jueves, 28 de abril de 2011

CONFUSIONES









Me pasó una cosa curiosa hoy: empecé a leer un libro que me dejó Angelita. Lo llevé hasta casa. Como comimos a mitad mañana en el bar de la hermana de Gloria, me salí a la terraza, bajo el sol directamente, bajo el cielo soleado a golpes y me dispuse a leer. Me sorprendió ver que la historia de aquel libro también me llevaba a Kiruna, la ciudad donde muere Viktor el protagonista de la novela "Aurora Boreal"... Que también leo. Y ahí, le doy la vuelta al libro, y descubro que sigo leyendo el mío y el de Ángeles, por un fallo, lo dejé sobre la cama. Sin abrir... Nunca me había pasado confundir dos historias, nunca... La confusión, un tema del que tampoco he escrito en estas hojas perdidas...

Soy una persona con las ideas muy claras, eso creo. Mis dudas también son extraordinariamente profundas: cuando dudo, suelo buscar que alguien me reafirme la salida que de una manera inconsciente yo ya he elegido. Es una manera de acabar con mi confusión y salir adelante... Últimamente hay algún tema personal que me confunde. He buscado, de manera más o menos indirecta una respuesta, una ayuda, una ventana, una salida, un subrallado a mi confusión: y la voz ajena me dijo "tienes razón". Y me sirve, pero pese a ello, la confusión se mantiene. Y el cielo se nubla. Y yo sé que seguiré adelante, sabiendo que pierdo en el camino algunos detalles que siempre lamentaré haber perdido... Pero leo entre líneas y me salvan mis ángeles de la guarda, que me dicen: adelante. Y es hacia adelante. Ya sin confusión.

Me doy algo de tiempo ahora que no lo tengo. Trabajé esta mañana, salí al mediodía y me vine a casa. Me fui al Cyrano, de reunión de trabajo. Y regresé al tajo, a la sede. Me encontré a Manolo al salir, con Belén. Y me dio una alegría tremenda verles allí. Y me vine a casa a cenar y a escribir mientras oigo el ruido de la tele.
Me duele el hombro y hace rato que no oigo el tintineo del agua sobre el tejado. Me tomo un bombón, descafeinado, y la noche me sabe a cama...

A veces me imagino flotando sobre la mar, apoyado en un árbol, paseando en un camino, sentado sobre la cima de una montaña, junto al mar, mirando el horizonte, intentando poner algo de paz a esta cabeza que no para... A veces me imagino de manera idílica, decidiendo, desde la lejanía (que es una distancia oportuna para descubrirme a mí mismo) despejando las confusiones que me acechan muy de vez en cuando... Es más, a veces pienso que las creo para tener alguna ocupación más...

Espero volver pronto a la mar, a la sombra del árbol, al caminar, al viento en la cara sobre la última roca, pegado a la arena, mirando al horizonte... Tal y como vayan creciendo mis confusiones, pequeñas, débiles, enclenques, perdidas... Y de vez en cuando reencontradas.

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