miércoles, 9 de julio de 2008

EN LA INDIA, CAPITULO 7


Cuando uno deja de sentirse extranjero en un lugar y se siente parte de el y de su gente, es sin dudarlo porque se ha integrado. Si esto fuera asi, a nosotros no nos ha costado ni una semana entrar a formar parte de estas tierras, que nos son tan comunes ya mismo...


Aprovechamos la manyana para hacer un shopping general, paseo por la ciudad, callejear, notar como el sol nos sigue perforando la piel... Compramos una proteccion 60, y aun asi, el sol, calienta de lo lindo. Entre otras cosas porque por altura estoy mas cerca del sol que nunca (bueno y de la luna y las estrellas). Nunca he visto un cielo estrellado por las noches como el del Himalaya. Y no puedo fotografiarlo, ni describirlo, ni contaroslo. Es abrumador. No sabia que hubiesen tantas estrellas colgadas del cielo: aqui es como si fueran a chocar unas contra otras, de la cantidad que se observan. Y da la sensacion de que puedes cogerlas con las manos, tocarlas. Quiero decir en mi defensa que esto no es efecto de la insolacion. Es purita verdad. Verdad de la buena.

Comemos en el restaurante tibetano donde cenamos la primera noche. Obviamos el arroz blanco una vez mas, porque desde hace siete dias es parte de nuestras vidas, como otras tantas cosas... Y despues, nos vamos a dormir, una siesta: es lo unico espanyol que intentamos exportar a Leh y no lo hemos conseguido por el momento... La senyora de la casa flipa con nosotros: yo sigo madrugando y leo, juego, escribo, pienso... Pero a veces desayunamos a las doce de la manyana, cuando ella esta dando guerra desde las cinco de la madrugada. Y menuda guerra... Lo unico que los laddachies han importado de nuestro pais es la costumbre de que la familia que grita unida, permanece unida... Dios! (Perdon, Buda!).


Nos despertamos y regresamos a Leh andando. No os imaginas sarrionenses como se parece el camino al que lleva a la Fuentevieja, con una excepcion, los novillos y vacas que campan junto con los perros rabiosos en las orillas y en la mitad del camino. Me acerco ya mas que Jose Tomas, que ya es decir... Y hemos decidido que preferimos que nos "muque" una vaca antes de que nos muerda un perro... Aqui, perro pulgoso adquiere otra dimension...


Llegamos al cibercafe y nos encontramos con Imu, quien llega de Shinaggar tras dos dias conduciendo (dos dias!!!!) y esta a 400 quilometros... Alli es donde estan bombardeando. Conoci a un catalan que venia con la moto escapandose de alli, que ya son ganas... Con Imu y Stoby, nos vamos al Gonpa (Monasterio de Leh) y vemos atardecer desde las colinas. De repente, toda la ciudad entra en una oscuridad sumergida salpimentada tan solo por alguna luz. Aqui la luz es casi inexistente y nos la cortan por horas, como el agua. Aunque el hijo de la senyora que grita en su casa, que es muy majo, Solam, me avisa cada vez que puedo usar el agua... Bajamos de nuevo a la ciudad y nos vamos a cenar, en la terraza de siempre, donde ya somos parte de la familia. En realidad, acabas por conocer a todo el mundo que circula por Leh: a los israelies, los ingleses que juegan a las cartas, la inglesa que hace paginas web, los locales que no saben salir del bar, los camareros... De muchos de ellos sabemos hasta los nombres - que ya no recordamos - y nos tratan como a uno mas de la "pandi", con lo cual nosotros encantados. De hecho hoy somos el reclamo social de la poblacion. Abren un nuevo negocio en una de las vias principales (version fango de la Gran Via, juas!) y somos nosotros tres, juntos con la inglesa, unos de los pocos invitados, doce en total, al evento. La vida social, que nos empuja... Y nosotros que nos dejamos arrastrar. Estuvimos un rato mas en el bar bebiendo cerveza y yo agua hasta que nos bajamos, ya cerrada la noche, a la puerta del cibercafe a jugar a las cartas con cuatro indios, la inglesa de las webs y el duenyo del ciber tirados en la acera. Eramos la version pobre de un anuncio de Benetton, pero lo pasamos genial. Por eso os decia que nuestro proceso de integracion, esta mas que avanzado... (Ay como dolera quitarse esto de encima...).

Al acabar, uno de los lugarenyos nos llevo en Land Rover a casa: menuda experiencia... tremenda! Otra mas para contaros... Y sin luz en la casa, nos vamos a dormir... La luz, en pocas horas vuelve a entrar por la ventana. A las cinco amanece en nuestras vidas, cada dia desde hace una semana... Y que semana!

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