nuevo día feliz... me ha alegrado ver tu nombre en el remite y una sonrisa dibujada con el tembloroso pulso de un niño justo donde el cierre del sobre condena al silencio las palabras que vinieron dentro... Me ha dado una enorme alegría reconocer tu letra y ver en ella tu ánimo, leer entre líneas la felicidad que poco a poco se instala en ti desde una tranquilidad parca que crece mimada por tu fortuna... ¡Qué alegría me dio saber de ti! Cómo me han emocionado tus letras, escritas rápido, como un garabato, sabiendo que escribías a toda velocidad porque las ganas de contar se te escapaban por los ojos. Qué felicidad saberte de nuevo feliz, qué alegría pensar que empezaste a mirar al cielo...

Te he descubierto tristes muchas veces, en los últimos tiempos, ensimismada en tu pena, en tu tristeza, en tu dolor... Y siempre en silencio, callada, como las noches de poniente. Manteniendo la sonrisa puesta porque no podías defraudar a nadie y llorando por dentro como una cascada abundante de rabia y nostalgia. Yo te he espiado. Nunca te lo he dicho, pero me siento a contemplarte a menudo, desde lejos, para ver si la sonrisa se despega de tu rostro. Y cuando sé que se te van los ánimos a pasear, cuando noto que te cunden la melancolía y se te cae la mirada, me entristezco desde lejos y en silencio contemplando tu dolor y haciéndolo mío en parte...

Me dices en tu carta que descargaste parte del dolor, que la mochila de malos momentos empezaste a vaciarla porque no soportabas más vivir en tu mundo de nubes oscuras y ese silencio acribillador que te descargaba el alma... Me alegro por tu valentía. Me enorgullece tu valor, me llena tu felicidad. Si batallas por recuperar la sonrisa, pero la de verdad, no la que nos has mostrado tantas veces, te sentirás cansada, puede, pero nunca derrotada. La derrota es una palabra que nunca te ha acompañado, por mucho que últimamente todo te dolía y te sabía a perder... has vuelto a mirar al cielo. Lo intuyo en tu carta. Has decidido reemprender tu vuelo y me escribes más feliz que últimamente, casi como antes, cuando la niña te ganaba, cuando te sentías tan joven, cuando batallar no era una condena... Te han pasado los años, te han pesado las penas... Y yo, testigo mudo de tu dolor, he intentado a cada momento que volvieras a sonreír...

Me dices en tu carta que la vida vuelve a tener sabor, que hueles el alba y el atardecer, que tocas el viento, que saboreas la alegría, que tienes siempre a mano otra mano que coger para caminar... Me alegra tu carta porque me huele a optimismo. Me anima tu carta porque me invita a soñar...

Quiero como tu escribir los versos de esta tarde sobre renglones de paz. Quiero, como tu, dejar mi mano empujar la alegría sobre un papel en blanco y lanzarlo luego a volar... Quiero, como tú, seguir batallando para que tu alegría y la mía se extiendan a los que no la presienten... Que el cielo mande tu carta es tan bello, tan bello como el mismo cielo...

jueves, 19 de julio de 2012

LA CALORÁ

No puedo hablar de ponentà porque no sé si el aire era de poniente, de tendencia sur desde luego. A las nueve y poco de la mañana, me desperté antes de que sonara la alarma dormido en el sofá del despacho, bajo el aire acondicionado apagado con que engañé a mi sueño, y me ducho. Me visto notando arder el suelo y salgo a la calle con mi energía de todos los días y el MP3 a tope para marcar el ritmo. Me duelen las piernas de cansancio y la actividad no ha sido mucha. Desistí de pasarme por los conciertos anoche en los Viveros después de la tele y me vine a casa a ver algo de tele y distraerme un poco más con el ordenador... He llegado a la radio, grababa a las 10.30 de la mañana con Leo, Maríatomás y Lauracaballero. Nos hemos ido a almorzar al lado de la radio y he vuelto para preparar el programa de hoy, con visita de Braulio incluída. Al acabar, bajo un sol, no sé si de justicia o no, me he vuelto a casa a teclear y oír bases musicales. Poco más. Algo de teléfono, hablo con Mabel. Mucha calor en cuanto me quito del aire acondicionado que acabo de quitar y contando los minutos para vestirme y salir hacia Radio 9... Tengo tertulia. Y luego café y puro. En Cyrano, eso sí.

LO QUE GUARDO EN MI CAJA DE GALLETAS


Guardo de mi niñez un sinfín de recuerdos bellos en una vieja caja de galletas. Algunas fotografías que se hicieron amarillas por el paso del tiempo, alguna hoja arrancada del corazón con su gusanillo enamorado a cuestas y tres o cuatro flores secas. Cuando pienso en el ayer, me vienen a la memoria recuerdos de aquellas carreras infantiles por la calle, de las caídas tontas en mitad del cemento, de las temblorosas rodillas que rozadas empezaban a escocer cuando la sangre salía por ellas... Ahora sangra el alma. La memoria se quedó escondida en su caja de galletas y al hacerme mayor, fui encontrando por el camino mil y una cosas que debería de haber escrito en una hoja arrancada y guardado junto con todas las cosas que guardo de mi infancia dorada...

Me pasó de todo en el camino. Absolutamente de todo. Desde que te marcharas y que llegaran otras personas nuevas, desde que me enamorase del aire con que comenzó aquel día o llorase bajo el manto de estrellas que se nos cayeron desde el cielo... Como no tuve cerca las hojas, mi memoria recortó cada momento y los apuntó a fuego en mi corazón. Son mis vivencias, mis experiencias, mis días y mis noches, que se van fugando como un amor que no se debe conocer y se oculta en las sombras de la madrugada... Mis vivencias me enseñaron a caminar, sin buscar a menudo el reposo y pensando siempre en el siguiente paso que doy para caminar... Me hice mayor. Lo sé. Me hice mayor a fuerza de abrir cada vez menos aquella caja de galletas y de empezar a echar en falta las cosas que me hacían disfrutar cuando era pequeño...

Vuelvo a recordar el correteo por la calle. La torpeza de la carrera y caer al suelo. Recuerdo no llorar porque había mucha gente alrededor. Y en el derredor, me falta tu mirada, comprensiva siempre, paciente, esperando mi lágrima para venir a enjugarla...

Mis recuerdos surgen del alma pura. Mis recuerdos vienen en barquitos de papel que no se deshacen sobre las olas del mar de tu memoria. Mis recuerdos son nubes que van bailando cielo allá y que desaparecen en el horizonte de mi mañana... ¿Y tus recuerdos? ¿Dónde quedaron tus recuerdos? Ve a buscarlos. Camina sobre los pasos frágiles que la memoria grabó sobre la arena y regresa a ti, antes de que el agua haga desaparecer por siempre aquel ayer que siempre fue tan feliz... Vuelve a la felicidad de entonces, vuelve a corretear entre las calles de tu niñez y sueña... Vuelve a soñar tejiendo tus recuerdos y vuelve a abrir la caja de galletas donde duerme tu memoria. Allí, junto a las fotos y las notas arrancadas, hay parte también de tu alma. Y tu alma quiere que abras la caja para echar a volar, contigo, por el horizonte donde se pierden las nubes blancas de tus recuerdos...

miércoles, 18 de julio de 2012

MIÉRCOLES (ANTES DE LA CENIZA)

Qué calor. La ola que reparte a diestro y siniestro los cuarenta grados principales en los termómetros de nuestra vida se ha colado hoy en Valencia: salí de casa tres horas después de despertarme y tres horas después de no hacer nada. La casa me reclama: urge una limpieza de hogar. Creo que le dedico más tiempo que nunca y me cunde menos que siempre. Llegué a la radio y me puse a organizar el programa de hoy. La polémica sobre el cambio de San josé ha traído una retahíla de comentarios que quitan el "sentío". La noticia avanzada anoche por Fabra ha dado el vuelco en el facebook y ha despertado lo informativamente dormido. Hoy en el programa hablamos de ello y de aquello. De todo un poco. Vuelvo a reírme con mi Inma convertida en pastora y cabrera. Y acabo: como solo en el bar de enfrente de la radio. Hace mucho tiempo que no comía solo, por ahí. Lo pienso y pienso en dejarlo escrito en el blog. Aquí está. Regreso a la radio y preparo el programa que mañana grabaremos para el viernes. Leo me trae a casa y el sudor se me cae a raudales. Me voy a la ducha, me arreglo y a la tele. El miércoles es día de actividad frenética. No cabe la menor duda... Supongo que luego me iré a casa, aunque habían posibilidades abiertas. Dependerá de cómo gestione esta calor. Estamos a miércoles, el día más álgido dicen en la tele de esta ola de calor...

martes, 17 de julio de 2012

ROMPAMOS NUESTRAS CADENAS




Las cadenas son pesadas forjas de hierro que nos atan y nos condenan. Las cadenas nos esclavizan continuamente bajo el yugo de su peso y el temor a no desprendernos de ellas. Y esas cadenas, pesadas, duras, férreas, las construímos todas y cada una de las personas sobre nosotros mismos sin darnos a penas cuenta...

Nos cuesta decir que “no” a los demás tanto o más como nos cuesta decirnos que “sí” a nosotros mismos, y no nos damos cuenta que la solidaridad de los dos contrapuntos es la libertad plena, el ayudar al otro sin dejarse nunca de lado a uno mismo...

A menudo construímos cadenas y nos atamos en un enjambre de hierros que nos inmovilizan. Esas cadenas se forjan con penas y tristezas, se fortalecen con sinsabores y falta de alegría, se mantienen unidas con dolores y fatigas. Por eso, es muy importante, vital, que sepamos romper nuestras propias cadenas... no podemos mantenernos atados por siempre con dolores y penas, con sinsabores, sin alegrías...

A veces las cadenas nos las atan otros y es nuestra absoluta falta de voluntad la que nos deja maniatados. Nuestra vida pasa por el esfuerzo de reivindicarnos libres, contentos, satisfechos... Y sin embargo, las cadenas que nos aprietan o que nos apretamos, nos dejan convencidos de que sólo podemos mirar hacia el suelo, insatisfechos, incompletos, como sintiendo que nos faltara algo...

Un pájaro dentro de una jaula nunca deja de trinar... Muchos entienden ese canto como su alegría, revolotea incluso sin poder quejarse de que sus alas se baten contra los hierros de la jaula que le condena... Sin embargo, si abrimos la puerta de esa jaula, el pájaro, con su trino, se irá volando... Al abrirse la puerta, se abren el cielo y el horizonte y las alas del pájaro, que ya no se baten contra nada, danzan enérgicamente para emprender el vuelo y encontrarse con el viento que le obliga a volar...

De la misma manera, muchas veces, nosotros, dentro de nuestras jaulas, cargados con nuestras cadenas, trinamos para que los demás piensen que nuestra felicidad está entre aquellos barrotes. Nuestras alegrías se baten contra la jaula y esperan que se abra la puerta para emprender el vuelo y buscar nuestro horizonte. Esas cadenas pueden romperse, esa jaula se puede abrir... Y sabiendo que tu felicidad está al otro lado de los hierros forjados, de las cadenas pesadas, ¿no te merece la pena emprender la lucha y deshacerte de ellas? ¿No quieres abrir la puerta de la jaula y echar a volar?

Tan sólo hace falta que quieras. Tú. Ahí radica tu felicidad, en tu decisión, en tu capacidad de elegir, en tu libertad para emprender el vuelo...

No temas al futuro ni al mañana, que no te asuste tener que volar, que no te asuste perder la jaula ni deshacerte de tus cadenas. Nadie de los que te quiere te condenaría a vivir con ellas atadas a las manos, mirando al suelo. Echa a volar. Sé libre. Sé feliz. Trina donde el mar te devuelva los ecos. Vuela donde tu felicidad te esté esperando...

lunes, 16 de julio de 2012

EN CONTRA DEL BOLERO

Voy cerrando el día del Carmen. He felicitado a mamá hoy por teléfono a la espera de verles pronto. He pasado el día en la radio sin mucha pasión, he malcomido un trozo de pizza en el Gran Turia y me he colado en la reunión de grupo que tuve a las seis de la tarde. Me paso después por la floristería con Víctor y regresamos a su coche. Gloria y yo pasamos de nuevo por la plaza y nos dan las nueve. El reloj, como siempre y en contra del bolero, que va marcando las horas...

Acabo de ver una fantástica entrevista de Julia Otero a Raphael. De los pocos que me convierten en mitómano. Hubo un tiempo que creí que Pablo Alborán lo iba a conseguir también pero reconozco que me he relajado. Puede ser cuestión del día, porque mirando atrás, también he comprobado que pasando el tiempo aquellas cosas que me preocupaban, hoy me he dado cuenta de que no han aparecido por mi memoria ni mi resentimiento en las últimas horas... Eso es bueno. Me dolió hace unos años una persona y la arrastré más de lo que quise. Ahora me parece una marioneta triste: es el tiempo la que acaba por amortizarnos los rencores y el dolor, las penas. Pues algo así he presentido esta noche, con mi helado frente a la tele, cuando he pensado que cosas que me rasgaban hace poco, parece que se disuelvan...


Anoche acabé cenando en el Osaka, que es mi restaurante japonés favorito para cenar (para comer mantengo otro que mi compañero de mesa no querrá que desvele y yo soy fan de mis amigos y nuestros secretos). Veníamos Angelita, Vicente, Acosta, Amparo y Anita de ver "La cena de los idiotas", entretenida, en el Teatro Olimpya. Antes habíamos pasado por casa de Elías y Marga, tomando café con Sandra. Y de comer en mi casa yo, que Ángeles en la suya. Arroz a la cubana. Me desperté tarde con la sensación de domingo arrastrado resaca de una semana de trabajo y sin alarmas de despertador. Una gozada.


Tuve la necesidad de colgar en el facebook la foto de mi nueva adquisición, Marxalenes, una albahaca "mojitera" que me regalaron los de Dr. Olóriz por presentar junto con mi Lauritavalenzuela y una noche revolcaos de risas. La verdad, lo pasamos de maravilla, con el trabajo a cuestas, nuestros bocatas de tortilla de patatas, el ron de madrugada, las risas de nuestras anécdotas y las tantas de la mañana... Por cierto a las tantas de la mañana me recogió un taxista que no paraba de darme conversación, un chaval joven fantástico conversador porque yo tenía ganas de palabra... Y las hubiera estirado hasta que me acosté a dormir.


El sábado fue del trabajo como el viernes de la devoción: nos fuimos al concierto de Hombres G, el sector C, Leo y Gueguel con Luis, Pablo, Felip y otros tantos para no parar nada... Nada de nada. Me recogí pronto del Cyrano tras comprobar que hemos cambiado el cartel de la calle, remodernizando la imagen, y con la vista puesta en el congreso provincial del sábado por la mañana en el Palau de Congresos...


El calor ya lo puede todo. 31.1º en la medianoche del Carmen. Un documental de Eva Braun y Hitler en la tele. La mirada puesta en mañana y en el resto de la semana... De estas semanas de radio que se nos van antes de las vacaciones...

ALEGRÍA

Hay pocas palabras tan bellas como alegría. Hay pocas palabras, de verdad, que trasmitan tanto como trasmite ésta... Alegría.

Si pudiera regalarte mi alegría la envolvería ya mismo y en un paquete, rápido, haría que surcará el cielo y las montañas para que entrase por tu ventana y te esperase junto a la cama. A menudo notas en ti el dolor y la pena, a menudo me dices que te duele esto y aquello, y creo que no hay nada que te haga estar con tal penar encima. Sólo tu tristeza, una tristeza que callas y ahogas... El dolor no se puede enterrar. No puedes tirarlo cuerpo abajo como si llegando a los pies te fuera a desaparecer. El dolor hay que expulsarlo por la palabra o por las lágrimas, y dejarlo que se disuelva entre la brisa que hoy no sientes como te acaricia el pelo.

No intentes guardar tu pena dentro del cuerpo porque el alma que todo lo cubre acabará herida, como tu mirada, que no mira al cielo con el brillo que tendría que mirar... Piensa en cada momento si hay motivo para la tristeza. Cuando te notes derrotada, intenta levantarte a batallar...

Cuando no tengas ganas de sonreír piensa que a la gente de alrededor nada les hará tan feliz como verte con tu sonrisa puesta y tus ganas de ganar... De ganarle la partida a la pena. No dejes nunca de luchar. Saca tu pena al viento y deja que se meza entre la nostalgia y el olvido. Deja que huya de ti el desconsuelo más profundo e invítame a soñar. Déjate acariciar por la felicidad y sonríe, así contagiaras tu sonrisa y más gente como tú, que se deja arrastrar por la pena, no tendrá más remedio que sacar afuera la tristeza y dejar camino libre a la felicidad...

Sé que se te hace difícil. Sé que te cuesta. Sé que luchas por volver a sonreír como aquel entonces cuando la felicidad se te escapaba por los ojos y sin ser consciente te encontrabas en mitad de la vida con la risa y la carcajada compartidas antes de que llegara la noche... No dejes espacio a la soledad. No tragues con tu pena ni la guardes dentro de ti porque acabará por envilecer a tu alma. Sonríe. Sal a la luz. Vuela hacia el cielo. Pero no sigas guardando tu dolor, deja que se escape por la palabra o por las lágrimas y vuele lejos, al cementerio de las penas olvidadas, donde no hay rencor y todo está tranquilo... Deja que vuelen tus penas por las sendas del olvido y vuelve a batallar...

Levántate y dáme una sonrisa. Al lado estarán mis labios para sonreír contigo...

sábado, 14 de julio de 2012

COMO EL BARRO



Me paré un día ante una fuente y comprobé como el agua caía danzando sobre un charco inmenso de agua sucia. Mire con detenimiento el grifo por donde emanaba con una fuerza especial el agua y pude, a través de ella comprobar el color de las rocas que sujetaban aquella fuente. Veía perfectamente. Veía claro, nítido, transparente. Aquel agua limpia y pura brotaba con energía y con fuerza, salía después de la oscuridad de las cañerías y del primer llanto en el manantial y cuando saltaba por el grifo afuera lo hacía encontrando su libertad para caer caño abajo y toparse contra un suelo de arena enfangado que lo convertía todo en barro...

Nuestras vidas son igual que el agua de aquella fuente. Todos saltamos a la vida con una transparencia inaudita, con una belleza equilibrada, con una pureza única y mientras vamos perdiendo fuelle, mientras flaquean nuestras fuerza, al encontrarnos con el barro, acabamos por ensuciarnos y ser una parte más del propio fango... Me llamó tanto la atención que me acerqué, como una abeja, para ver de cerca aquel chorro caer sobre la tierra. Y vi cómo golpeaba sobre la tierra mojada, aún transparente, y al contaminarse del barro se convertía en un poco de barro más... Nuestras vidas acaban igual, contaminándose del barro que nos rodea, dejándose mezclar con las penas y las tristezas para hacernos perder la transparencia de nuestra propia libertad... Esa transparencia de vida podemos mantenerla si queremos, podemos luchar como el agua que vino del manantial por hacer que el barro cada vez sea menor, minúsculo, hasta convertirlo todo en un río único de aguas cristalinas donde el poco barro se disolvió, sin mayor importancia.

Tú puedes hacer lo mismo. Puedes batallar por hacer que toda la fuerza de tu vida se concentre en el futuro, luchar para que la libertad con que brotaste no se pierda nunca, pelear para que el barro de tu tristeza se disuelva entre tantos grandes sentimientos que la pena o la melancolía se deshagan como un hielo puesto a secar al sol... Cuando se derritan los sentimientos negativos que te acompañan cada día, comprobarás que del hielo de tu dolor que se deshace con una agonía amarga brotan sin embargo pequeños hilos temblorosos de agua transparente. Hasta de los peores momentos podemos acabar viendo como fluyen momentos amables, sentimientos puros, esperanzas para un mañana mejor... El agua de la fuente es cristalina, como las lágrimas de la pena. Pero al final de todo, la valentía de su transparencia nos invitan a ver a través de ellas. No llores nunca con los ojos cerrados. Mira al otro lado de las lágrimas y comprobarás que queda alguien con una sonrisa para regalarte, un amigo que espera tu abrazo, un amor olvidado que regresa a ti, un camino para seguir paseando...

Cuando sólo veas barro en tu vida y creas que será siempre así, piensa que muchos golpes de agua limpia acaban disolviendo la oscuridad del fango. Cree que con muchos momentos de felicidad que busques conseguirás que la pena se disuelva, que la tristeza se vaya, que el dolor desaparezca... Y todo vuelva a ser transparente, libre, feliz...

Me paré un día ante una fuente y comprobé como el agua caía danzando sobre un charco inmenso... Era el charco donde comenzaba tu felicidad.

viernes, 13 de julio de 2012

LEVANTARSE CON UNA SONRISA



Hay días, que sin darme cuenta, me despierto antes de lo que quisiera y me levanto apoyando los pies débilmente sobre el suelo y con una sonrisa puesta. Hay días, que sin buscarlo, te levantas con la felicidad cogida al rostro, que se despierta como si tuvieras ya la cara limpia y despejada de sueño, sin legañas ni recuerdos que nos pesaran. Hay días, que al despertar, te sientes con una felicidad intensa, inmensa como el mar, y sigues sin forzar el día con tu sonrisa puesta, anclada al rostro y los ojos brillando cuando miran al cielo: hay días que el corazón bate con nostalgia y otros se despierta acelerado, como enamorado de un sueño y te invita a caminar con la alegría cogida de la mano...

Hemos de aprovechar nuestras sonrisas, hemos de buscar la felicidad sin que su búsqueda sea una obligación, hemos de intentar despertarnos contentos para seguir con la sonrisa alegrando la vida de todos los que nos rodean... Yo lo intento a diario. Lucho por conseguir cada mañana despertarme con los labios escalando al cielo y los ojos buscando los primeros rayos de sol que me anuncian un nuevo día.

Cuando nos despertamos tristes, el dolor y el desconsuelo nos hacen arrastrar los pies en nuestro camino, como peregrinos derrotados por nuestro cansancio de vida. Por eso, te invito a que cada mañana, segundos antes de despertar, en el momento en que vayas a abrir los ojos para comenzar un nuevo día pienses: quiero empezar el día con mi sonrisa puesta. Quiero con mi mirada buscar el cielo por donde corren las nubes... 

Cada día que me despierto con mi sonrisa, como hoy, que por los detalles más pequeños puedo llegar a sentirme el rey del mundo, se me van las horas de una manera veloz a cazar la felicidad que corre delante de mí, hasta alcanzarla. Y cuando, con mi sonrisa, cojo la felicidad entre mis manos y la apreto fuerte, me siento más lleno que nunca...

 Mis amigos me dan esa felicidad. Mi familia, mi gente. El cielo. El sol. Esperar a la próxima lluvia. Sentir la palabra. Recuperar al amigo. Escuchar el tintineo de una canción. Notar el tacto de la brisa que nos relaja del calor. Vivir la alegría del momento en que mi corazón se despierta feliz y le acompaña el cuerpo con la sonrisa en los labios y los pies volando sobre el suelo... Es tan sencillo como eso.
Despertarnos con una sonrisa... Despertar a la vida, un día más con la felicidad anclada a nosotros mismos y un empeño por volar alto, tan alto como vuele nuestra alegría, y alcanzarla entre las manos nada más comenzar el día... Siente la alegría de cada día, siente la emoción de cada segundo, siente el latir del corazón, siente la ilusión por esperar que se cumpla cada sueño y sueña por seguir volando hasta alcanzar tu felicidad... La felicidad es algo que llevamos cada uno de nosotros cerca de nuestras vidas, podemos cerrar los ojos y pasar ciegos ante ella, o sentir su fresca fragancia y lanzarnos a alcanzarla fuertemente.

Cuando tengas entre tus manos la felicidad, tu sonrisa salpicará tu rostro y tu vida contagiará a todos los demás de esa alegría que te mereces... hay días que el corazón bate con nostalgia y otros se despierta acelerado, como enamorado de un sueño y te invita a caminar con la alegría cogida de la mano... Y paseamos los dos, mi corazón alegre y mi caminar sosegado, para alcanzar la felicidad esperando que tú te unas a nuestro paseo.

EL TRÍO CALAVERA


Llegar a casa arruinado por el calor del día y de la noche, whatsappeando aquí y allí, desnudarte en casa, calzarte las chancletas de verano, cenar una tostada de queso Philadelphia y una de sobrasada, después de un día de ansias y ansiedades gastronómicas y recibir un whats app de Leo diciéndome "Voy al Umbracle un rato.". Otro: "Vienes?"... Uf! Pienso que no, que no debo. Estoy whatsappeando con Alejandro y acabando de cenar. Pienso: "Espera, por qué no". A ver, estas noches son las que no te esperas. "¿Con quién vas?". "Raúl". Le digo que sí. Le hubiera dicho que sí ya sin Raúl, porque algo me decía que este jueves no era para pasarlo en casa. Así que me visto en cero coma, me recoge Leo y nos vamos a Castellar para recoger a Raúl. "El trío calavera" exclama Leo. Yo creo que hacía mucho que no se daba esta situación, si alguna vez se había dado... Y mereció la pena.

Recién llegados a la barra de Umbracle, pasada la puerta, aparcado el coche, me encuentro con una persona con quien no esperaba encontrarme. Soy un tío con suerte. Creo que sí. Probablemente esté al borde de darme la castaña de mi vida pero, hete aquí las sorpresas que tiene la vida, que al borde del trencadís, me sorprende la vida y su pregunta, a la que respondo sin filtro, como ando últimamente, que ya me lo dice mi Angelita.

Acabo en cinco minutos la conversación y me invade una sensación de victoria (euforia), ya veremos... Sigo con los programas de radio, de hecho me voy ya para la ducha y a salir a los treinta y tantos grados que me ha dicho mi hermana que tenemos en la calle. Anoche, la madrugada se cerró con 27 grados a las cuatro de la mañana y un silencio muy prolongado de Leo, cuando me trajeron a casa. Felicidad por la noche del trío calavera y esta noche "Hombres G". La previsión del fin de semana es completita: concierto, dormir, congreso provincial, comida, teatro, preselección fallera, dormir, comer, café, teatro y acaba el domingo... Un fin de semana completito.

Anoche lo pasé de vicio, hasta en los momentos que estaba solo, cazado en mitad del Umbracle como un conejo al que le tiran las luces en mitad del monte... Esto me recuerda a mi adolescencia con Juan. Anoche, cuando entrábamos al aparcamiento de la discoteca, recordé el verano con Vicente (ahora desaparecido), aquellas noches de salidas continuas, de no parar nada, de no frenar ni un segundo... Aquel verano que comprabamos un desodorante corporal que olía a Marruecos en el Mercadona y nos perdimos por las playas de Ibiza... Han pasado diez años de aquel verano, y anoche, mi memoria rescató los residuos de aquella adolescencia tardía. Una adolescencia tardía que aún no ha escampado...

jueves, 12 de julio de 2012

CAMINAREMOS



Me gustaría darte la mano y salir a caminar. Me gustaría que notaras mi fuerza y mi cariño, mi tesón y mi amistad, que se contagiaran la alegría, la sonrisa, la felicidad... Cada día al despertar miro alrededor y me encuentro con la vida. Hay gente que cada día se despierta ciega de esperanzas y yo, sin embargo, intento toparme de frente con la realidad e invitarla a caminar conmigo. De vez en cuando, como tú, caigo en la trampa de la tristeza, pero me doy cuenta enseguida, cojo la mano amiga y emprendo el camino...
Anduve por senderos llenos de penas y melancolías. Me paseé sin la compañía siquiera de mi sombra y me detuve a buscar una luz hacia la que caminar... Caminé por caminos serpeantes y tenebrosos, sin parajes ni cielos, solo el camino. Y descubrí que el mundo está lleno de caminos que sí que tienen miles de paisajes, de todos los colores. Que existen veredas por las que transitar mirando a un cielo azul intenso cubierto de nubes blancas que invitan a soñar.

Caminamos cada día por nuestras vidas, muchas veces sin ser conscientes de que cada día que pasa es un día que suma historias, quereres, voces amigas, recuerdos emotivos y momentos que nos hacen especiales. Me gustan los pequeños detalles, los más sencillos, nos llenan sin apenas percibirlos y hacen que nuestra vida sea bella. No te sientas perdida. No tengas la sensación de que tu vida se escapa y que el tiempo solo juega en contra tuya. No creas que eres la persona más desafortunada del mundo. Siempre tendrás alguien a quien darle un gracias, a quien devolverle un beso, a quien ayudar para que su vida no serpee por los caminos de la tristeza...

Uno debe aprender siempre de las cosas más nimias, aquellas que nos parecen más insignificantes, de los pequeños detalles que lo pueblan todo... A veces estiramos problemas del pasado, situaciones acabadas, momentos olvidados y los mantenemos vivos como llamas por un estúpido rencor al que atamos diciendo que esa es "nuestra verdad".

Que tu necesidad no te ancle al ayer, que tu presente se cosa entre pequeñas verdades que te hagan crecer y que los pequeños detalles de nuestras vidas te hagan triunfar en la búsqueda de tu próxima sonrisa...
Me gustaría darte la mano y contagiarte mi ilusión por vivir, caminar contigo al lado para que tu camino no te quiebre, que notaras el hombro amigo que combate con su fuerza la debilidad de tus penas y ayudarte a encontrar la paz... Cada día al despertar miro alrededor y me encuentro con la vida. Hay gente que sigue respirando, pero que dejo de vivir hace tiempo. Y hay demasiados caminos y cielos preciosos, como para no querer encontrarlos...

JUEVES Y PASO


Noto ahora con normalidad, absoluta, que el calor se ha instalado en casa. Son casi las nueve de la noche y no bajamos de los casi 34 que seducen hoy con tacto de verano. Hace dos días recordé en el programa de radio, en "Esos locos días de verano", que han pasado quince años desde el secuestro de Miguel Ángel Blanco, y casi me recuerdo con Sonia y Cristina en casa de Sarrión a la espera de irnos a la Vaquilla a Teruel, y Rosa con Óscar en Pamplona, y cómo contaba mi hermana aquellos pamplonicas colgando sus pañolicos en la verja del Ayuntamiento, y me vienen a la memoria la angustia y la rabia, las manifestaciones tan populares, el grito unánime,... Quince años. Como un suspiro, quince años, desde aquél fatídico día, de aquél plazo de 48 horas, de aquél dolor...Se pasa el tiempo volando, que no descubro nada, pero se va que da horror... Hoy mismo, esta tarde, al acabar el programa de la radio, se lo decía a Arancha, la técnico, cómo se pasa esta segunda semana... Tengo ansiedad en estos momentos y devoraría toda la nevera que se ha vacíado de una manera soviética. Aún así me he dejado la comida a las cinco de la tarde, unas patatas asadas, un baño de calor que aún transpira y una siesta borreguera rota por la tarde. Me anuncia Michelle al teléfono que en media hora cojo el taxi para Radio 9...

Los últimos días los he pasado con mi cansancio a cuestas entre la radio y la tele, algún momento con Pepa, casi ninguno al teléfono, una horchata con buenas noticias con Raquelginer en el Mercado de Colón y anoche con la Agrupación de Fallas de Ruzafa, que rendía homenaje a las falleras preseleccionadas. Nosotros, como ya viene siendo normal, nos alargamos la reunión en el Radio Tránsito hasta casi las tres y media de la mañana que nos recogimos Noelia, Javi y servidor.

Y hoy, pues jueves. No me atrevo a decir nada porque he pasado de todos los planes posibles a ninguno y al trabajo de repente, y a lo mejor me dejo caer por la falla del Pilar, que andan de campeonato de truc, como que me vengo a casa, porque la verdad es que ando somnoliento y medio mareado... de lo que haga, ya os cuento. Por lo pronto, mañana viernes.

miércoles, 11 de julio de 2012

COMO UN GLOBO



Nos olvidamos muchos días de sonreír. Nos da igual que el sol brille, que los pájaros trinen porque creemos que la felicidad nos condena a comer perdices de cara a la pared. Nos pasamos los días quejándonos de nuestra fortuna y olvidamos invitarla a pasar. No dejamos nunca un hueco para la esperanza cuando se nos quiebran los sentidos...

Y ahí nos equivocamos. Deberíamos de obligarnos a sonreír más a menudo. Si destensaramos el rostro y sintiéramos una leve mueca que intenta buscar la felicidad, seguramente viviríamos mucho más tranquilos y felices... Se han fijado alguna vez en el niño que intenta apurado conseguir la cuerda de su globo antes de que perderlo para siempre? Cualquiera de nosotros, cuando vemos al pequeño jugar con el globo, prevemos que éste, antes de desincharse conseguirá zafarse de las infantiles manos que lo sujetan y perderse en el equilibrio azul del cielo: los globos nacieron para soltarse y volar...

Pues bien, cada vez que vemos al niño jugar con el globo todos estamos pendientes de ver cuando lo perderá, cuando se le escapará de entre sus débiles manos y acompañando su sollozo zigzagueará aquí y allá, batido por la brisa y se escapará a la nada. Al tiempo que vemos como vuela, el niño se desconsuela por su perdida y, sin embargo, nosotros, lejos de sentir la pena, vemos el embate del viento como una danza bella, como algo que nos invita a vivir la belleza, como algo que contamina nuestras ganas de volar...

Seguramente, habrá un día en que el niño, siendo mayor, habrá olvidado ya aquel globo perdido y comprobará que la belleza absoluta de su danza en el aire es impagable... Las personas necesitamos volar. Las personas necesitamos sentirnos danzados por el viento, respirar nuestra libertad e ir más allá, más allá del propio cielo... por eso, cuando todo es inocencia, la perdida del globo es la lágrima desesperada por el juguete que se pierde... Y sin embargo para cualquiera de nosotros, el tintineo en el viento es una invitación a soñar, a volar, a sentirnos libres...

Ese globo podemos soltarlo de nuestras manos siempre que queramos. Con una sonrisa, por ejemplo. Intentando sonreír cuando a la mirada menos le apetece, emprenderemos un vuelo hacia el infinito con que sentirnos libres, empujados por el viento, soñadores despiertos... no hay sueño más bello que el que se sueña despierto, pues es un sueño en vida aunque se nos escape entre suspiros... Cualquiera de nosotros sabemos que el globo escapará como deberíamos de saber que nuestros problemas se escamparán. Sin embargo, condenamos con tristeza nuestra mirada y contaminamos nuestros labios para que no sonrían. Quizá, si prestaramos unos segundos del día a sonreír, conseguiríamos emprender el vuelo, escaparnos de las manos que nos atan y soñar... Aunque sea despiertos.

Nos olvidamos muchos días de sonreír. Nos da igual todo lo que nos rodea, simplemente nos condenamos a estar tristes. Y quizá porque todavía no sabes que tu fortuna está esperando que la invites a pasar. No dejamos nunca un hueco para la esperanza, pero si abres las puertas de tu sonrisa, probablemente contagies el corazón y el alma... Y eches a volar, como un globo que se escapó de las manos...

martes, 10 de julio de 2012

ESOS AMIGOS


Siempre he oído aquello de que los amigos que uno tiene se pueden contar con los dedos de una mano y sin embargo a mí siempre me ha gustado contarlos con los dedos de las dos, de mi diestra y de mi siniestra, y si es posible, pedir manos amigas para que me presten sus dedos y seguir contando... 

Francamente, no somos conscientes del valor que tiene la amistad y su palabra la malvendemos a precios baratos que nadie nos compra. A menudo presentamos a cualquier conocido como un amigo y otras muchas olvidamos recordarles a quienes de verdad sí que lo son, precisamente eso, que tienen un lugar importantísimo en nuestras vidas...

Hemos devaluado la palabra amigo y nos hemos dejado empujar con los ojos cerrados al camino de la prisa y del no mirar hacia atrás. Y sin embargo, es importante hacerlo, con nostalgia y con cariño, cuando pretendemos recordar quiénes recorrían con nosotros el camino y quiénes siguen a nuestra vera... A lo largo de la vida, algunos, los menos, perduran.

Esos amigos son casi hermanos, sangre nuestra. Están aunque no se les recuerde, haciendo sus vidas, esperando que vuelvan a cruzarse los caminos. O viven pegados a nuestras realidades de días difíciles y complicados. Otros, aparecen de repente, y nos parecen imprescindibles. Lo son porque nos hacen crecer y nos invitan a disfrutar de cada momento, o porque nos dan el consejo que nunca les pedimos, o porque aguantan estoicamente las lágrimas que derramamos cuando todo está entre nubes negras... Algunos desaparecieron. De aquellos nos queda el recuerdo y las vivencias. De los que apartamos, al final, pretendemos quedarnos los momentos buenos. Y de los que se fueron para siempre, nos quedan su tacto y su sonrisa, porque nos negamos a borrarlos...

Los amigos son una pieza fundamental en nuestras vidas. Y sin embargo, como vivimos atropellados entre ciudades enfangadas de ruido, trabajos que desesperan, palabras que son gritos, penas y complicaciones, mentiras, atajos y reliquias, nos olvidamos a menudo de regar nuestras amistades con el agua pura y cristalina que las hace crecer... Por eso es importante contar con alguien, con una voz amiga, con una mano que acompaña, con una espalda que sujeta... Cuando todo es complicado, necesitamos a alguien al otro lado del teléfono que nos invite a seguir, que nos aconseje, que nos diga, que nos preste parte de su vida para que la nuestra sea mejor... Y en ese camino, en el de la vida, las amistades son las que nos ayudan a caminar siendo un poco más felices. Todo lo felices que podemos sentirnos, de no tener que caminar solos y a oscuras...

lunes, 9 de julio de 2012

LUNES DE CALOR

Julio ha intentado hoy castigar como bien sabe. Cierto es, que quitando las canículas del infierno con que desaparecieron los montes la semana pasada, este séptimo mes se estaba portando de maravilla. También es cierto que no soporto nada la calor y que me contagia una pesadez absoluta que me lleva desde el continuo dolor de piernas hasta el sofoco y el sudor prolongados, agonía de mi yo. Que ya se sabe... Hoy ha sido lunes de lunes. De los que intentas salir de casa cuando debes y no puedes, de los que pierdes el tiempo y no sabes cómo, de los que intentas planificar la semana y no te sale... Lunes de calor, eso sí. He vuelto a la radio, ser el segundo lunes da una tranquilidad absoluta. Y he preparado el programa: entrevista sobre esclerosis, el señor de las rotativas, la última superviviente Maya y el consultorio sentimental. Acabado, rematado y a comer, con Leo, María Tomás y Laurita. Risas y me acerca a casa María. Mientras mis padres no llegan, limpio el baño, remato la cocina, ultimo el pasillo y depuro mi habitación. Mis padres no llegan por un malentendido: creían que iría yo a casa de ellos. Así que, con mi mochila de calor a cuestas me hago una siesta de no llega a una hora. Me corto el pelo frente al espejo (para volver a ensuciar lo que ya limpié) y me ducho a la espera de que Cris me recoja para irnos a cenar... Ya lo dije, es un lunes de calor.

ALGUNOS DE LOS COLORES DE NUESTRA VIDA



Todos alguna vez en la vida, en mitad del paseo, caemos rendidos por la fatiga. Muchas veces, en el día a día, nuestros pensamientos se envuelven en un manto negro y nos sentimos profundamente decaídos. A menudo, nuestros problemas se hacen mayores tan sólo porque nos empeñamos en no ver la salida. Y a menudo, decaemos el alma y las ganas, y nos dejamos empujar por la corriente de un río de nostalgia, de dejadez y pena, de desgana y ahogo.

No podemos estar siempre felices. Parece que nos hayan condenado a buscar la felicidad como una obligación de todos. Y no es así. No es obligatorio ser felices, ni tenemos que empeñarnos en conseguirlo, porque es francamente difícil por no decir imposible... Entonces, ¿qué es lo que debemos hacer? ¿A qué debemos dirigir nuestras fuerzas? Pues yo sinceramente, que paseo por el camino de la vida, cargado con mi sonrisa y mis esperanzas, creo que debemos esforzarnos por no estar tristes. Por no decaer, por no dejar que nos arroye la derrota y el pesimismo, por no doblarnos ante los embates de la mala suerte.

Cuando en mitad de tu camino te sientas decaído, cansado, agotado, cuando creas que ya no puedes dar ni un solo paso más, no hace falta que caigas desplomado contra el suelo. Puedes sentarte en un lado del camino y esperar a que las fuerzas regresen para seguir caminando. Tal vez, si caes contra el suelo, se te llenarán los ojos de tierra y no podrás ver, te condenarás a la oscuridad del suelo y tardarás en recobrar el ánimo para levantarte primero y seguir en tu camino después. Sin embargo, cuando el camino se te haga lento, cuando la vida te ahogue en su serpeante mundo de atajos y duras cuestas, si te sientas junto a la vereda,  sobre una roca, podrás reencontrarte prontamente con tu respiración y emprender la marcha. Desde la roca, sentados, podrás admirar el cielo azul que todo lo cubre y va cambiando de color. Podrás sentir la belleza de la naturaleza que te rodea. Podrás sentir el soplo de la vida que en una brisa suave te toca tan solo a ti.

A menudo, en la vida, caemos derrotados por nuestros problemas. Muchas veces los convertimos además en nuestro principal interés y dejamos así, de una manera tonta que los ojos se nos contagien de tierra y no podamos ni llorar. Sin embargo, si ante los problemas de nuestra vida, somos capaces de buscar nuevos horizontes, probablemente todo aquel mundo de cielos azules, de bellas naturalezas y suaves brisas que nos estamos perdiendo no pasarán inadvertidos ante nuestro dolor...

Cuando empecemos a descubrir todo ese mundo de sensaciones y colores, nuestros problemas, seguirán con el río que fluye hasta disolverse en el mar...

domingo, 8 de julio de 2012

DOMINGO DE VERDAD


No cabe duda ninguna que el fin de semana ha sido a tope, de amigos y amigas, de no parar... Tengo pendiente llamar a mis padres que están en Sarrión, porque el otro día sólo hablé con mi padre. El viernes noche estuvimos en la Sala Canal, en la elección de preselecciones, donde salió elegida Sandra. Yo estaba convencido de que así sería, pese a ello, fiesta y celebración, que es lo que tocaba. Primero en la falla, al rato en el Cyrano, donde extendimos la noche hasta acabar. Y al cerrar nos fuimos Al alba, para seguir rematando la fiesta. Guillermo, Javi, Noelia, Angelita y yo con nuestras risas puestas. Momento especial: pasar por la falla del Mercat y encontrarse con un buzón... Aún estoy llorando de la risa.

El sábado me desperté pocas horas después de haberme acostado. Me recogieron Belén y Manolo, que sigue siendo todo un tipo, para ir a comer a la playa con los amigos de Sarrión. Me reí barbaridad poniéndome al día, primero en el coche, con ellos dos. Luego con Gemma y Tato, María y José (con mi pequeño Álvaro, cada día menos pequeño), Juanin y Eva con Noelia y Elisa, a quién conocí ayer, con Aure y Ricardo... Lo pasamos de maravilla, echando en falta algunas ausencias, que tendremos que resolver pronto. Nos reímos y nos comimos Las Carabelas, por las velas... Luego paseamos por la Marina y acabamos, como en la adolescencia, echando algo en el "Vivir sin dormir"... ¡Cómo pasan los años!

Me vine a casa y me duché. Hice siesta de media hora que me supo a veinte minutos y me recogió Leo. Recogimos a Angelita y a Chus, luego a Gueguel, y acabamos yendo al concierto de Amaral. Estaban Tato y Gemma allí. Al acabar pasamos a cenar algo por la calle Sueca, en el Horno de los borrachos, y de ahí a Cyrano, donde nos esperaba Hugo, con quien había quedado. Leo se fue al Umbracle: yo no podía ni con mi alma. No salimos de la última mesa hasta que nos fuimos. Taxi (cansancio extremo) y a dormir.

Esta mañana Mabel me despertó al teléfono. Calor tropical. Cocino un arroz con garbanzos y costillas y querría siesta, pero tengo ensayo en la falla... Primera semana de radio acabada y mañana emprendemos la segunda... Hoy me sabe a domingo de verdad.

sábado, 7 de julio de 2012

A LA LIBERTAD (DE UN SÁBADO CASI POR LA NOCHE)

A mis amigos y mis amigas,
a mis agujetas de sábado
con pocas horas de sueño,
al dueño
de este viento que no llega,
a mi sudor en casa,
verano que nos ataca,
en esta tarde que no descansa
el reguero que alcanza
la calor de mi espalda...


A mis noches de julio,
a mis esperas y a mis desesperos,
a las que nunca les dije el te quiero,
de mis silencios, 
a mis fatigas y mis dolores,
mi prudencia,
a los colores
de esta bandera de la ausencia,
que todo lo contamina
y lo eleva a la divina
potencia...

A mis canciones que suenan,
a mi sonrisa y mi camino,
al cariño
que no cesa,
a mi calor de final del día,
a mi mañana que ya dudo,
a los trucos que saben a alegría,
sentimientos puros que son la osadía
que le quedan a los pobres del mundo...

A mi ayer, que no fue único,
y a mis conquistas que nunca conquisté;
a mis afanes por afanarme,
a las palabras que callé:
si las gane por callarme,
en mitad de mi tormenta 
y de mi tormento,
entre mis recuerdos,
son tan sólo nieblas 
de esta memoria sedienta
que se bebe cada momento...

A mis quereres y mis deseos,
a los besos primeros,
a mis mañanas y mis noches,
a mis soles sin luna,
cielos sin estrellas,
olvidos sin reproches,
a las palabras bellas
como ya no queda ninguna,
al ingenio de mis derroches...
A mis calores y mis fríos...

A la libertad.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...