domingo, 8 de noviembre de 2009

LA BODA DE LO PERE




Ayer casé a Pere Peris (Lo Pere) con su media naranja, Cris. Ayer le vi derrochar felicidad a raudales con una línea ascendente como la de su corbata de Armand Bassi y los ojos brillantes por ser feliz (que se lo merece y mucho). Pero ayer, con su felicidad, Pere nos invito a una comunión muy especial: la de compartir ese derroche de sonrisas y alegría que nos llevó toda la tarde y toda la noche cogidos de la mano.

No sé cómo explicaros lo bonito que fue poder ejercer de maestro de ceremonia. Lo hago con mis amigos más cercanos: Tamarit (¡Cómo olvidar tu boda!), Aurora (mi Aurora del alma, gemela de mi vida) o ayer Pere. Comenté con Mariam que quién me iba a decir tiempo atrás que acabaría sellando el amor de Pere y, la verdad, momentos como el de ayer, le devuelven a uno la idea de que las cosas, muy a menudo, pasan porque han de pasar y suceden cómo tienen que suceder... Y sucedió.



Me produjo una sensación extremadamente alegre y emotiva tener a todo el equipo de la concejalía de Juventud, sonrisa en ristre y compartiéndonos a cada momento de la noche. En momentos como los que vivo ahora, de revisión continua, miré alrededor y comprobé que por ellas y ellos, mereció la pena.

Hablé con María Elisa junto a la barra, y con Mariam, entre baile y baile. ¡Y qué bien me vino! Me reí como siempre con la mujer más feliz del mundo, que es mi Rosita Cuartero. Y con Mariajo, compañera desde hace años y reencontrada gracias a esto de la vida, que acaba uniendo y separando... Y con Jose, y con Ximo, y con Ricardo, y con Marian, y con Lourdes, y con Celia (que iba vestida de chica Bourjois)...

Ayer la unión fue la gran protagonista. Primero la de nuestro querido Pere: un tipo entrañable y tranquilo, afable en su sentido más intenso. Una persona que se ha hecho querer a golpe de trabajo y viajes a Sevilla. Que se ha convertido en un compañero inigualable y, con un candor poco habitual, nos ha cortejado y vencido a todos. Estoy muy orgulloso de él. De su trabajo y de su cortesía, de la amistad que le sentimos todos... Luego, una unión total de todos los presentes. Y yo, como equipo, me sentí arropado y querido. En estos días que pasan es mucho, mucho más de lo que tengo derecho a pedirles y ellos (ellas y ellos) me lo han regalado sin pedirles nada y sin esperar nada a cambio. Es una cuestión de amistad. Y gracias, de verdad, porque me vino mejor que nunca comprobar cómo habéis personas y situaciones que justificáis muchos de los movimientos de mi vida...



Cenamos en Puçol, en Campo Aníbal, una cena estupenda, bien regada y acompañada de la manera más selecta por los dulces que probamos. La cena fue un sinfín de conversaciones de todos los géneros y el baile, un paseíllo de copichuelas y corros donde hablar de todo. Y hablamos de todo. Hasta hubo tiempo de darse las gracias. Y ahora, una vez más, desde mi rincón escondido, vuelvo: Gracias.

La boda de lo Pere fue entrañable, como es él. Y para mí, además de la satisfacción personal de casarle y participar de su fiesta (la fiesta más pop del mundo), un orgullo y un regalo en el que descubrí muchas caricias, muchos apoyos y mucha gente con la que seguiría bailando alguna noche más y trabajando toda la vida... Gracias chicos. Gracias chicas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

casi 20.000 entradas

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