viernes, 14 de noviembre de 2014

CHÉ

Me acosté escribiéndole a Aurora su feliz cumpleaños como se lo acabo de escribir a Manu, aprovechando que las madrugadas casi ya no son frías aunque yo ayer me puse el nórdico por la que nos pueda caer encima. Esta mañana, algunos felicitaron a mi amiga por whatsapp, y entonces me dí cuenta de cómo la vida nos va haciendo mayores. Cómo nos cambian las cosas. También, es cierto, lo acabo de pensar analizando a Alejandro desde la lejanía. Y de cierta fiereza que el león tenía y que ahora noto en calma dentro de mí mismo. Las cosas como son. La vida. Ché...

Qué expresión tan valenciana y tan bonita, el ché, tan llena de contenido. Me cogí un taxi y me fui a la Diputación, tras la estación del trenet, que a mí, siempre, me olerá a casa de la tía Ofelia. Reunión y regreso a casa. Taxi 2. Este gremio me debe de adorar. Lo reconozco. Yo soy del transporte público: dicho como ciudadano, es normal, y como político, más de uno creerá que es mentira. Bueno... Lo de aquél. Ché.

En el Ayuntamiento tomo café con Victor y Carlos. Subimos al despacho y ultimo cosas, trabajo, notas de prensa. Bajo a recoger bocadillos y como en la sede, reunido con miembros del comercio de Mislata. Bocata. Reunión y en taxi, tres, a Ruzafa. Escribo en la radio que Angelita desmantela, canción y textos de la presentación de Oloriz. Y como anuncié en el facebook: no CUENTO nada más.

A mitad mañana recordé de nuevo que era 13 de noviembre, recuerdo ahora que me atracaron tal día como hoy en esa estacioneta del trenet el año que desaparecieron las chicas de Alcásser... Curiosidades que me aparecen en la memoria, ahora, tantos años después. Porque afortunadamente, siempre, el 13 de noviembre fue el cumpleaños de mi amiga y hermana, confidente y caminanta Aurora. Maternal ahora como no lo hubiera pensado nunca, en sus cosas adultas, como yo en las mías. Pero Aurora al fin y al cabo. Igual que anoche Juan y Laura con su hijo en el "Tot és Festa", que me daría menos quebradero de cabeza si algún gilipollas no lo fuera tanto. Esto, desahogo. Ché. Que también me toca... ¿No? Aurora que siempre estuvo y calculo siempre estará ahí, ha subido y me ha alcanzado. A ver si nos vemos prontos y celebramos...

Cené en casa, caldo de verdura, con Gloria al teléfono. Me regresé a casa en bus, pero a nada estuve de volverme en taxi a casa de Mabel. No lo hice. Menos mal. Mañana viernes, dios dirá.

Y ahora, a punto de irme a dormir, he recordado que esta mañana el bueno de Juanjo se acercó al despacho y me regaló Terral, el nuevo disco de Alborán, que me asusta a marchas forzadas. Porque todo el mundo se siente en la obligación de avisarme si sale, si canta, si viene, si va... Y... Ché! Me da la sensación de ser un freakie fan de los que no soportaría...

En cualquier caso, Juanjo me ha ganado por noble. No desde lo del disco, ya desde antes. Pero me encanta contar con él en el camino de la vida y espero, también, como con Aurora, sea siempre.


Y así acaba el jueves. Aunque el escrito está en viernes, que llama a sueño. Todos los días de esta semana me he acostado pasada la una. Y eso... ¡no puede ser! Ché.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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