Algunas veces vuelo
y otras veces
me arrastro demasiado a ras del suelo,
algunas madrugadas me desvelo
y ando como un gato en celo
patrullando la ciudad...
Y entre los vaívenes de esa soledad del presentimiento, nos mecemos cada uno de nosotros con nuestras propias sensaciones, que ya es suficiente... Anoche tuve fiesta en la falla, fiesta andaluza, que acabó rondando las tres de la mañana cuando me fui con la gente de MIslata a la Posada de las Ánimas. La mía, anoche, se mecía entre el cansancio y la necesidad de empezar a cerrar capítulos de un libro inconcluso...
Nunca he sido de escapar ni de huir, nunca he sido de cerrar puertas, nunca me hubiera gustado ser de dejar indirectas en el camino y en mis escritos; y sangrándome la verdad, en estas hojas muchas veces he dejado entre las líneas los mensajes de lo que no fui capaz de cerrar por miedo al fracaso... Hoy el final de mis frases me lo escriben las canciones que escribo... "¿Cómo te has dejado llevar a un callejón sin salida?"... Eso cantan en el musical "Más de cien mentiras" que escucho ahora...
No me hice fuerte para romperme cuando se deshacen los sueños. Así que seguiré batallando y escuchando canciones que me ayuden a decidir cuando abandonaré esta alegría de media asta... Quizá me llené demasiado rellenando a los demás y ahora, cuando los pájaros vuelan libres y solos, yo me encuentro con la sensación de saber que mereció la pena pero en un pasado demasiado remoto... Demasiado. Debo de empezar a tomar decisiones, ahora ya. Debo dejar de moverme entre las esperas y los desesperos para cubrirme aunque sea un poco de esperanza... Debo buscar otro lugar que me conmueva como me conmovía antes, porque últimamente la alegría a media asta me deja a la espera de canciones que me completen...
Ni miro al cielo últimamente...
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