VERTIGINOSA VELOCIDAD

Acabo de ver la serie de telecinco sobre el 11M, el primer capítulo. Está bien. Me remueve la memoria, que es selectiva, muy selectiva. Hace ya más de siete años y sin embargo recuerdo perfectamente aquella mañana. El tiempo pasa veloz, por eso, de vez en cuando, cuando pienso que tengo por delante mucho tiempo de algo que no me apetece, como puede ser el tiempo hasta las vacaciones, me hago la idea de que al final el tiempo se pasa rápido... Y así es. Hace nada era un niño. Soñaba con subir a Sarrión para encontrarme con Aurora, con la que mantenía correspondencia todo el invierno. Con José, con Hugo,... De muy pequeño, de casi todo pequeño. De cuando mi amigo de fuera era Manolo y jugábamos a indios y vaqueros en su replaceta. No sé si Manolo se acordará, pero yo tengo grabado aquel fuerte, mis caballos, los indios,... como si fuera a fuego. La memoria es selectiva, ya lo dije... Y si miro atrás, ¿qué compruebo? Pues que finalmente es cierto que al final el tiempo pasa veloz. Hoy es cuatro de julio (el día grande en Estados Unidos) y hace un año estaba de regreso de la boda de Maijo y Lázaro. Hace dos años estuve presentado una gala en Torrent de Moros y Cristianos... Hace tres, en el templo de Loto, en Delhi... Hace cuatro, surcando el Nilo...

Mi vida pasa, con capítulos preciosos... Duros algunos. Otros tremendamente dolorosos... Otros geniales e inolvidables... Y pasa a veces con una sensación vertiginosa... ¿Hacia adónde va ahora? No lo sé, pero lo sabremos pronto...