viernes, 7 de noviembre de 2014

GRACIAS. DE PABLO ALBORÁN (BUENO, A PABLO ALBORÁN)


Que me encanta Pablo Alborán lo sabe todo el mundo. Pero cuando escuché ayer "Gracias" de repente me entró un escalofrío sintiéndome tan representado en cada frase. Decir esto y no parecer un fan quinceañero y descontrolado, es complicado. Y aunque calculo que a otros les habrá pasado con "El venao", "Los vecinos del barrio le llamaban Loca" o "Ellos las prefieren gordas", la verdad es que cada vez que repaso los renglones de la nueva canción, me queda la sensación de pensar que nunca, nadie, me dijo tan claro y a la cara, lo que yo pensaba que solo vivía en la intensidad de mi ser. Y digo bien, intensidad. Porque cuando me pongo intenso... ¡carajo! Ni yo hay días que me aguanto...

Leí de nuevo la letra de la canción:

Tengo la suerte
De saber quién me quiere y no me quiere
De saber que existe un lugar donde puedo volver
Si me hieren
Tengo la suerte
De tener una pasión en mi mente
De entender que mi vida es mi vida
Pero mi voz es del resto de la gente

Quien diga que los sueños no se cumplen
Que me explique como vivo en esta nube...

Sí, quizás me viste sonreír
Cuando mas quería huir
Pero lloré de la emoción cuando cantabas junto a mí
Vine para hacerte ver
Que desde el alma hasta el papel
Confieso que mi vida he dado siempre y siempre la daré

Tengo la suerte
De no saber competir con la gente
De saber que si hoy me equivoco
Tengo que alguien que puede entenderme

Tengo la suerte
De ser ciudadano del aire
De sentir que soy libre sin ser 

Un vagabundo en la tierra de nadie

Quien diga que los sueños no se cumplen
Que me explique como vivo en esta nube...

Sí, quizás me viste sonreír
Cuando mas quería huir
Pero lloré de la emoción cuando cantabas junto a mí
Vine para hacerte ver
Que desde el alma hasta el papel
Confieso que mi vida he dado siempre y siempre la daré

Fue imposible evitar las prisas
Y aún así me entregabais con risas
Sentía que algo especial nos unía enseguida
Sigamos juntos cantando
Con el alma y guitarra en mano
Con el cuerpo y los ojos de ambos brillando

Sí, quizás me viste sonreír
Cuando mas quería huir
Pero lloré de la emoción cuando cantabas junto a mí
Vine para hacerte ver
Que desde el alma hasta el papel
Confieso que mi vida he dado siempre y siempre la daré

La daré por ti 


Y al acabar pensé, de qué extraña manera alguien pudo poner en sus manos mi voz callada. Cómo pudo alguien suscribir mis silencios. De qué forma alguien, a quien además escucho tan a menudo, fue capaz de poner, letra sobre letra, lo que siento de una manera callada en este mundo de ruidos. Y sí, lo reconozco, la débil línea que me separa del adolescente fan y su ídolo queda casi borrada. Pero nunca, de verdad, sentí tanto una canción, una letra... Nunca, cuando rebuscaba en el nuevo disco pensando que ya nada me podría sorprender. Cuando casi me obligaba a escucharle para adaptarme a las nuevas canciones, tanto como me gustaron las antiguas... Y. Sorpresa. De repente. Sin venir a cuento. Leo. Y releo. Escucho. Y me sorprendo. Me emociono. Me santiguo. Y pienso, en qué folio le llegó volando unas líneas que mi alma nunca supieron que tendría letra... Gracias. No tengo nada más que decir. Hasta el título es mío... 

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