viernes, 9 de noviembre de 2012

BODEGÓN OTOÑAL


Carlitos me escribe cuando voy a empezar la entrada del blog (Carlitos es Galiana para la gente del artisteo, pero yo le llamaré Carlitos desde hoy porque sabéis que tengo una capacidad única para cambiar los nombres y buscar motes del colegueo). Últimamente me salen "primos" y "primas" (sin riesgo, o sin casi) como mote de amistad y así acabo diciendo "aquí mi prima" o "allá mi primo aquél". Lo dicho, que cuando voy a empezar por hoy, con este bodegón de otoño, Carlitos me envía preguntando de dónde sale el tiempo que gasto. Pues probablemente me planteo ahora que de derrochar muchos segundos y de dejarme otros tantos sin dormir. Pero lo más sorprendente, alguna vez creo que ya lo he dicho, es que sólo me llama la atención cuando alguien me lo señala, porque de verdad que siempre he creído que todo el mundo anda a velocidades raudas (oídos necios), y sólo caigo en que no es así cuando alguien me dice: "¿de dónde sacas tiempo para tanto?" o aquella otra frase de "¿Cómo llegas a todo?". Pues no lo sé. Pero me entran ya los vértigos porque pienso en el sarao de esta noche, la cena benéfica de Cortes, los playbacks de anoche, el pleno extraordinario que nos han colado hoy para el lunes, la boda de Conchín mañana o el ensayo del domingo con comida casalera... Vamos, que parar no paro. De aquí, aquello que ya comenté una vez y que os pido encarecidamente a los amigos que alguien se encargue de decir en mi velatorio: "Se ha muerto, pero joder hasta que se ha ido, cómo lo ha vivido...". La intensidad, viene de casa: el exceso, siempre lo dije, para lo bueno y para lo malo. No hay nada como el barroquismo valenciano.

Esta mañana me despierto mucho más tarde de lo que debiera. Voy al banco a por la tarjeta de crédito que no me traen y de vuelta a casa, paseo con mi empeño de comer patatas asadas. La báscula se quedó hoy en 87,800. Camino del Consum me encuentro con "El Julivert", la tienda que me llamó la atención al volver de vacaciones. Entro y compro: rebollones (rovellons valencians), mandarinas, patatas rojas, tomate raf y pimientos del padrón. Me queda una cesta de lo más otoñal. Y una sensación fantástica de haber descubierto un nuevo rincón... Muchas veces lo comento, y lo sabéis mi gente, que disfruto barbaridad de las pequeñas cosas, de los pequeños detalles. Hacer una compra como la de hoy y descubrir, vía paladar, la calidad de estas cositas cocinadas con amor (propio) me hacen disfrutar. Los pequeños detalles. Aunque para calidad, la de anoche en la presentación de un nuevo espacio de comida gourmet, Vicente Castillo, en La Gallera con vinos, jamones, quesos y productos más que exquisitos. Luego una noche de playbacks en Sala Canal y a la una a casa, aunque no me acosté hasta las tres de la mañana.

Voy a ir dejando que se pierda mi hoja de hoy. Sigo con la lengua quemada por la patata asada y con un letargo conducido por un cielo nublado hasta el exceso. Cielo gris, puro poema. Vamos por el 9 de noviembre y se cae 2012 a una velocidad bárbara. Los años impares son los míos, siempre lo dije. Espero que 2013 lo demuestre, que también toca... Ahora, planeando con Leo la noche de hoy y luego, como dijo aquel, ya veremos...

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Noviembre encriptado (7)
Me acuerdo más a menudo de ti de lo que no podrás saber ya nunca. Noviembre siempre será tuyo, aunque no te lo quiera decir. Sonrío cuando vuelvo atrás y recupero tantas cosas y al final, con cierta nostalgia, te lanzo un beso para que te lo lleve el viento. Me acuerdo mucho de ti. Y así te mantengo con vida en el corazón y en la melancolía, con la que pasearé tantas noches de otoños ocres y de fríos inviernos.


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