lunes, 30 de marzo de 2009

MI LUNES DE LLUVIA



A las siete, o poco antes me despierto. Miro la hora. ¿Por qué está el punto rojo del despertador conectado? "¡Hay que estar muy imbécil para ponerse el despertador un domingo!", me digo... Al rato pienso que igual no es domingo, que si tal vez está conectado mi reloj de la mañana, es porque hoy es lunes. Lo pienso un rato. Recuerdo que regresé hace unas horas de las lluviosas fallas de Turís, tras una entretenida cena en la que no paramos ni de hablar ni de digerir grasas. Es lunes. Me duermo. Suena el despertador y me levanto: es lunes. No llueve. No como la pasada noche. Y empieza mi lunes de lluvia.

Al rato, poco, me llama Gloria. Pasamos la mañana haciendo limpieza y comentando. No para de sonar el teléfono. El cielo ha empezado a caerse en forma de gotas. Paseo con el paraguas por la azotea con una divertida llamada que me devuelve a un pasado lejano. Muy lejano. Y el cielo no para de llover.

Como con Lasa, viendo fotos recientes y pasadas. Hablando de futuro y proyectos. Un plato de pasta con paté de olivas. Agua. Un taxi y trabajo. Paso por una comisión de hacienda tranquila y rápida. Bajo la lluvia sigo con otra reunión. Y a la hora de cenar, veo la tele con un vaso caliente de leche y colacao. Mi recuperado colacao, a base de blog.

Escribo. Contesto. Reviso. Miro. Preparo... El lunes se ha acabado. Mi lunes de lluvia.

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