miércoles, 19 de junio de 2013

TAN FRÁGILMENTE...



En mitad de la mañana llega una brisa del mundo verde contándome que alguien extraño, lejano, desconocido, ha empezado mal su día. Pero arremete con fuerza en contra de nuestros destinos y decide que se quedará pendiente de los pequeños detalles y que cubrirá con ellos el horizonte de su mirada a lo largo del día. Que lo que le queda hasta la noche, ha dicho, lo va a vivir de otra manera, más optimista, más detallada, más dedicada... Escribo en un avión de papel mi mensaje y se lo mando, mar adentro, sin que naufraguen los buenos deseos con que recargo a diario mi alma: preocúpate, le digo, siempre de los pequeños detalles, porque la vida te traerá todo lo demás... Y si somos capaces de vivir con intensidad cada uno de esas minuciosas cosas que nos pasan, empezaremos a comprender que en cada embiste de la vida, que como olas rompen contra las duras rocas, hay algún punto de deseo, de futuro, de esperanza...

La actitud con que nos enfrentamos a nuestro día marca mucho, aunque no lo creamos el desarrollo del mismo. La época nos empuja a sentirnos derrotados casi desde que despertamos y poner el pie en el suelo, descalzo, desnudo y frío se convierte en un esfuerzo sacrificado porque no tenemos ilusión muchos días por iniciar la jornada.

Yo sin embargo te invito a que saltes de la cama. A que los dos pies toquen a la vez el suelo. A que el día comience con una energía feroz que no se diluya en las horas. A que los embistes no te los dé la vida, sino que los resuelvas tú con una sonrisa que no desaparezca nunca... Si lo pensamos fríamente, nuestros problemas no lo son tanto como nos parecen. Los que no tienen solución, no son problemas, no son piedras que podamos saltar, directamente son cosas que nos pasan en la vida, insoldables, infranqueables, difíciles puede, pero parte de nuestra vida. Las que tienen solución, solo esperan a que emprendas el camino y desees arreglarlos. Esos, aunque no nos lo parezca, son mucho más sencillos, porque cuando una cosa tiene solución solo hay que batallar por arreglarla, por emprende el trabajo para mejorarla, para cambiar nuestras vidas y que sean más felices... Tan frágiles como un avión de papel que surca el mar, puede, pero tan contundente como las rocas contra las que batalla ese mismo oceáno...

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