miércoles, 27 de abril de 2011

LAS HOJAS DE LA PARRA



















Día de verano. Absolutamente.Calor. Rayos, sin ser de sol. Rayos de sal en la calle, por lo que pican. Como lomo de cerdo con pisto, un café Nespreso bombón y sobrepasamos ya los treinta grados en la buhardilla. De aquí a nada me voy a comprar y luego a la tele. La mañana pasó en menos horas de trabajo con un goteo continuo de actividad: no paro nada. Y me descubro a mí mismo pensando en mañana y en pasado mañana: o en ese futuro nada lejano de escapada...

El sol lo cubre todo, hasta mi desgaste. Muchas conversaciones empiezan o acaban con un "¿Cómo estás?". Y en este ronroneo continuo en el que me hallo, mi respuesta es "mejor, poco a poco". Últimamente ando algo perdido (esto es de Ismael Serrano), me han vencido viejos fantasmas, nuevas rutinas... Yo ando descansando hasta cuando estoy despierto, sin ganas de mover hacia ningún sitio, un poco con la mentalidad aquella de "madrecita mía, que me quede como estoy". Tal cual. Sin embargo, empiezan a brotar de repente sensaciones y sentimientos que remueven la maquinaria.

Es una quietud constante, en esta puerta del verano, la que siento en mí. Mucho más quieto que nunca, más sensato, más callado, menos pensativo y casi nada organizado. Me sorprendo a mí mismo limpiando la casa o bajando la basura, sintiendo el calor en el pescuezo, intentando adivinar cuánto queda para el programa de esta noche y visitando mi descanso sentado en la silla de este despacho desde el que me encuentro con una página más, con otra hoja perdida...

Tengo la mirada puesta en la agenda más cercana, repleta de cien mil cosas, que no sé cuanto me apetecen, pero que ahí están. Calor de verano, hoy, de repente. Que igual es como el de ayer, o menor que el de mañana, pero que me invita a coger la bici por las calles de Sarrión, a repasar las calas de Ibiza, a planificar dónde hacer que aterrice el avión o a mirar hacia el cielo, para adivinar, más allá de las hojas de la parra, cómo se sostienen las nubes en el cielo... Y cómo me sostengo yo.

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