viernes, 22 de abril de 2011

LA CALMA

























Después de la tormenta siempre llega la calma... Anoche cayó la del pulpo, como se suele decir. Casi me voy esta mañana a Galicia, pero al final me quedaré más cerca. Monte. Aire libre. Y tiempo... Necesito tiempo. Anoche cené en casa de Laura por su cumpleaños, vimos las fotos de Ibiza que me trajeron tan buenos recuerdos y aquel divertido vídeo de CIRREC grabado en la puerta de las villas S'Argamassa... Lamentablemente me parece algo muy lejano. Distendido, divertido, relajado... Como me deja siempre Ibiza. Abro la moleskine emocional y apunto: regresar. Y añado: [a corto plazo].

Llovió a raudales en la madrugà (la que se suspendió en Sevilla) y cayeron sobre la talla los tintineos de las goteras que afloraron una vez más. Pensé que no había llovido así desde septiembre de 2007, lo recuerdo perfectamente y uní los dos tiempos, y cerré un ciclo. Esta mañana al despertar, a las nueve y poco, me fui al baño, al regresar pensé en cierto dolor que me aflige, en estos días de Pascua, pero sin pasión ni muerte. Anoto en la libreta: piensa qué vas a hacer y házlo.

Me he dado un plazo, no demasiado largo, mientras pienso que libro llevarme a estas vacaciones de fin de semana que compartiré con Ángeles y con Leo, además de los que me encuentré en el pueblo de Braulio y qué, a ciencia cierta, aún no sé quiénes serán. En ese plazo de tiempo tengo que recolocar las piezas de mi ajedrez emocional, qué hacer, hacia adónde ir, con qué romper, qué arreglar, qué dejar, de qué pasar,... Ahora mismo, aunque el cielo se ha despertado de un azul intenso/inmenso, sin nubes, mi corazón está azotado por la tormenta de anoche. Apunta todo a seguir por el camino solo, o menos acompañado. Y como me encuentro en este paseo solitario (que no solo) con una extraña comodidad a la que me he adaptado, me complico mi propio plazo y me da la sensación de que, de momento, con este aire que respiro, es suficiente... En cualquier caso me voy a la montaña, al aire libre, al descanso, al retiro... Quizá en este periplo de escapada, escape de mis propios demonios y cambie los plazos o las mirillas por las que ir adivinando el mañana. Pero ya digo que me encuentro tan cómodo dentro de esta quieta tranquilidad, que no me apetece mucho tampoco remover los vientos...

Después de la tormenta siempre llega la calma...

No hay comentarios:

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...