martes, 20 de noviembre de 2012

DESDE HOY


Hice de tripas corazón. El día de hoy, no ha sido malo, ni mucho menos, pero me ha dejado cogido a la colleja, como una mala resaca o un aviso de que te vigilan, la sensación de estar siempre saltando obstáculos por el camino. Me despertó mamá a una hora imposible, vía teléfono, para decirme que vendrían a comer. Me puse ahí las pilas y recordé que ayer se me hizo eternamente tarde porque después del "Tu cara me suena" echan en la tele (qué expresión tan española, el echar por la tele) un programa sobre casas espectaculares que se llama, como no, "Vaya casas". Salió una finca en Ibiza de diez millones de euros. A mí se me rebotó el alma, se me recogieron los sentidos y me explotaron las ganas de isla, de isla blanca. En pleno noviembre.

Me levanté y antes de ponerme cara el ordenador ya había decidido no desayunar nada. No tiene nada que ver con la báscula: 88,500. Encendí el ordenador y en nada tenía a Leo preguntándome qué dónde estaba, que qué hacía... En casa. Con el móvil apagado, porque ni recuerdo dónde está ni le queda vida al pobre. Le dí el fijo y me llamó. Hablamos de trabajo, básicamente, de lo que hay entre hoy y mi futuro: en pasar Nadal. Y desapareció entre el tiempo más inmediato la conversación. Encendí el ordenador y tuve la necesidad de escribirlo:

Hay días que se hacen muy difíciles, muy cuesta arriba, porque crees que todo está encarrilado en tu vida y de repente te encuentras otra piedra en mitad del camino... Cuando tienes muchas piedras, puedes resignarte o intentar saltarlas siempre. Lo primero derrota, lo segundo agota. Una amiga mía me dijo una vez que hay gente que estamos en la vida para saltar siempre obstáculos. Yo parece ser que
 soy uno de ellos... Aunque llegan días que me canso... Que me agoto. Y ante eso: o me dejo derrotar y me resigno o me pongo las pilas y vuelvo a saltar. Y creo que tengo que seguir saltando, porque la derrota no será mejor opción y porque en el fondo no sé resignarme... "Así que, Jaime, coge fuerzas y a empieza a saltar piedras" me digo. Aunque no sea lo que más me apetezca en estos momentos... El camino debe continuar y hay que decidir cómo queremos hacerlo... Uf! Cuesta arriba...




Lo dicho. No es un mal día. Pero sí un día de decisiones. Esperaba que salieran algunas cosas que vuelven a complicarse, así como tira mi vida siempre, complicándose a ratos y llenándose de luz por otros. Por eso dije que no tengo motivos para quejarme. Cierto es que se complicó algo más la meta, a la que llegaremos o a otra carrera, pero a veces pienso si todos esos grandes golpes de suerte que tengo (soy un tío en el fondo afortunado, o así me gusta pensarlo) no podrían conjurarse bajo los designios del universo para dejar el camino un poco más allanado... Hoy, por algo, tenía que expresarlo, que decirlo...

Me llovieron una caterva de mensajes por face incluso algún whatsapp o llamadas, como la de Planells, a la que tengo que darle las gracias por haber acudido al "ese o ese". Gracias a tanta gente con la que cuento, aunque si apenas me conocen. Y aquellos que me tienen más cerca, con sus intentos, saben cómo conquistarme, de recuperar el brío que debo volver a tener...

Los días pasan a una velocidad beligerante. Se va otro. Yo a la ducha y a la falla, a hacer falla. Me temo que con poca compañía. Luego a dormir, espero que antes de que nos den la una y mañana con el despertador cambiado a hacer algo más que esperar a que llegue el programa de la tele... Hoy limpié la habitación y vinieron los papás a comer. Por la tarde me puse a ensayar la presentación y todo se hizo negro. Poco más. Y ahí voy. A ese poco que nos queda y que debo movilizar. Se acercan cambios, seguro, pero o me positivizo ante lo que venga o no sé qué pasará con nuestros tiempos fríos en las próximas semanas... Hoy, por hastío, por cansancio, por dejadez, por lo que fuera, he sentido el otoño acunarme entre pacíficos brazos que se paran. Y mi cabeza me dice que me mueva antes de adormirme más... Despierta. Despierto.

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Noviembre encriptado (14)
Cada sonido pensé que era un mensaje esperado. Y desespero cuando el silencio lo cubre todo y el eco me trae el vacío de regreso. No hay nada que no supiera que podría pasar, y aún así sigue pasando... Cada sonido. 

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