viernes, 13 de marzo de 2009
ALGUNOS ELEMENTOS COMUNES
Fuego: parte primera y última de todo esto. Purifica y hace renacer. De él, quiero renacer también yo. Debo. El atractivo de la llama es díficilmente igualable. Hipnotiza. La llama se convierte en la principal protagonista, como elemento, de una fiesta y de una manera de vivir. El Mediterráneo mismo, mi Mediterráneo, no se entendría sin esta pasión pasajera hecha de llamas y cenizas. De las cenizas renacerá. Y del fuego mismo. En siete días todo será fuego: todo un recuerdo. Lo malo habrá ardido para siempre y comenzará el infranqueable camino que nos devuelve a la vida. El fuego preparado ya para arrasarlo todo. Y yo, con mi fuego personal, ardiendo en el cariño de mi gente y de los muchos que van pasando estos días cerca de mí. Se agradece, vuestro calor y el del fuego... Que siempre regresa.
Comida: indiscutiblemente una necesidad de primer orden y muy especialmente del tercer mundo. Estos días rebosa, salvajemente, lo cual me hace sentirme algo culpable. Pero mejor que los platos, la gente con quienes estoy compartiendo el mantel. Lo de los huevos ayer, un homenaje en toda regla y a base de mucha risa. De risa por doquier. De no parar. Un ágape fenomenal de corte tabernero, curtido de tellinas y albóndigas a lo casero. Impresionante. La conversación con los compis... ¡Irrepetible! Rosario: insuperable.
Lugares: los frecuento todos y en distintos momentos tienen un significado especial para mí. Soy últimamente en mi vida como un vagabundo que vaga sin lugar, sin sitio, sin destino... Y no me siento mal. He aprendido a ser éxodo de mí y de muchas de mis circunstancias. Y el mundo, para que no me aburra y el dolor no me entierre, me regala miles de rincones espectaculares compartidos con gente más espectacular aún. La Taberna Vasca, un acierto repentino con manjares de dos horas de mesa. Un recuerdo difícil de borrar. Una sidra insuperable. Un vino blanco para empezar la tarde... Los lugares que aún me quedan por delante, los visitaré con igual gana,... No os quepa duda. ¿Os venís?
Monumento: La excusa de todo esto. Algunos, como el de Paquito o el de Lafarga, joyones; otros, como Jordana, un exceso de diversión, el mío, una demostración de trabajo bien hecho y en equipo... Trabajar en equipo tiene las bondades de esta fiesta y es para mí algo de lo más bello a lo que puede aspirar el ser humano. La falla es, sin dudarlo, el esfuerzo colectivo. Y ahí, gracias a los que comparten conmigo la razón de seguir luchando por lo que sea, dentro y fuera de esta fiesta...
Barandilla: Ésta, la de Luis y de Gueguel, pero podría ser cualquier otra. La de cualquiera de esas personas sobre las que nos apoyamos en el camino de la vida. Cuando el cansancio aprieta, la voz amiga, sea bienvenida. Cuando el agotamiento casi puede con todo, quiero un bastón para seguir caminando. Y ahí entran los amigos de uno, nuestras barandillas de vida. Gracias.
Soñar: lo que yo estoy haciendo despierto.
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