miércoles, 31 de marzo de 2010
DOS RATOS
He decidido cambiar la imagen del blog. Inconscientemente creo que he decidido cambiar el rumbo de muchas cosas, también aquellas que hablan de la apariencia, de nuestro exterior, del entorno y de cómo éste se retrasmite cara a los demás... Hoy, que cerramos la tele local de Mislata, he tenido nostalgia y melancolía. Algunos recuerdos de lo que fuimos y hacia adónde iremos, si es que alguien sabe a ciencia cierta hacia adónde nos conduce el camino... El sol ha dejado atrás las peores horas de subida. Tengo una gripe considerable que apaciguo con algo de Ilvico (yo que corro siempre en dirección contraria a los medicamentos) y agua por doquier. La báscula se revela una mañana más y el reloj me anuncia que comenzamos el miércoles. Esta noche tengo programa en la tele. Me moqueo y sigo...
Me reúno, trabajo-bendición, por la mañana para tratar de sacar adelante un par de proyectos: uno me ilusiona bastante. Os iré contando. Una amiga mía tiene proyecto también a la vista, que os vaya contando ella, pero me ilusiona igual. Ilusión... Bonita palabra.
Vuelvo a la carga: anoche, cumple de Marta. Risas. Alguna foto. Una sidra de pera y un regreso a casa rápido y envuelto en constipado. Sólo salí eso: la cena, en la Gran Manzana, y la copa, como siempre. No debí de haberlo intentado. Ahora, me duelen los huesos, mucho. Me duelen los músculos otro tanto. ¿Os he dicho que la báscula se ha revelado en casa? O ella o yo, pero los dos juntos, no podemos seguir bajo un mismo techo... Mensajes de madrugada. Y a primera hora de la mañana... Le alegran a uno el miércoles. Aunque no quiera... Le había cogido cierto afecto al soñador nostálgico empujado por la melancolía y la astemia primaveral. Aquél, no soy yo. Como Raphael, como mi Paquito López, "Yo, sigo siendo aquél"...
Me voy para casa. No sé si comer primero o intentar quitarme este constipado de encima. Sea como fuere, se acercan las vacaciones. Y es marca de la casa, que si se acercan tres días seguidos para hacer lo que me plazca, me cuelgue una gripe, un tifus, una peste bubónica o un sanedrín que me juzgue, que lo mismo tiene... Al mal tiempo, buena cara. Y a este sol tan fantástico que place y luce, la mejor de nuestras sonrisas, imagen nueva y a vivir, que son dos ratos (y un constipado).
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