A seguir el camino.
Hoy ha sido un día de parar. Un día que empezó a las cuatro de la mañana con una garra de insomnio, arrastrado durante todo el día. Ha sido una madrugada de nervios, de intranquilidad, de mala leche, de sueños rotos, de agobios y desesperanzas. De tristezas. Un día largo y duro, caluroso como el verano. Cargado de pobrezas, de reclamaciones al viento, de silencios. Un día difícil, como muchos de los que tiene mucha gente. Pero a mí hoy me ha dolido el alma, que hacía tiempo la tenía acariciada.
Hoy ha habido gente que me ha ayudado a caminar. Otros me han empujado. Otros me han dado su aire, su comprensión. Su brazo en el hombro, su abrazo en la tarde, que de vez en cuando necesito, como todo el mundo. En esta montaña rusa de sensaciones que es mi vida, hoy ha tocado bajar. Pero hay algo bonito en ello: ahora toca subir. Volar. Reír. Vivir.
El camino se hace largo al pasear. Y nos queda tanto... Me gustaría contar con todos para seguir andando, aunque me tocará dejar a algunos con esta mochila que se cargó demasiado.
¿Te vienes a pasear conmigo? Vamos hacia arriba...
1 comentario:
Espero que cuentes conmigo y me dejes un rinconcito de tu mochila colegaaaaaa!!.
Animoooooo!!!.MANU
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