viernes, 4 de julio de 2008

EN LA INDIA, CAPITULO 2



El calor es intenso. Duele. De una manera salvaje y descomunal. Es como un infierno en vida, donde la gente vaga con la intencion de encontrar alguna esperanza que le obligue a seguir viviendo. Delhi es duro, muy duro. Un rincon del mundo habitado por miles de personas con pocas voluntades y ninguna posibilidad de conseguirlas. Es algo asi como el reino del pesimismo.

Nos levantamos. Yo con una contractura en la espalda que duele, aunque no tanto como la vista. Mirar alrededor es doloroso porque implica un empujon directo a las suertes de cada uno. Y estando aqui, te das cuenta mas que nunca de que eres especialmente afortunado. La ciudad esta devastada, es como si una guerra civil continua campase a sus anchas por todas las callejas de Delhi. Es casi inhumano. El hedor se pierde tal y como te habituas a esas calles doloridas y el calor te machaca aun mas contra el pavimento, inexistente en muchos rincones de la ciudad.

Nuestro chofer esta muy borracho. Lo descubrimos cuando estamos a punto de chocar contra los coches de la ciudad, contra alguna moto y algun que otro took-took. Nunca habia estado tan cerca de un accidente continuo. A mitad manyana nos deshacemos de el, junto a la Indian Gate. Llegamos al World Trade Center y contratamos una excursion para los ultimos seis dias del viaje, es como unas vacaciones dentro de nuestras vacaciones que nos llevaran a Agra y Jaipur.



Comemos y llegamos en taxi al Lotus Temple. En mitad de un paraiso verde, nacido a golpe de humedad y pena, emerge un palacio en forma de flor, de marmol blanco, que surca el cielo entero de Delhi. Hasta alli peregrinan las religiones del mundo, porque el templo es un rincon para la union de todas. Descalzos, en el improvisado altar, escuchamos a las religiones del mundo rezar y cantar por nosotros. Es un templo para todas las creencias, para todas las religiones. Un ejemplo para la propia religion del mundo.


Al salir, vamos a cenar. Temprano, porque aqui siempre es temprano, aunque da la sensacion al mismo tiempo de que siempre es tarde para todo. Y nos retiramos pronto. Llegamos al hotel y leo el correo. Y me encuentro con vosotros. Hugo, Kris, Mabel, Tonyi, Marian, Gemma, Rakel, Teresa, Mayra, Nuria, Merche... GRACIAS. Me habeis enviado un empujon que me hacia falta y que al tiempo duele porque me hace mas afortunado que los que en estos momentos siguen tocando el claxon por este barrio, al otro lado de las ventanas de un hotel, opacas, que no te permiten seguir viendo lo que ya sientes fuera... Me habeis emocionado, aunque suene tan raro, diciendo lo que me quereis y me echais de menos. Yo a vosotros, ahora, mas todavia. GRACIAS...



1 comentario:

Anónimo dijo...

Es genial sentarse delante del ordenador, conectarte a tu blog y leer todo lo que escribes. Perfectamente tu aventura de la India se podría publicar, es una manera muy personal de conocer un destino tan diferente a lo que estmos acostumbrados a ver.
Tengo a algún que otro amigo que a estado en la India, y que por supuesto, no le ha dejado indiferente, y veo que a tí te está pasando lo mismo, además creo que es un destino que te va como anillo al dedo, y que conforme voy leyendo lo que cuentas es como si te estuviera viendo por una cámara (eso si nunca de procono, jeje).
Bueno decirte que disfrutes al máximo y que aunque ya no nos veamos tanto, me sigo acordando de los buenos amigos que hice en la proco, y uno de ellos eres tú.
Por cierto tengo una comida pendiente con Majo y Ana, a ver si cuando vuelvas te puedes apuntar, mientras seguiré leyendo, siempre que pueda, tu diario sobre la India.
Un beso fuerte.

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