sábado, 7 de enero de 2012

SÓLO QUIZÁ



Sólo quizá deberías tener miedo a cuando en mitad de la tormenta nadie guíe tu rumbo. Sólo entonces, cuando hayas desechado tu fuerza y tu ingenio, te hayas medido contra los temores de otros y hayas conseguido que los tuyos sean los más difíciles de superar, sólo entonces, sólo quizá, deberías de dejarte arrastrar por el oleaje... Pero mientras en la batalla te queden dos brazos por remar, y alguno más amigo que se ponga a tu vera para coger con fuerza los remos y bregar, mientras tanto, sigue batallando por llegar a la orilla a la que quieres llegar...

Sólo quizá, cuando la noche se cierre sobre ti, con un cielo nublado y negro, oscuro por absoluto, sin que las estrellas trasluzcan lo más mínimo, ten temor. Sólo cuando estés solo en el bosque sin luz ni cobijo, ni más compañía que las sombras de los árboles y el ruido de la hojarasca que chafas al caminar, ten miedo. Pero recuerda entonces que siempre habrá un final de bosque y que habrá gente al otro lado de los árboles esperándote a que llegues para contarles tu aventura...

Sólo quizá, cuando le tengas más temor al fracaso que a una sonrisa, te vendrás abajo y te dejarás atropellar por lo que nunca fuiste. Porque la gente que sois valientes o habéis nacido para serlo no podéis sentaros en el bordillo de una acera a ver qué es lo siguiente que pasa. Más que nada porque quizá y sólo quizá, lo único que pase sea el tiempo que juega en contra de vuestra propia vida...

Por eso, batalla. Sonríe. Vive. Piensa. Ilusiónate y ten el coraje de volver a caer. Porque cuando estés abajo, siempre habrá quien te ayude a coger el remo en la noche de tormenta, quien te coja la mano para cruzar el bosque o una voz amiga que te recordará tu gallardía y lo valiente que siempre has sido. Y cuando estés arriba, las mismas manos, las mismas voces y aquellos brazos estaremos espectantes de seguir a tu lado surcando los mares bajo la tormenta, cruzando los bosques más siniestros y aprovechando tu valentía de cada momento...

Todo esto que tienes es tuyo, aunque lo valores muy poco. Pero a mí, como amigo, me sirve cada día. Aunque nunca te lo diga... Sólo quizá te lo diré el día que vea que no remas con la fuerza que puedes... Sólo quizá...

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