lunes, 25 de mayo de 2009

COGER AIRE



Perdonadme que os haya abandonado, pero me había abandonado a mí mismo. Los últimos días han sido especialmente difíciles. Y no podía escribir. No he podido hacerlo en ningún momento, porque era como si todo estuviera bloqueado dentro de mí y aunque me hubiera gustado vomitar mis penas, como hago a diario, no he podido hacerlo. No he sabido.

El día de hoy es distinto. Ya no sé si mejor o peor. Distinto y otro más al mismo tiempo. Alguien me dijo una vez que no hay nada como sentirse totalmente hundido porque ya sólo te queda entonces ir hacia arriba. Yo intento hoy dar los primeros pasos, pero cuesta y mucho. No he escrito tampoco por no alarmaros, haceros sentir preocupados, porque no me llamaráis... Sencillamente, no he escrito porque no he podido. Porque tenía mi vida parada, con la cabeza demasiado complicada. Debería de haber venido a apuntaros algo. A deciros que os hecho de menos, que gracias por estar ahí,... Pero mi cabeza se fue con su insomnio y sus cosas por otras calles, a pasear sola, y lo que es peor, me dejó aquí esperando.

Esta mañana he vuelto a levantarme. Siento ese dolor en la espalda que me ha acompañado en los últimos días, los nervios pinzándome por encima del homoplato derecho. Siento los ojos caídos hacia abajo en dirección al suelo. Siento mi cara descolgada con plomo, empujando mi boca hacia la nada. Y lo único bueno que saco de todo esto, es que sigo sintiendo, como siempre he sentido...

A veces nos complicamos demasiado la vida. A veces sueño con ser alguien que no piense en lo que le pasa. Hay gente a la que las cosas que a mí me duelen, no le afectan nada. Y aunque mi mundo de sensaciones es un don divino, cuando las sensaciones te matan, me gustaría no pensar en nada.

Ahora mismo ando descabalgado. La cabeza me dice unas cosas, el corazón te dice otras. Vamos, que llevo un barullo dentro de mí que no sé para dónde tirar. Necesito coger aire. Pero esta vez, cogerlo y quedármelo unos días, para respirar yo antes de saber qué quiero.

Lo peor de todo es esta sensación de hastío, de muerte, de soledad. De dureza. Me pena pensar que hay quien está sufriendo como yo y por mi culpa. Me siento peor entonces. Mucho peor. Peor de lo que sabré expresar... Es duro estar como he estado y estoy. Es difícil dejar de concentrarse en los trinos de los pájaros que anidan fuera y que son libres. Es difícil no saber decir, porque no sabes qué decir. Me duele. Estoy mal ahora. Agotado. Derrotado. Hundido. Mal... Pero ya os conté que alguien me dijo que ahora sólo queda ir hacia arriba.

Vivo en una confusión de dolores que no sé cómo sofocar. Por un lado, me apretan las nuevas oportunidades, los márgenes de confianza, el volver a intentarlo... Por otro, el dolor, el miedo, la tristeza, la desconfianza, el no saber a ciencia cierta... Y estoy abatido esperando que alguien me arranque este nudo que se ha quedado en mi estómago. Personalmente abatido. Cómo me cuesta escribir hoy. Cómo duele. Cómo duele el dolor...

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