A la ducha. Cierro el viernes en casa, viernes con ahora de lunes lluvioso. No ha estado nublado ni nada por el estilo, pero anoche, de jueves, parecía un domingo y esta mañana, pues de lunes. De lunes que costaba levantarse de la cama. La manta tiene sobre mí, y nunca mejor dicho, una extraña fuerza que condena la alarma a luchar contra su afonía. Me quedé tumbadito, revisé los twitters y los facebooks, todo lo que me dejaba mi móvil, todo lo que fuera no tener que tantear el frío suelo a la búsqueda de las zapatillas. Cuando me decidí el frío no era tal. Me desperté con el hartazgo de la cena de anoche en el Tommy Mel's. Nos reímos, comentamos y nos resumimos la vida, Noe y Javi, con dos hamburguesas y un sandwich de por medio. Con unas patatas y unos nachos. Con un brownie compartido... Y un cortado. Normal que esta mañana aún tuviera por resaca gastronómica unas pocas ganas de comer que alargué por todo el viernes y aún ahora, que tenemos la primera presentación, y he quedado con Félix y Amparo en la falla, siento que me queden ganas de comer nada... El día lo dediqué a escribir la presentación, como cuando de niño mis trabajos del cole salían a última hora, con una precisión absoluta, pero en el último instante, sintiendo el apuro absoluto de la faena que no se hizo. Afortunadamente, cuando dejé de ser Peter Pan, adquirí nuevos métodos de trabajar que ya arrastro de seguido. Escribo, me río, escucho música, chateo algo, pocos ratos, voy creando situaciones y personajes y me inyecto ganas de que acabe todo bien. Que lo conseguiremos, una vez más.
Comí unas chuletas, patatas y huevo. Soy consciente de que dije que no tenía hambre. Pero en cuanto a los pecados capitales cada uno se asocia el que le place. Y yo me quedé la gula. Lo reconozco, lo reconozco hasta cuando me abalanzo sobre la báscula de casa, que siempre da una cifra similar. O está estropeada o yo no adelgazo... Estará estropeada, calculo.
Ahora me voy ya. A la ducha, al autobús, a la falla, a la sala Canal y dudo que me acueste tarde porque ayer acabé con una fanta de naranja en la madrugada y ganas de irme a dormir. Y mañana hay charanga por la noche y escritura por el día. Pero también soy consciente que nunca puedo saber cómo se resuelven mis noches entre sorpresas y ganas de meterme, una vez más, bajo la manta.
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Noviembre encriptado (2)
Reconozco que me gustaría de repente un mensaje, sin esperarlo, como resumen de todo lo que pasó y que cerrara una puerta y abriera otras. Es necesario en la vida siempre que abramos y cerremos puertas. Y no sé si tú lo sabes, porque en lo emocional calculo que nunca te has manejado cómo yo. Quizá eso es parte del problema mío: los límites que cada persona le ponemos a nuestras vidas, en lo bueno y en lo malo. Y yo, lo dije mil veces, para los dos límites suelo ser excesivo. Pero calculo así, si de repente, se tendiera una mano, pues probablemente tendería la mía. Cuestión de lazos. Ya dije que creo que no pasará... Lo que no sé, entonces, es después de tantos ayeres qué mañana nos queda...
viernes, 2 de noviembre de 2012
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