martes, 2 de junio de 2009

SI EN MAYO NO VES LODO, DÁLO POR PERDIDO TODO

Mayo ha sido una travesía. Dura, desde luego, un camino abrupto en mitad del mar tranquilo que era esta vida mía de no parar nada... Dicen que lo que no mata ayuda a crecer. Yo sospecho que a la larga, seré capaz de leer estas hojas perdidas desde la distancia y sabiendo, a ciencia cierta, que estirón es el que ha pegado mi alma. Por lo pronto, un maremagnum de sensaciones. Yo, que siento en demasía, he vivido pegado a mí, día y noches, de insomnio y mal sueño, de nervios poco disimulados, de querer saltar hacia arriba y tocar el cielo...

Empezamos el mes con la fiesta del Gremio, una fiesta en toda regla que se ha convertido ya en una cita fija con el calendario. Hicimos pandi, como solemos hacer siempre, y acabamos juntos pegados a la barra repartiéndonos las risas de una comida muy larga que acabó de madrugada. Luis me llevó a casa y me comentó cosas que pasan por mi futuro más cercano. Hablamos y me fui a dormir. De aquellos últimos días en que dormía como siempre...



Los amigos han sido mi pieza fundamental en este trasiego. Con Carlos, Ana, Sergi y Laura nos dimos un homenaje en condiciones en asas de arroz negro y vino blanco. Paseamos luego bajo el sol que ha lucido en un mayo muy seco. Y nos dedicamos a hablar, que es lo nuestro. Mabel ha estado ahí para unas conversaciones, Cris para otras, Angelita para casi todas... Y así, con todos los demás: bravitas y Carol (¡Ánimo guapa!), Toñi y Sofi, José Manuel y Ana,... Otros por teléfono, como Aurora, que apura el tiempo. Con Lázaro. Con todos... Y perdón si me dejo a alguien el tintero...



Las tardes se fueron en el trabajo y en horas de risas. Las noches, entre el insomnio y la vida social, en tragos cortos como los del Gibson y en otros más largos con Monsieur de Bergerac y sus amigos de la noche. Me descubrí volando por la noche huyendo de las mañanas, hasta que hablé para intentar solucionar las cosas que más me han preocupado en los últimos días...




Se fue Benedetti, uruguayo del corazón, de versos largos y palabras amables. Pongo estos seis versos en mi botella al mar con el secreto designio de que algún día llegue a una playa casi desierta y un niño la encuentre y la destape y en lugar de versos extraiga piedritas y socorros y alertas y caracoles...

El día que el se marchó yo tuve una mañana especial. Distinta. Difícil, que abrió mi caja de truenos, Pandora del presente y del futuro... Me queda mirar hacia adelante, con lo que pesa el pasado que se ha enganchado a mi estómago y a mi pecho. He notado cada latido del corazón asido a mi cuello, dolor y silencio. Al final llegaron las palabras, que nos han abierto puertas nuevas con el miedo de que se cierren de nuevo. Los temores personales no dejan de ser míos, una propiedad de la que quiero desprenderme, pero estamos en tiempo de crisis y no encuentro a quien venderle mis ahogos...


Entre las alegrías, que hemos vuelto a escribir, pegados al ordenador de Angelita, mirando a ver qué es lo que pasará mañana. Nos hemos frenado y debemos reemprender la marcha pronto para que no nos pillen con la mantilla sin poner. De momento, el calor, sofocante que anuncia veranos, se ha encargado de acompañarme sin comprender los delitos que mi cabeza ingenia. Será cuestión de tiempo, que aletargados bajo el calor de un tejado de Ruzafa, volvamos a la carga de escribir el negro sobre el blanco y dejemos abiertas las manos a las nuevas palabras que nos regalará ese destino para el que ya he comprado billetes...



Para donde no compre billetería fue para viajar, cuando era lo que más me apetecía. En los últimos diez días no tengo mayor voluntad que salir volando hacia cualquier rincón del mundo y encontrarme con aquellos souvenirs que nos regala la tranquilidad. Pero no puedo. Entre los actos, los compromisos, los miedos y mi cuenta corriente, salir de aquí para irme allí se ha quedado en un sueño sin cumplir... Como otros tantos.



El sueño que seguí cumpliendo fue el de vivir rodeado de mi gente. Y entre todos, una cumpleañera especial que nos hizo vivir una noche genial a todos los amigos que invitó a su fiesta de postín. A veces, en la vida, somos conscientes de las cosas que tenemos cuando las hemos perdido. Yo, con ella, siento la suerte a cada momento de que un día Ana Diosdado nos presentara y nos dijera que teníamos toda la vida para pasear... Aún no me he cansado de andar, ni creo que me canse...
Mayo ha sido un mes florido en el que han ido naciendo muchas cosas sin agua casi. Habrá que ir regando cada cierto tiempo para que haya cosecha... ¡Qué distinto ha sido este mes! ¡Qué complicado por momentos! Y que buenos ratos me ha regalado, aunque la sombra de las noches insomnes me haya dejado tan pocos sabores...

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