sábado, 3 de noviembre de 2012

CORTEZAS Y CERTEZAS


Cada vez me sorprendo más de la virtud con que selecciono la música que me acompaña cuando tecleo. Keane, "Everybody's changing". La tarde se cierne a velocidad de bólido y cae a su paso con nubes negras que condenan la noche a llegar antes. Tengo dos presentaciones falleras que Yajaira apuntó anoche en nuestro calendario fallero y en breve salgo disparado a por el autobús porque he quedado con Félix y Amparo en la falla y así acudir juntos. A la noche cena de chicos de la falla... Porque ellas decidieron lanzarse a organizarse una y por rendición caemos nosotros esta noche alrededor de La Estrella (que todo lo guía). Anoche ya compramos allí el bocadillo, Richard y yo, luego llegaron Marga y Elías. Cenamos en la falla Rafa, Amparo con los críos, Richard, Marga y Elías, Mari Carmen Planells y Miguel, Laura y Sergi. Una reducida mesa en mitad del viernes, en mitad del puente éste que ha venido a descontrolar un poco más nuestro descontrol absoluto. Enseguida nos fuimos Amparo, Nerea, Aaron y servidor a la sala Canal para nuestra primera presentación: Amparito de Vivons. Mucha gente conocida y un retraso de hora y cuarenta minutos. ¿La gente por qué nunca minuta sus espectáculos? ¡Error!

Me quedo prendado ahora mismo de las cosas que me sorprenden: al escribir "cortezas" descubro una zeta que se cuela sonora y escondida. ¿Cuántas veces usamos esta letra? Me ha chocado que hace poco la encontré en mitad de unos "escozores"... Debe ser que tengo demasiado tiempo libre en esta agenda que me apremia, porque entiendo que no son cosas que tengan que llamar la atención... Pero a mí, ya lo sabéis, que me pasen estas cosas me estimulan y me parecen de lo más emotivo... La zeta: qué letra, pardiez.

Cuando acabamos de la presentación me dejaron en la calle Cádiz, Amparo me había dicho que acudiera. Estaban Richard y ella con Sergio y Laura en el Tocado. Ni recuerdo cuánto tiempo hacía que no me sentaba allí. Y empezó a chispear, levemente, cuando nos dijeron que entráramos en el local, como hicimos. Hablamos de cosas de la falla, de presentaciones, de poco más... Apuramos la copa y nos fuimos. Me llevaban Amparo y Richard a casa cuando me sonó el móvil: Susa. Estaba con Ángel en el Cyrano y allí me acerqué. Leo me abordó en la puerta para irnos a Mya, pero no tocaba. Nos quedamos en la barra del bar hablando de todo y organizando un poco el mañana. Hasta que me trajeron a casa. Eran las cuatro y pico de la mañana, por eso, al despertar me enredé una vez más en mi manta y mis pensamientos hasta que salí a la vida. Limpio poco, organizo algo la casa, casi nada, planteo hacerlo mañana y me preparó para llegar a las presentaciones que tengo. Arroz caldoso, tarde de otoño y una nueva víctima del Madrid Arena. Pena.

Me encuentro en un momento de prolongación, ni bueno ni malo. Dejo que se arrugue la corteza de mi vida con algunas alegrías y ninguna pena. Alguna calma grande, si acaso y una predisposición a que las horas y los días nos vayan llevando. No tengo la sensación de dejarme arrastrar, ni mucho menos. Pero tengo la certeza de no estar buscando nada y empiezan a darme ganas de limpiar, arreglar, reordenar... Esto, como cualquier otra cosa, no es más que indicio de una voluntad de reorganizarme que no llega... Y habrá que dejarle espacio. Como a la zeta, cuando se cuela entre las palabras.
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Noviembre encriptado (3)

De verdad que nunca le eché las cuentas en ello, pero es algo que me ha venido pasando toda la vida y hablo desde este ecuador de madurez, que siempre me han ido llegando cosas a la vida de manera sobrevenida y muchas de ellas las acepté, no por resignación, pero sí como mandato divino. O del destino. El caso es que me hallo una vez más ante una tesitura que no sé si es la que más me place, pero acato lo que tenga que venir, porque la fortuna, que casi siempre me trató con un mimo destacable, hace y deshace a su eterna voluntad. Que es virtud. Así, ahora, en mitad del camino, sigo dando pasos sin saber si me apetecería pasear, pero entiendo que, algunas veces, y en mi vida son casi todas: las cosas siempre suceden por algo.

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