domingo, 7 de abril de 2013

LA PRIMAVERA


El cielo anunciaba tormenta, cuando me dejaron en la puerta de casa. Raúl me trajo del tanatorio el viernes tarde, después de comer allí con Leo, en la vela de su padre. El fin de semana, que aún se alarga mañana por ser festivo vicentino, se acaba ahora, tecleando frente al flexo, con una tortilla de patatas y un cansancio bien repartido y corregido. Anoche, cuando llegué a casa, bajé a tope la persiana y me encerré entre el abrigo del edredón. Me siento relleno. La dieta tiene que ser cuestión de días o se nos echará la operación verano encima. La tele habla de armamento en el programa del follonero, mientras calculo qué escribir en el final de este domingo sin desgastes...

Salí de Cyrano a las cinco de la mañana, al final dentro de la barra me quedé con Luis y con Leo hablando. María Tomás y Marta nos acompañaban con otro chico que no sé quién era, creo. Hacía nada que se había ido Laurita y Boro con Marci y Belda. Nos reímos que daba horror, con Gabi de por medio, imaginando a Montiel y a Jimeno, dos futuribles hijos de la fiesta. Una risa, ya os digo.

Antes, arriba, Richard y Amparo, con Santy y Mar, Miguel Ángel y Moni iban contando y descontando. Habíamos cenado en la Tasca Che, al saber que estaba cerrada la feria de los vinos donde nos encaminábamos al principio. Ayer, de sábado, comprobé esta mañana que alguien anunció este blog como mi espacio de política, cuando este rincón mío y del alma, nada tiene que ver con aquello. Así que, me sorprendo con la cantidad de visitas que ayer nos acompañaron a tí y a mí que somos de visita diaria... Esta mañana, en el otro blog, escribí sobre lo que siento a seis días del congreso... Pienso en todo, en casi todo. Y me una manera racional intento ponerme en todos los futuribles... Preparo algo de ese futuro y como. Tercer día de macarrones: cociné para la calle entera. No hubo siesta esta tarde, ni casi whassaps. De repente, Álex me escribe desde Londres y nos echamos un buen rato y unas risas... Londres. Another time.

Ayer estuve todo el día en casa, menos la mañana de entierro en Castellar. Me recogieron Mabel y Laura. Acudimos a la iglesia y al salir, pasamos por un bar. Llegué a casa y  ya salí cuando Richard me dijo de irnos a la Feria.

Hoy el cielo ya no era de tormenta, aunque a ratos se ha quedado nublado. Es como si el tiempo se hubiera parado y no llegara la primavera... ¡Qué curioso! Qué poético. Que se retrase la primavera...

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