Cuando salimos y paseamos un rato por Valencia me encontré con una estampa, muy tradicional y conocida, la de la catedral y el Miguelete. No tenía nada de especial. Nada... Excepto la sensación tremenda y agradable de poder compartirla a media tarde con mis amigos. Algo excepcional, sin duda alguna, porque entonces la nada se convierte en el todo. Cada vez me importa más mi gente, ya sabéis cómo soy para estas cosas, pero en los últimos tiempos en los que se ha revolucionado casi todo a mi alrededor, contar con vosotros es algo tan increíble que, si siempre lo he valorado, cada vez lo aprecio más...
Al acabar el programa - va sobre ruedas, chicos - me acerco a Na Jordana porque es la noche de los Jordaneros de Honor del 125 aniversario. Una de las fallas con mayor solera de la ciudad está de cumpleaños muy especial y me regalan una noche fantástica al convertirme en uno de los jordaneros de honor. Comparto mesa con Lucía Gil y esposo - grande Javi, muy grande -, Marta Reglero y madre, Victoria y esposo, Ángeles y servidor... Otros jordaneros de honor pasan a recoger su insignia de manos de Pere Borrego. Maestro de cermonias, Julián Pastor. Y por allí, Carmen Alborch, el Delegado del gobierno Ricardo Peralta, la diputada Cristina Moreno, la alcaldesa Carmen Martínez, el doctor Cavadas, el doctor Mir, los artistas Manolo Martín y Manolo García... Y una nómina de setenta jordaneros de honor. Jordanero, ¡qué honor! Gracias. En una noche como ésta, todo es más especial si cabe... ¡Sin dudarlo! Lo pasamos de maravilla y nos reímos mucho en la mesa... ¡Qué importante es sonreír en la vida! Y yo que casi había perdido la costumbre... (Ahora no paro, ¡por Dios!).
Salimos de la sede social de Na Jordana y cogemos un taxi: dos y media de la mañana. A Lowen. Miguel Prim y Manolito comparten conversación junto a la barra. Nos unimos. Ron cola preparado y Jameson con hielo y coca cola... Risas y despechos. Conversación de amigos... La noche cae con viento inaúdito sobre la ciudad de Valencia. El taxi cruza la plaza España y compruebo los correos en la black berry... Son las cuatro de la mañana. En breve hay que levantarse para ir a trabajar...
Al despertar el viento sopla con fuerza. Tranquilidad absoluta en el trabajo. El viento sopla cada vez con más fuerza... ¿Recordáis en "Volver" de Pedro Almodóvar, como se volvían locas las pueblerinas por cómo soplaba el viento? Mensaje de Barcelona, están escuchándome en la 97.7 de la FM. A lo largo de la mañana, Valencia se enloquece... Pero todo vuelve a la calma... Como con Álex y Ángela. Risas a la primera hora de la tarde. Conversaciones de teléfono y, ahora, a la ducha... La vida continúa. Os la iré contando...
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