miércoles, 21 de noviembre de 2012

ESTACIÓN DE SENTIMIENTOS


La foto tiene sus años, del 2009. No hace falta que diga Ibiza, se presiente. Tengo dos comisiones ahora, una ducha y un programa de televisión esta noche. Tengo la calma por bandera y la alegría de sentirme tan rodeado, tan protegido... Tengo el hueco en el corazón de no saber hacia adónde dirigir lo más próximo de mi vida y la cabeza me pide calma, y la bilis fuego, y la vida calma... Eso es lo que me pide. Hoy, conseguí reubicar mis horarios: me fui a dormir a las doce y media de la madrugada dejándome unas palabras con Amparo, con quien hablaba a la salida de la falla, con Rosa, camino de Mislata, ella que me trajo después de empapelar las esquinas de la falla, y me desperté segundos antes que el despertador a las nueve y media por atajarle como única voluntad. Enseguida alcé el vuelo, emprendí la cama, arreglé algo los trastos de la casa y respondí a los whatsapps de Aurora y Ricardo (desde Londres, la envidia sana). Me encantaron algunas palabras de las que me dijeron ellos tres en las últimas horas, y las que me dejó Leo cuando me llamó por teléfono. Por algo siempre presumo de los amigos que tengo. Pero yo llevo mi camino... Ayer se asustó la gente, más de uno, pensando que caía. Ayer llegaba al hastío, que es una estación fatal donde parar el tren de la vida. Y quise acelerar para que no me pillara el atropello con el pie cambiado... Quiero variar el rumbo, coger la nueva virada, alcanzar los nuevos sueños... Los que hace tiempo que no tengo. He dejado mi vida en situación de inercia, algo peligroso, y al darme cuenta quise frenar y corregir. Ahí estoy, como un profesor en época de exámenes, hartito de tanta corrección... Yo que nunca he sido incorrecto.

Al escribir, poco antes de emprender la marcha que aún me queda por delante he decidido qué foto quería que acompañara este insulso día después. Primero coloqué la de una gallina. Luego una mía rompiendo el horizonte de Conejera, en Khumaras. Y al final encontré ésta en la que me encuentro tranquilo, plácido, reconfortado...

Era otra época, desde luego. Entre otras cosas, estabas tú. No pienses que se me ha caído noviembre del calendario, no creas que me olvidé de recordarte, no creas que me acordé de olvidarte... Con un ayer tan nuestro, cada mes que me viene, cada noviembre de otoño, te traigo a las manos y a la cabeza, al corazón compartido, como en otras fechas en las que sin darte cuenta, mi ángel de la guarda, te has convertido en la mejor de mis confidentes... Si me surgiera una lágrima ahora, porque me emociono al escribirte, la acompaño de una sonrisa para que sepas qué dulce fue estar a tu lado. Y tenerte al nuestro... Que no te olvido, por muchos noviembres que me sacudan. Un beso.

Lo dicho. El día ha sido de resaca de aquel S.O.S. lanzado al cosmos. Me llaman la atención Amparo y Aurora, tan diferentes ella, asegurando mi capacidad de trasladar al mundo mi ánimo... Y yo que siempre me he sentido tan reservado, parece que a fuerza de goteras y lluvias internas, he conseguido saber cómo descargar este saco, a veces losa, de las emociones y las vidas. Me encantó un mensaje de Ricardo: "La vida es amarga para que podamos disfrutar mucho los momentos dulces"... O algo así. La mía, en términos generales, es muy dulce. Pese a ello, necesitaba hacer una parada en el camino, en la estación de los pensamientos, y perderme con un tren en el que partir yo solo... Al final, mis amigos, no me dejaron. Una vez más y como sé que pasará siempre. Pese a ello, el empeño a veces debería de atreverse a conquistarme con más batalla. No son días fáciles para nadie y yo, que me siento tan afortunado en la vida, siempre me he creído sin motivos para levantar la mano y decir: "Aquí estoy. Y hacia adónde...". Y que alguien respondiera por mí... Soy un tío fuerte. Lo sé. Me lo dicen y lo sé... Pero echo en falta quedarme como un ovillo soñando sobre una libreta al escribir nombres y destinos, manos y alegrías, sueños y mañanas... El mañana de mañana que me parece tan gris y tan igual al ayer de ayer... Por eso, me paro, me ataco de energía y me pongo en positivo. Como yo soy. Como me decís que tengo ser. Aunque sea por egoísmo, como me decía Leo, porque le pueda hacer falta a su lado, haciéndole sonreír... Pues bendito egoísmo, compañero.

Esta mañana me dijo Leo que igual me falta la pizca de suerte que me merezco... Cuando me llegue, os lo diré.

Pd: Soy un tío realmente afortunado. Gracias.

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Noviembre encriptado (15)
La mitad de mi camino lo hice yo, la otra mitad me ayudaron o lo deshice. Llega un momento en la vida que te asusta el no haber tomado las decisiones correctas. Yo, hoy, creo que no me equivoqué mucho... Pero, ¿hasta cuándo se está a tiempo de corregir el rumbo? Tocará apretar fuerte, lo escribo para dejármelo claro. Para creerme. A mí mismo, que me doy igual... 

1 comentario:

Anónimo dijo...

La suerte no se encuentra azarosamente, se sigue y se persigue hasta el infinito. Al constante siempre le llega.

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