miércoles, 26 de noviembre de 2014
LOS PARAÍSOS QUE NI DE LEJOS PRESIENTO
Todos los sueños nacen de cerrar los ojos, de la misma manera que cada locura surge de perder el norte, la razón, el sentido o los sentidos... Yo, probablemente hoy, los perdí. En este miércoles anodino, arrastrao, gris, como de ropa muy repetida que de repente un día no soportas más ver, el día ha ido pasando hasta ahora que tecleo en el ordenador del trabajo. En diecisiete minutos volvemos a levantar el telón, una metáfora convertida ya en costumbre e inercia.
Yo hoy no he soñado con nada. Me he despertado antes que el despertador y me he puesto en pie. Arrastré el día. Tomé tostadas, cocacola y cortado con Tatín en Menjant. Subí al despacho. Acudí a un reparto de diplomas para extranjeros y disfruté de sus viandas antes de partir a casa. Busqué en un mapa el destino impronunciado donde enterrar mis deseos. Llegaron los papás y comimos. Les enseñé la suerte de apartamento que encontré en Tirso de Molina, el nombre de calle tan bonito que tiene y mamá se maravilló con el aspecto señorial de las fachadas del barrio. Ultimamos una escapada familiar: yo creo que la primera de nuestra vida que no fueran aquellos coches a Sarrión con Carrusel Deportivo incluído.
La ministra Mato ha dimitido.Yo antes me había procurado una siesta de la que iba despertando en dos minutos. No caía en brazos de Morfeo, no sé si por nervios, por cansancio o por tener la cama tan desecha que ya no se encontraba ni pies ni cabeza. Me desperté. Me duché. Y me cogí un taxi mientras cerraba con Leo nuestros locos planes juntos. Nuestras escapadas, nuestros vuelos,... Me puse ante el ordenador, escribí el programa y ahora me quedan catorce minutos para encender los focos...
Y sin embargo, curiosamente, esos focos, no iluminan tanto como mis sueños. Ni tan siquiera, como los paraísos que hoy, ni de lejos, presiento...
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