martes, 10 de noviembre de 2009

LA ESCALERA DE DIAMANTE



El diamante es probablemente el más duro de los metales. La escalera de diamante es firme, dura y sus escalones, temiblemente robustos. Recios. Cada peldaño, cada resistente y compacto peldaño, forjan la subida. Y hace tiempo que me siento subiendo por la escalera de diamante que tiene zonas con mucha luz y algunos recovecos profundamente ensombrecidos. La escalera por la que subo tiene algunas barandillas donde agarrarse. Suelen ser apoyaduras humanas que nos invitan a seguir subiendo y que nos enseñan el mejor camino de ascenso. Pero las escaleras también se bajan. Por eso, de vez en cuando, reculo un par de escalones y reemprendo la marcha.

Hoy ha sido un día de ir subiendo, pero con mucho cansancio. Hoy ha habido escalones que se han hecho más grandes, pero aparecieron ellos, como barandillas y me ayudaron una vez más. Desde primera hora de la mañana, hasta hace poco, que he vuelto de cenar, he estado el día subiendo escalones sin saber dónde acaba esta escalera ni hacia adónde me lleva. Pero voy. Cojo mis pocos bartulos para el camino y asciendo, sin preguntar, apoyándome en los que me hacéis más llevadera la subida... Pese a todo, a veces, de vez en cuando, muy en cuando, a mitad de la escalera, paro, me detengo y me pregunto: "¿sigo subiendo?". Y sí. Quiero. Seguir subiendo con mis barandillas humanas los escalones perfectamente diseñados de esta larga escalera de diamante...

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