miércoles, 6 de mayo de 2009

VIDAS NORMALES



¿Son nuestras vidas normales? Hace sol en la calle. Recuerdo que tengo que llevar al buzón la cartilla del gas. Ahora, acabado el invierno, hacen recuento real del gas consumido. España habla de crisis. Yo hablo de crisis con mi padre por teléfono. La tele habla de crisis y de accidentes, de muertos, de pandilleros,... Un amigo me llama en mitad de la mañana para contarme lo mal que le va y lo cansado que está de todo lo que dicen de él. Tengo programa esta noche. Hablo con Mariam para apañar algunos temas de trabajo. Le digo a mi amigo que empiece a vivir, que ignore lo que dicen, que sea feliz. ¿Por qué nos costará tanto ignorar a quienes nos hacen daño? Es ley de vida... De vidas normales. Mi vida es normal. Más agitada que la de cualquier otra persona con vida normal, pero intento que sea lo más normal posible. Mi vida son los amigos, mi familia y las pequeñas cosas que adoro. Mi trabajo. Mi gente. Sí, sobre todo mi gente. Por eso, cuando un amigo me llama y me dice que sufre, sufro y me enervo con él. No lloro, pero por no acompañarle. A veces tengo amigos en la distancia que sé que también sufren aunque no me lo digan, por esos lloro un poco más.

He olvidado llevar la cartilla del gas al buzón. A veces pierdo en el camino los pasos de la inercia y olvido en el último momento cosas de poca complejidad. A veces, en la vida, olvido por qué llegué hasta aquí. Y vuelvo a sonreír. Y pienso en los míos, o ellos piensan en mí. Y me llaman por teléfono y lloran. Y yo les recojo las lágrimas, las envuelvo en un pañito blanco y las mando a la mar... Mi vida es normal, como la de la gente normal. Y eso me gusta cada vez más. ¿Cuántas veces uno no ha luchado en la vida por destacar? ¿Quién no ha tenido la necesidad de sentirse importante, halagado, recompensado siendo bueno en algo, destacando en lo que sea? Yo también. Pero ahora no. Ahora aprendo a caminar por mis días de vida normal y me gusta. Ahora quiero romper las agendas y saltar a medianoche por la Alameda tomando un agua sin gas en compañía de mi gente. Ahora pienso en volver a escribir y echarme un café, o dos. Ahora disfruto cuando me mandan mensajes de móvil que sólo tienen una palabra, o dos. Ahora me alegra el corazón sentarme a conversar contigo, con quien seas. He aprendido a contestar al móvil para recuperar a mi gente, para decirles que lloren, que yo les empujaré las lágrimas. Y que no sufran. Que nada merece la pena el sufrimiento más que esos pequeños momentos en los que yo también lloraré por ellos.

A mitad mañana, con el sol de primavera, cuelgo el teléfono pensando en lo mal que lo pasa mucha gente que está a mi alrededor. Yo también sufro, a veces, ya lo sabéis. Pero intento mirar hacia arriba y sonreír, aunque me cueste. Que a veces me cuesta... Pero merece la pena. Ahora no, ahora todo va, sobre la marcha continua de mi vida que es cada vez más normal... Y a mí, cada día, me gusta más.

1 comentario:

Aure dijo...

Jai!!! Vistes mi mensaje?? No me has dicho nada!!! Estas bien??
Besitos.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...