lunes, 19 de octubre de 2009

CONTIGO



Me siento en silencio, cómplice de tus silencios, y de los suyos, de este nada nuestro que nos invita a seguir. El cielo, nublado, lo quiebra todo, o casi todo. Y miro hacia abajo más que hacia arriba. Y necesito no hablar, ni decir. Si acaso dejar perder una sonrisa de vez en cuando por hacer más llevaderas las horas... Ayer hablamos tanto, en silencio, con nuestro tacto que creo que ya te lo he dicho todo. Y tú. Que a veces no es fácil, y ahora menos que nunca. Pero podremos, vaya que sí, podremos. La ciudad se alía con nuestros corazones y todo se presiente gris. La tristeza nos va empujando por momentos y por rincones, y a veces el recuerdo y luego la esperanza. La verde esperanza que espera y desespera, y lo convierte todo en una duda larga y dolorosa... A veces, desde este silencio testigo mudo de los tuyos me quedo mirando a la nada y sorprendiéndome de todo. Y me sorprendo de mí, porque soy yo, más yo que nunca. Y me sorprendo de ti, que siempre has sido tan grande...

Ayer, al salir de tu lado, anduve por los rincones verdes, más verdes por la lluvia, de toda la ciudad. Como el cielo se alió con mi corazón, las fachadas tenían un aspecto oscurecido. Las avenidas parecían Londres, donde siempre he querido llevarte, porque esa ciudad es más tuya que mía. ¡Y mira qué es mía! Ayer, anduve, con mi silencio, y cogí presto el autobús que me llevó a comer. Y mi cuerpo se alejaba del tuyo y mi mano estaba junto a la tuya. A veces me sorprendo de mí mismo... Y siempre de ti.

La lluvia lo ha conquistado todo. El cielo es gris de un rincón al otro, al más lejano, al más lejano de todos. A aquél al que me gustaría huir por saber que ando lejos de esto que es hoy. Y tú, también, y el resto. Como si no fuera verdad que hoy, por ayer, llueve en la ciudad. Tuve frío, un frío escalofriante e intenso. Dicen que ando destemplao. Pero quise acurrucarme, hacerme un ovillo. Y lo hice. Esta ha sido la noche más larga de sueño que recuerdo desde hace tantos años... Anoche fui del cansancio y de tu memoria. Y desde la lejanía, mi abrazo. Siempre. Contigo, a tu lado...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

y yo contigo

Anónimo dijo...

hacía tiempo que no leía algo tan bonito.....

Anónimo dijo...

Gracias, tarde o temprano nos encontraremos cruzando el Tamesis

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