sábado, 31 de octubre de 2009
INSIGNIFICANTES Y PEQUEÑOS VALORES
Esta mañana hemos inaugurado el primer Aplec Jove de Mislata, con las asociaciones juveniles. Entre todo el montaje que habíamos preparado me ha gustado especialmente esta pancarta. Bueno, su contenido. Claro está. Y es que es una verdad universal: si cada uno de nosotros, desde nuestras vidas, hacemos pequeñas cosas para todos los demás, seguramente, acabaríamos mejorando el mundo de todos. A veces me preocupa saber si lo que hago le sirve a alguien. Y creo que sí. No deja de ser algo vocacional, lo de promover cosas que sirvan a los demás. Pero más allá de ello, siempre he intentado que los pequeños detalles de mi vida con la gente grande que me rodea nos ayude a unos y a otros a ser más felices todavía. Y eso es un regalo que difícilmente puede valorarse. Nada tan importante como hacer que los demás se sientan mejor, al fin y al cabo. Pero hasta con esos pequeños detalles que forjan nuestro día a día, tendríamos que hacer un esfuerzo colectivo para ir a más, a mejor.
Intento, no sé si en vano, en mi vida, complementar con cosas insignificantes y pequeñas aderezar la realidad de todos vosotros, que sois los míos. Y eso me llena más todavía. Quizá, si comenzáramos todos a promover los pequeños detalles acabaríamos teniendo una existencia, todavía, mucho más placentera. Es un lujo, desde luego. Pero un lujazo que está a nuestro alcance. Imaginad si de repente todos empezásemos a regalarnos esos pequeños detalles. Imaginad, si por un momento, cada uno de nuestros enanos movimientos fueran dirigidos a mejorar nuestra vida y sobre todo, la vida de la gente que nos rodea... ¿No cambiaría el mundo? Yo creo que sí. Por eso quiero e intento, no sé si en vano, en mi vida, complementar con cosas insignificantes y pequeñas... Y me complemento de las vuestras. Y me siento lleno. Pletórico. Feliz.
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