martes, 18 de junio de 2013

NOCHE LLUVIOSA. KUALA LUMPUR.


Ha sido una noche de tormenta. Sin venir a cuento. Ni siquiera las previsiones meteorológicas, que tantas veces fallan, fueron capaces de avisarnos. Y sin embargo, al salir de la sede, de la reunión ejecutiva del mes, arreciaba el agua con una vehemencia intranquila. Me fui hacia casa mojándome bajo la lluvia, con el cansancio a cuestas después de un lunes, que venía de un domingo cargado, de un sábado de boda, de un viernes de cumpleaños... Así fui. Caminando bajo la lluvia, sin paraguas, después que Blancas me dejara en la esquina de Gregorio Gea y me fuera, bajo los balcones, a buscar la cama. Me fui con un insomnio y un capuccino. Jugué al triviados con Alejandro en la distancia y me dormí, entre truenos lejanos y relámpagos espaciados que me regalaron un momento de brisa fantástico.

El domingo olvidé ir al bautizo de Ana y Jose, hijos de Ana y Jose. Hay cosas que no se pueden perdonar, y ésta es una de ellas. Mis amigos, que lo son por lo buenos que son conmigo, me lo han perdonado, me han excusado y me han dado hasta razones para no poder acompañarles, pero no se imaginan lo mal que me supo. Mi cabeza, que anda tan cargada de historias y de cosas, que fallo en las elementales, las básicas, las cercanas... En fin. Que lo siento mucho y que mis sobrinos ya tienen algo más que reprocharle a este tio, que se hace mayor a destajo.

El domingo por la tarde tuve procesión. Regresé a casa y me cené una pizza: no andaba con intenciones de cocinar mucho. El lunes me desperté con la báscula y una sorpresa: en un fin de semana he adelagazado dos quilos y medio. Si eso no es actividad, que venga Dios y lo vea. O quien pueda venir, que todo el mundo anda con las agendas a tope... Almorcé en Torrente, con Vicente y Paco, además de Leo. En coche nos pusimos al día yendo y volviendo. De regreso a la radio, pasamos por Casa Rosita. Y seguimos sobre ruedas hablando de nuestras cosas, hasta que de repente se cruzaron dos palabras en mi imaginario que dejé en las manos de Leo: "Kuala Lumpur".

En las últimas veinticuatro horas, he repetido inconscientemente tres veces estas palabras y dos más de manera consciente. Además las he escrito en dos ocasiones más: wikipedia y google maps. "Kuala Lumpur". Afuera debería de seguir lloviendo, para que este momento fuera ya fantástico...

La lluvia lo inundó todo, toda la noche, cubriéndome de felicidad.

Ha sido una noche lluviosa. Hacía mucho que no sentía los vientos de la tormenta al dormir, ni que me despertara cuando el agua arreciaba. Hacía muchos años que no era capaz de disfrutar como hoy de un cielo cargado de nubes que anunciaban más agua... Y hoy, al salir a la calle, descubrí que mi ciudad parecía otra. Que el cielo triste, a mi hoy no me daba nostalgia... Y sin saber por qué, recordé Londres, y me fui al año nuevo de 2010. Y entonces recordé a Luca, aquel cantante callejero que cantaba tan bien... Y sentí de nuevo la felicidad en el corazón. Cuando vuelva a casa, buscaré el disco y dejaré que suene bajo la lluvia...

Es martes, después de un lunes intenso, lleno de reuniones, comisiones y cenas en el partido. Es el martes después de la tormenta. Es el martes, antes de muchas cosas... Que irán pasando.

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