lunes, 1 de junio de 2009

EN LAS AGUAS DEL ZANSKAR



Me he levantado revuelto después de dormir de un tirón. Anoche, cuando me acosté, cenando se me llevaba Morfeo en moto, me propuse dormir hasta despertar esta mañana y lo he conseguido. Tras tantos días de insomnio, despertarme esta mañana ha sido como ganar un concurso, una alegría. Tengo claro que no debo proponerme todo lo que quiero que pase, porque los níveles de decepción llegan a crecer, pero los pequeños pasos suponen mucho. Muchísimo. No me he dado tiempo a pensar, he salido a la calle, he llegado al despacho y me he tomado un café. La ansiedad ha sido mi compañera de viaje hoy, creciendo a lo largo del día y disparándose a la hora de la comida. Cuando intento que la cabeza no piense, el estómago aprieta un poco más. Lo soluciono hablando por teléfono, con unos y otros. Felicito a Prim, que está de cumpleaños. Me alegra que las cosas le vayan bonitas. Se lo merece, es un gran amigo y mejor persona, como se suele decir. Me vengo a tarde en mitad de las horas para tumbarme algo, no lo hago. No puedo. Y rebuscando en los discos me encuentro con un reportaje de Jesús Calleja (Desafío Extremo) en el Zanskar (río ladakhi de Leh donde estuve el verano pasado). Ha sido una buena terapia. El repor acaba ahora, reconociendo en el casi todos los pasos que ha dado el explorador y recordando mi experiencia de hace ya casi un año... ¿Dónde está escondido y guardado todo aquello que encontré junto al Tíbet?

Me sorprende descubrirme compartiendo las penurias de Calleja y recordando casi hasta el sabor de aquellas sopas insufribles. Recuerdo el frío de la noche, el dolor de espalda, mis ganas por contaros, el cielo de Leh, las montañas áridas,... ¡Todo! Como si fuera una pomada, me restriego el Zanskar en gotas de ansiedad y descanso al recordar aquellas aventuras.

Esta mañana Lázaro ha partido para Brasil. A mitad mañana saltaron las noticias contando que un avión de Air France había desaparecido camino de Río. Luego leo bien lo ocurrido y es el que venía hacia Francia el que no han encontrado... La noticia sigue siendo igualmente negativa, pero pensar en un principio en la catástrofe absoluta me ha asustado... Viendo el repor he recordado a Lázaro en aquella odisea que vivimos juntos. Recuerdo la felicidad de cada minuto y la siento lejana. Pero al ver el documental he pensado: "Yo he estado ahí". Y lo mejor... "Puedo volver a estar". Algo me enganchó a aquella tierra, algo que aquí ahora siento perdido. El tiempo, espero, me devolverá a aquellas montañas que se perdían en su altitud. Por lo pronto, esta tarde, me han ayudado a calmarme algo, a recordar, a soñar, a vivir la paz que me trajo la India entre telas de colores chillones.

Ahora salgo a la calle de nuevo. Tengo reunión de trabajo. Tengo ganas de irme de viaje, pero no puedo. Y ahora volar sería maravilloso... Creo que echo en falta las ganas de descubrir mirando adónde sea. Miro las páginas donde se venden viajes y vuelos, pero es imposible salir ahora... Y tengo ganas. Seguiré saliendo a través de aquellos reportajes grabados que fui almacenando. Es otra manera de viajar.

Siento la ansiedad en sorbos de agua y acabo de bañarme en las aguas del Zanskar, como aquella mañana en que el sol me quemó la piel para siempre y se agarrotaban los brazos después de repasar la llegada al Indo sobre una balsa... ¿Recuerdas ahora como se perdían las montañas debajo del cielo...?

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