lunes, 22 de marzo de 2010

VOLVER A LA NORMALIDAD



Mi vida no es normal. Desde luego. Pero ahora he vuelto a mi vida. Lo he hecho además con una agenda de las que dan vértigo. Cuatro reuniones en un día, comida con Ángeles, intentando arreglar mi casa, poco teléfono, un álbum nuevo de fotos... Hotel Venezia. Me ha gustado despertar mi parte creativa de nuevo. Hice una sesión de fotos con mi cámara la tarde del 15. Estaban mis amigos: Leo y Luis, Gueguel, Marta, Ana y Laura, Consue, Angelita... El resultado sería mejorable. Pero fue una tarde no buscada y divertida. Y el resultado, algo sorprendente. Lo dije...



El fuego puso final a las fallas y a mi hastío. Ahora, volver a la normalidad, es mirar hacia atrás pensando que todo aquello que fue llamas, fue tan sólo un sueño. Un sueño fantástico. Soñar, al fin y al cabo. Las fallas debería de resumirlas, pero las tengo demasiado cercanas y contaros lo que hice me cansa de nuevo. Los límites de mi cansancio son extremos, desde luego, pero ahora quiero respirar y coger carrerilla. Para seguir en la carrera, que desde luego no es fácil... La normalidad extraña, la anómala realidad de mis días vuelve a ser protagonista primera y única. Y eso, aunque no lo creáis, me apetece. Con sus proyectos de futuro y algunos planes del presente que debería de ir materializando.



La calma llegó de repente. A la mañana siguiente. Cuando después del fuego y el póker, las nubes cubrieron la ciudad. Fue todo relax, cansado y aletargado, resaca de las grandes noches que se juntaron con los días de trabajo... Si no hubiera sido por mis amigos, esto no habría sido como fue. Por eso vuelvo a la normalidad, a la extraña normalidad que es mi realidad presente. Porque mis amigos siguen en ella y me ayudan a caminar con toda la fuerza del universo...

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