lunes, 29 de marzo de 2010

ANTE EL ESPEJO



Es un día veraniego, absoluto. Primaveral al menos. Anoche fue un estrés, un ataque de ansiedad, en mitad de la madrugada. Me levanté nervioso, en mitad de una realidad que parecía un sueño o de un sueño demasiado real. Vil. Doloroso. Ahora, sentado ante el teclado, prefiero recordar los buenos momentos que he tenido, que tengo, que debo aprovechar,... Pero anoche fue el sobresalto. Un sobresalto que viene empujado por días de dolor de cabeza, absoluto. Por un constipado primaveral que no arranca y que me deja atado a la cama, anunciando que es lunes.

Pero es también un buen lunes: las posibilidades de cambio, el descanso, las cosas buenas que me pasan ahora, que nos suceden... Ayudan.

No soy consciente de que el viernes es festivo. Pero tengo una ansiedad intuitiva en estos momentos: el cuerpo pide calma, la cabeza me pide velocidad absoluta... Y ando ranqueando entre uno y otro como si fuera un conflicto horario. El cambio de hora creo que también me trastocó. Y por eso me siento ahora, al borde de la comida, a la espera de mirarme en el espejo y ver qué hay.

Algunas cosas del entorno, pero, no me agradan. Me molestan incluso, pero las dejaré pasar. Hay que seguir relativizando. En estos momentos hay demasiados frentes abiertos y merece la pena el ir resolviendo uno a uno. Algunos de ellos me preocupan: son los más viscerales. El resto es trabajo. Y ahí vamos resolviendo de una manera más rápida. Es lunes. Y estamos a punto de cerrar marzo... Tocará cerrar más cosas.

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