miércoles, 5 de noviembre de 2014

EL EQUILIBRIO EN EL QUE ME DESEQUILIBRO


Escribí: "Calma. Tranquilidad. Paz. Sosiego. Silencio. Serenidad. Quietud. Resposo. Descanso. Placidez. Equilibrio. Pausa...". Pero no sé si lo escribí como sensación en mitad de la mañana o como voluntad de lo que querría encontrar. Si la calma bajo el agua, en mitad del bullicio. Si la tranquilidad de mi alma por haber llegado mi edad hasta adónde ha llegado mirando siempre a los ojos de la gente. Si la paz que acumulo en las pocos horas que cierro en los ojos o aquella que supongo en mitad de un bosque, con mi mochila a cuestas, en un bosque perdido al que llegué en tren el fin de semana que decidiré perderme... Pensé en el sosiego con que respondí anoche en el cine a Cristina, que yo como ella, muchas veces siento una presión extraña en el corazón al pensar qué hago de mi vida. Y en silencio, como me gustaría mirar pasar las aves en su vuelo. En su escapada. Los pájaros, cuando vuelan, ¿van o vienen? No lo sé. Querría la serenidad de mi esperanza y mi desesperanza que tiemblan por encontrar una reacción. La quietud, del alma, que siento y que me sorprende en días en los que los nervios tendrían que estar haciendo temblar mi mundo. Todo. El reposo que no llega, eso sé que no lo tengo y que sí lo querria tener. Pero el resto, ya os digo. Cuando lo escribí no sé si lo hice pensando en cómo me encuentro o en cómo me querría perder. El descanso. La placidez, que tengo. Lo sé. El equilibrio en el que me desequilibro siempre, como una balanza de verdades y bondades que siempre cae de mi lado. La pausa, que querría tener. Lo sé, también. Claro que en esto lo sé.

Siguen pasando los días mientras... Y yo, aleatoriamente, escribo sin seguir renglones y me salen palabras que no sé si hablan de antes de ayer, de hoy o de pasado mañana... Sé que no son pasado reciente ni futuro inminente. Pero sé, que si no son, tendrán que ser... Así, escribo un poco mejor mis días...

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