martes, 30 de julio de 2013

AMISTAD(ES)



Amigo. Nunca cinco letras cargaron con tanto contenido a sus espaldas. Amigo: una palabra redonda, donde se dan la mano las sensaciones y los sentimientos. Calor de voz amiga, de sueño compartido, de espíritu participado... La amistad es, aún devaluado, uno de los grandes valores de nuestra sociedad marchita que a golpe de rocíos recupera el color y la vida, la savia y la sangre. A ella recurrimos, a nuestra amistad más principal, cuando nos derrota la realidad con sus barcos de batalla diaria y con ella compartimos nuestros momentos de alegría disparada. De alegría vivida. Y así la construímos sobre los pilares más sólidos, los de la lealtad y la fidelidad. La amistad es el núcleo de unión que cada uno de nosotros elegimos para caminar por la vida, con manos amigas, con voces queridas, con anhelos de mañana y deseos de futuro. Si miramos hacia atrás, recordamos los amigos de la infancia, las amistades con quienes a través de un teléfono fijo conquistábamos nuestra adolescencia y con quienes nos derrumbamos al hacernos mayores y emprender las sacudidas de la vida, que van azotando como latigo sin descanso... Nuestros amigos son aquellas personas que nos esperan, que se desesperan con nosotros, que nos calman en la ira y nos levantan en la pereza, que nos inyectan optimismo y vida, que nos sirven de saco roto donde volcar nuestros lamentos y el paño de lágrimas donde acudir cada vez que el llanto lo llena todo... Y son vida.

Los amigos son las personas que nos puso el destino enfrente para que los pusiéramos a nuestro lado. A quienes cogemos las manos cuando necesitan de la caricia, a quienes damos pan si les falta el sustento, a quienes damos paz, si les azota la tormenta... Los amigos son quienes comparten primero nuestras alegrías y nos trasladan las suyas, quienes hacen que nuestras noches sean más largas y nuestros días más recordados, quienes hacen y deshacen en nuestro nombre sin que tengamos nunca la menor duda de que harán siempre lo mejor... Y así, hasta en tiempo de crisis, los amigos son ese tesoro intacto que crece si le das calor.

Yo creo que no me pasa un día en la vida que no me acuerde de alguno de ellos. No hay minuto del tiempo que se pase sin mirar al lado y comprobar que siempre algún amigo o alguna amiga ha descolgado su teléfono para escucharme, me ha prestado sus oídos para echar a caminar, me ha dado la palmada en la espalda de ánimo que necesitaba...

Y sin embargo, al escribir, se produce una extraña química que todo lo contamina y nada se hace tan difícil como explicar la amistad, quizá porque hay que sentirla y como todo sentimiento inmenso las palabras se quedan huecas al escribirlas una detrás de otra. Por eso, mando mi mensaje de amor en oraciones que se lleva el viento y en plegarias que se mueven con este viento de verano. Solo así puedo hacer llegar a mis amigos, hoy, que son la parte más importante de mi vida... Lo escribo sin palabras ni tintas, lo digo en silencio, sin palabras... Porque no las hay. Hoy, con mis amigos, sigo la vida, caminando sin descanso, acompañado, feliz... Como cada día.


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