martes, 24 de noviembre de 2009

HA SIDO UN DÍA QUE NO



Hoy es un día que no. Que nos soy yo, como soy siempre. O casi siempre. Hoy desayuno ardor guerrero, con tostadas. Y me siento mal. Hoy ando perdido, mareado, con el dolor de estómago agarrado a la boca y atado. Atado de mí y de mis miedos. De mis necedades. Hoy mareo por las calles y me siento perdido con ganas de quedarme sujeto al sueño que nos deja fuera de la realidad. Y como, rápido, con ganas de descansar algo y de cerrarme, con los ojos bajados, y sentir que todo pasa en silencio y sin más.

Hoy me iría fuera del despacho el poco rato que estuve. Hoy vago vago por los pasillos del trabajo sin ganas de ni llevar mi agenda. Y me olvido al tiempo, y me abandono con las ganas de que este martes se acabe. Hoy me hago planes sin ganas y me dejo apuntado en las tareas las obligaciones de empujarme a mí mismo. Pero no soy yo.

Hoy me compro un perfume con olor a Vetiver y me quedo, cansado, dolorido en mis piernas unidas. Hoy me hago un ovillo en la cama, remolón bajo la oscuridad, esperando a que el frío me deje dentro de la cama, y al rato, me inyecto unos cuadraditos de chocolate, que siempre dan ánimo y vienen bien. Pero no. No soy yo. Y no soy yo cuando no me surgen las sonrisas y abro un paraguas inmenso, y negro, con el que no dejar que me cale ni una gota más que sobrevuela a mi alrededor. De vez en cuando, me empujo por las ideas buenas y positivas que me hacen ser más alegre, esperanzado. Pero hoy, lamentablemente, me quedo entre las líneas escritas en renglones torcidos y me siento perdido. Desmotivado. Sin ganas.

Hoy acabo el trabajo con ganas de acabar pronto y de salir fuera. De volver al frío de la calle que se combina con sol caliente a ratos pequeños. Hoy me duele el despacho, y la silla, y el ordenador que tengo enfrente. Y me pregunto mil cosas. Y no me respondo a ninguna. Y tan sólo me apetece seguir siendo un ovillo remolón que sueña con la alarma del despertador a cuestas. Hoy, los carrillos, se me cierran y empujan la sonrisa hacia abajo. Por nada en concreto, quizá por todo, o por nada mismo. Y pienso en promoverme las alegrías de otros momentos, de disfrutar de lo bueno, de felicitar un cumpleaños, de crear una cena y volver a lo que siempre he sido...

Pero hoy, por lo que sea, ha sido un día que no. Y sigo una conversación, lejanía absoluta, al teléfono con más ganas de colgar y proseguir mi camino que de seguir hablando. Y me siento vacío. Cansado. Triste. Con ganas de proclamar lo que silencio y decir que ya fue suficiente, que se acabó, que no se sigue... Pero al rato, hoy, que es un día que no, me pido calma y me insuflo silencio. Y programo las horas, para no ser el ovillo que me envolvió desde primera hora de la mañana. Y me siento triste, apagado, decepcionado, atacado por los silencios, invitado de lujo en una fiesta oscura de la que no quiero formar parte...

Mañana será un día feliz. Lo presiento. Lo busco. Lo necesito. Pero hoy, hoy no. Hoy me siento solo en mitad de mí mismo y acaricio la idea de volver pronto a ser la sonrisa que me hace más fácil y llevadero un camino en el que me van dejando caer muchas piedras...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Jai!! que te pasa?? yo en estos momentos no es que sea la alegría de la huerta, pero seguro que alguna sonrisilla nos sacamos...si me necesitas..
Un besito fuerte
Relin.

Anónimo dijo...

Muchos animos, con lo alegre que eres tu.

Anónimo dijo...

Jai, cariño. Arriba esos ánimos....para lo que necesites, aquí me tienes.

Y sonríe, aunq. cueste, pero tenemos que hacerlo.

Besitos,Kone

Anónimo dijo...

a ver si me va a tocar ir a sacarte de fiesta por ahi, nosotros siempre le sacamos la risa a todo, recuerda las gaviotas... si hay que meterle a alguien me llamas.
Alias- Policia polludo

Anónimo dijo...

Pues algo habrá que hacer para que todos tus días sean que si.

P.D.: Eres mi pelocho particular.

Anónimo dijo...

Pues algo habrá que hacer para que todos tus días sean que si.

P.D.: Eres mi pelocho particular.

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