lunes, 3 de noviembre de 2014

HOJAS DE ÁRBOLES CADUCOS

Hay cosas que no se explican. O que no les buscamos explicación. Que octubre, el mes pasado, volviera a ser la locura es una de esas cosas. Porque sin saberlo, sin esperarlo, cuando ya creía que el blog estaba desgastado y que si las hojas volaban, lo hacían lejos, resulta y va que se convierte en el segundo mes con más gente pasando por aquí desde que hace algo más de cinco años pensé en volar y dejar volar mi vida escrita sobre hojas de árboles caducos... Me sorprende. Me gusta. Me emociona. Y me inquieta no saber quiénes sois los amigos, las voces, las manos, desde donde llega vuestra curiosidad y vuestro cariño, vuestra voluntad por seguir a mi lado... De verdad que me gusta. Que emociona. Que me hace extrañar y al tiempo especial... Y os doy las gracias, como siempre. No sé si llegar a sentirme ya un blogger o prefiero este anonimato que no existe ni insiste pero que a mí me hace creer que sangro en almas sin que nadie lo sepa... Es especial.

La meteorología amenaza mañana con llover. Lo dicen las predicciones porque en 3 de noviembre el lunes solo descargó soles. Ahora ya se ha escondido. Con estas casi ocho de la tarde que parecen onces de la noche, desde el cambio de horario. Es lo único que obliga al invierno. El resto, como digo, nada. Ni presagios, siquiera. Ya veremos si el cielo se cubre y descarga, si el otoño llega o tendremos que esperar al invierno. Con sus manitas de hielo...

El fin de semana ha sido intenso. Como acostumbro. Lo pasé cenando en Clero con Richard y Laura, Javi y Noe. Alargándolo con su halloween divertido por el que pasaron tantos amigos y rematando con María Caballero y un esqueleto secuestrado en Jerusalem Rock, la nueva discoteca. Nos reímos y nos acostamos tarde. A la mañana siguiente madrugué sin apetecerme nada y almorcé en el Capricho de Ana antes de irme al cementerio. Tuve misa por la tarde y Halloween con tapas en la falla. Más amigos y disfraces.

Se empeñaron algunos en decir que íbamos disfrazados de la Naranja Mecánica. Yo tengo clarísimo que parecía más Charles Chaplin con retención de líquidos. Pero en cualquier caso, con sus quintos y sus tapas, nos echamos una noche divertida que cerramos en Cyrano.

Y a la mañana siguiente
Y a la mañana siguiente, en Pobla, en casa de Richard y Amparo comiendo la familia fallera. Me recogió Rosa en casa y nos fuimos a ver jugar a fútbol. Compramos pan y una chica me reconoció de la tele. Me dijo que había que abrirle la puerta al presentador más guapo de la tele. Yo pensé que seguramente es que trabajaba mucho y veía poca televisión. Si no, un problema de antenas. Llegamos a casa, almorzamos y comimos. Nos reímos. Mucho con los pequeños, Jorge y Daniel que no paraba de repetir: "Potabo", manera de pedir las cosas educadamente que nos pegó a todos,... Nos echamos unas cuantas risas y el cansancio, ya de noche, me clavó contra el suelo. Llegué a casa y me fui a dormir más tarde de lo que quería. También hoy, me desperté más pronto de lo que me apetecía. Tomé café con Lola y Pepa, visité el Hospital Militar, atendí a unos vecinos en el despacho y me vine andando con Gloria a casa. Comí poco (la báscula ha vuelto a hacer de las suyas mientras yo me empeño en negar la realidad, pero cualquier día alcanzó un dial de radio en gramos...), hice siesta con la tele en silencio, que hace que Sálvame sea más grave aún y ahora remato estas líneas de lunes...

Y esa sensación. La que obliga a seguir escribiendo. Que como en una película de terror, me indica, que alguien hay ahí...

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