lunes, 7 de enero de 2013

LA TARDE DE REYES

Me apetecía todo escribiros anoche, pero realmente me pudo el cansancio y la dejadez. La pereza no es buena consejera y yo nunca la he querido por compañera de fatigas, pero hasta irme a dormir ayer se me hizo cuesta arriba... Pensaba irme a dormir llegada la medianoche y volví a encontrarme irremediablemente con las teletiendas del fin de televisión cuando, en frío concentrado, me metí entre las sábanas.

Acabo de fregar ahora las copas, intentando recordar cómo fue la noche de Reyes. Obviamente pasó por Cyrano, después de vivir la cabalgata de Melchor, Gaspar y Baltasar en Mislata. Pese a tenerlos tan cerca, no les pedí nada. Me encontré desde el balcón con Edurne y bajé a ver cómo llevaba su tarde mágica. Me preguntó si los Reyes iban disfrazados... ¡Vaya pregunta absurda! Los Reyes, siempre serán los reyes...

Me fui en autobús a La Estrella. Cenaba con Cristina y su delegación, con Javi y Noe. Estaban todos cuando llegué. Y nos dieron mesa. Luis, Leo y Pablo con Gueguel, Raúl y Raquel al salir del comedor también cenaban en el mismo restaurante. Y después de cenar nos encontramos todos en el Cyrano, que reventaba. Estaban las hermanas Cuesta con Jose, vino Marta Agustín, y Laura Caballero compartía mesa con Alberto, Eduardo y Kike. No paramos en la barra y en el bar en general, hasta el final, que vino Diego Palacios, y nos hicimos un corrillo fallero en toda regla. Me volví a casa con Bea. Y me acosté pronto pensando si vendrían los Reyes...

Y vinieron. Para la próxima Vega, Anita y Mar, el futuro Jose y mi ahijado, Álvaro. Me pasé el día limpiando la casa y la escalera ¡Pardiez qué escalera! Y preparando el menú nocturno. Desde hace unos años (creo que vamos por tres) intento que la tarde de Reyes sea fiesta en casa. Y me acompañan los amigos, con sus hijos, para ver qué les han traído Melchor, Gaspar y Baltasar. 


Preparé al horno unos panes con fiambres y sobrasada, otros con champiñones y pimientos, otros de queso y salmón... Unas bandejitas de fiambres y vino. Risas y un buen rato, con sabor a guardería, viendo cómo nos crecen los niños. Anita estaba malita, Mar se lo pasaba teta subiéndose a la escalera, Vega está más cerca que nunca, Josito llegará para después de fallas y Álvaro, se hace niño, guapísimo, pero niño a marchas forzadas.


La verdad es que, pese a que acabé rendido el domingo, mereció la pena. Es una manera de celebrar los Reyes, ya que por casa no se ha celebrado mucho. Fuimos obligatoriamente más de Papá Noel y aún así, hablé con los papás y nos felicitamos el día.

Me fui rendido a dormir... Pero fue una fantástica tarde de Reyes. Habrá que pensar ya en la del año que viene... La navidad se ha quedado atrás. ¡Bienvenidas las rebajas!

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