jueves, 21 de abril de 2011

AJO ACEITE



























Anoche, fútbol en casa de Vicente y de Amparo. Me reí mucho, me lo pasé muy bien, pasé la noche de lo mejor y entre amigos y me vine a casa, algo cansado, pero con la sensación de haberme pasado una noche de lo mejor: aunque ganara el Madrid. ¿Qué vamos a hacerle? Me fui a la cama con la previsión de lluvias y sin ninguna predicción personal al respecto de mi aguacero. Leí algún mensaje en el face antes de irme a dormir y rematé un libro que mantenía inacabado, yo creo que por una cuestión más sentimental que por la propia desidia, la dejadez, la pereza o cualquier vicio capital de los que me adornan. A tres metros del cielo, de Moccia. Carpetazo. Manta y a dormir.


Me desperté esta mañana a las nueve y media metido bajo un edredón de nubes grises. Bajé a comprar leche y leche condensada para el tiempo que no esté. Subí a casa y acepté que el día de hoy es festivo y me lo tomé como tal. Cociné patatas asadas e hice ajo aceite, que es una cosa que me sale fetén. Las cosas como son. Me tomé dos cafés porque me apetecían mucho, mucho más que un cuadradito de chocolate. Me dejé "Una noche en la ópera" por tres cuartos de hora de siesta. Y resucito ahora a golpe de canción disco ochentera, Stop in the name of love... se acaba.

Ceno en el japonés a las 22 horas. Es el cumple de Laura  y me acaba de llamar para avisarme de la cita. Sigue nublado, como yo...

Me gustan ver cuatro gotas dispersas en el suelo. Me gusta escuchar Boney M. Me gusta soñar con mañana. No me gusta despertarme y pensar en negativo: me quito la idea. Irá a mejor, todo. Y eso que ahora no va tan mal... Las nubes lo colapsan todo y el viento mueve una maceta de plástico que cayó rodando por el suelo... Voy a limpiar mi casa. Día festivo.

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